Capítulo 40

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Me congelo, no puedo responder a eso. Cuando me doy cuenta estoy llorando y ya he colgado. Simplemente era demasiado para mi. No puedo enamorarme de nuevo de él.

No contesté a sus mensajes o a sus llamadas. Uno, dos, tres días. Habían pasado cuatro días, cuando alguien tocó mi puerta. Acababa de despertarme, llevaba una camiseta holgada y un short corto (bueno, era muy corto). Abrí la puerta y me sorprendió, estaba ahí, frente a mi. Asa llevaba una sudadera Supreme, como siempre su adorada marca, parecía un poco confundido.

- Pensé que no estabas. Pero veo que estas y... - me miró de pies a cabeza- muy bien.

- Ahorrate tus comentarios, ¿que haces aquí?

- Solo venia a ver si estabas bien.

- Ya me viste, puedes irte - iba a cerrar la puerta, pero el puso su pie.

- No.

- Asa, no se por qué viajaste hasta aquí y no me importa.

- Vine por ti.

- Lo se!!! Si no, no estarías aquí. Pero eres mi amigo y pudiste haberme llamado.

- Lo hice, pero no contestaste.

- Touché!

- Dejame pasar.

- Tendrás que esperar a que me bañe, ni siquiera he hecho el desayuno.

- No deberías de cambiarte, te ves bien así - dijo guiñandome un ojo.

- Cierra la boca.

Fui a bañarme, no sabia que usar. Mientras me bañaba pensaba en que podía estar haciendo Asa, seguramente hurgando alguna cosa por ahí. Duré como media hora, ocupaba aclarar mis ideas. Me puse unos pantalones negros ajustados, con unas botas militares y una camiseta gris holgada. Salí del baño y Asa estaba en mi habitación mirando la gaveta de mi ropa interior con curiosidad. Tenía en su mano un cachetero negro de encaje. Mierda. Cuando sintió que lo estaba observando volteo su cabeza, tenía una sonrisa que era entre divertida y pervertida.

- Algún día deberías de usar esto para mi.

- Nunca.

- Vamos Alice, te verías hermosa, -lo fulminé con la mirada y se corrigió - no es que no lo seas ya, pero te verías... Sexy -oír estas palabras me hicieron ruborisarme.

- Vamos Asa, sal de aquí -dije cerrando la gaveta, que sonó como si lo hubiera hecho con mucha fuerza.

- Tranquila, no te enojes -Caminé a la cocina para preparar el desayuno y abrí los ojos como platos - por cierto, olvidé decirte que preparé el desayuno.

- ¿Desde cuando cocinas?

- Hace unos años... -Nos sentamos a comer y cada vez me sorprendía más.

- Está delicioso!!!

- Sino no te dejaría comerlo.

- Si claro, seguro me dejarías morir intoxicada.

- Antes moriría yo primero -dijo acercándose a mi rostro- o podríamos ser como Romeo y Julieta.

- No- dije alejándome de su rostro.

- ¿Cuanto tiempo me evitarás?

- No te evito, sino no estarías aquí.

- Por favor, me estas evitando.

- No - Asa se puso de pie, me miró a los ojos y fue acercándose, se detuvo muy cerca de mi y habló.

- Me dejarías. - Alzó la ceja de una manera tan sexy que casi muero.

- No - me alejé sonrojandome y fui a lavar mi plato.

- Ves lo que digo!!!!!

- Asa, ya!

- Pero... Alice, yo solo...

- Nuestra historia ya terminó.

- Para mi no.

- Ahora no me vengas a decir que no, tu terminaste conmigo.

- Pero intento volver.

- Pero yo no - se acercó y me volví, viéndolo directamente, el puso las manos en el fregadero, acorralándome.

- Solo dime que no me quieres - dijo esto con unos ojos llenos de lujuria, pero también como si me estuviera pidiendo algo. Me besó, lenta y suavemente. Le seguí el beso, bajo por mi cuello y yo puse una de mis piernas al lado de las suyas, acercándolo. Me habló entre un gemido - Dime que no te gusta.

- No puedo, pero tampoco puedo estar contigo -dije alejándome de nuevo.

- ¿Por qué?

- Porque no creo que me quieras .

- Viaje hasta aquí, ¿crees que no me importas?

- Creo que tienes demasiado tiempo y dinero que no sabes donde gastarlo.

- Está bien, me voy.

Tomó su sudadera (que se había quitado) abrió la puerta y se fue. Me quedé ahí viendo la puerta, sintiendo como mi corazón se encogía, sentí como si lo fuera a perder y no quería sacarlo de mi vida. No quería que me dejara, no quería que se fuera, dolía y dolía mucho. Me sentía desprotegida, me sentía sola.

Salí a la calle, lo vi a lo lejos. Corrí detrás de él. Cuando estaba muy cerca solo lo abracé por la espalda, nunca crecí lo suficiente para estar a su altura, sonrió con este pensamiento, pero lágrimas recorren mi rostro y después de mucho tiempo siento mariposas en el estomago.

- Tal vez deberías de quedarte.

- ¿Cuanto tiempo?

- Por siempre.

Él se giró y me miró.

Él volvió a sonreír y sonreía solo para mi.

El encuentro (Asa Butterfield Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora