«Dime», —contesté aun en el umbral.
—Max, ¿qué haces aquí tan pronto? —preguntó Nat desde el sofá junto a Christopher—. ¿Pasó algo?
«Pero en persona».
—Eeeh. —Negué con la cabeza—. No sabría ni por dónde empezar.
Miré mi teléfono sin saber qué contestar.
—¿Pero estás bien? ¿Pasó algo malo? —insistió y se puso de pie para caminar en mi dirección.
—Define malo.
—¿Estás bien? —Me tomó del brazo.
—Necesito un vaso de agua.
Me senté en la barra de la cocina. Christopher se acercó a mí y me puso la mano en el hombro, moviéndola de arriba abajo para reconfortarme. Entonces fue cuando asimilé que seguía muy en shock. Miré la pantalla de mi teléfono, él continuaba en línea, esperando que le respondiera. Me dije que, dada la escena anterior, a Ramiro no le haría ni una pizca de gracia que yo hablase con mi ex, pero sabía que a una parte de mí le resultaría intolerante dejar pasar la oportunidad de escuchar lo que fuese que él tuviese para decir.
«Está bien, pero en el estacionamiento de mi edificio. Le avisaré al portero para que te abra».
«Llego en unos minutos».
Natalia me miraba esperando que hablara, así que tras avisarle al portero, le pedí disculpas a Christopher y me la lleve conmigo a mi habitación.
Mientras le hacía un breve resumen a mi amiga de todo lo que había ocurrido, comencé a cambiarme. Me saqué el vestido y los zapatos. Me hice una cola alta en el cabello. Me puse una sudadera corta y unos pantalones de algodón con unos tenis.
Nat, al igual que yo, no se creía todo lo sucedido. Que Ramiro estuviese involucrado de alguna manera con mi ex, era la madre de las coincidencias. Nat no objetó mi necesidad de hablar con mi exnovio, pero sí me recordó que debía hacerlo solo para cerrar el ciclo.
Asentí y entré al baño porque con todo mi estrés me habían dado ganas de orinar. Me sobresalté, pues mientras me lavaba las manos Nat tocó la puerta. Me anunciaba que tenía un mensaje nuevo. Él había llegado.
—Dile que suba, ¿no? —dijo al verme salir.
—No, prefiero hablar con él abajo, sin la preocupación de que tú o Christopher me escuchen.
—Pero podemos irnos a mi habitación.
—No, no, prefiero que estemos a solas.
—Avísame cualquier problema al teléfono.
—Él no me va a hacer nada. En serio —afirmé con seguridad.
—Más le vale o le corto las bolas con un cuchillo de mantequilla como debí haber hecho hace mucho.
Mientras bajaba en el ascensor los nervios me apelmazaron. Pensé en que nuestros últimos encuentros habían sido un desastre y que el que se aproximaba tenía todos los ingredientes para obtener resultados similares o peores.
Vivía en un edificio viejo con ocupantes, en su mayoría, de edad avanzada que no salían a esas horas de la noche, por lo que el recibidor estaba bastante solitario. Abrí la puerta que conectaba con el estacionamiento y me encontré con el brillo de las luces traseras de su auto a lo lejos. Me dije que debía ser valerosa y enfrentar la situación.
Abrí la puerta, tomé asiento y lo miré de reojo, pero sin encararlo. Me incliné y la cerré, lo que consiguió que la penumbra del interior del vehículo nos abrazara.
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A la Máxima (completa)
Teen Fiction«Salir con un hombre como él está mal. Máxima lo sabe, su lógica se lo dice, su mejor amiga se lo recuerda. Aun así, decide hacerlo». El semestre comienza y Máxima se entera de que hubo un error en el sistema de las inscripciones de la universidad y...
