Setenta y tres

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Epílogo

Tenía más de una hora hablando con Nat y Fernando y no paraba de reír mientras él me contaba los detalles de su insoportable jefe. No hacía más que imitarlo, histriónico, mofándose del tipo que al parecer era odiosísimo. Luego, mi mejor amiga y yo nos pusimos al día. Habíamos pasado varias semanas sin poder hablar largo y tendido, solo habíamos tenido oportunidad de enviarnos unos pocos mensajes.

Le hice un breve resumen de mi mes, pues Nat no era muy dada a conversar de mis temas académicos. Cuando llegó Claudia, la línea se llenó de gritos de alegría y Fer nos acusó de sonar como unas gallinas escandalosas.

Les comenté lo obvio, los extrañaba un montón, no solo a ellos, el clima también. La nieve era muy bonita, pero tener que palearla para poder salir de casa y vivir permanentemente congelada durante el invierno, era como mínimo, poco atractivo, aunque a decir verdad, ya me había ido acostumbrando.

—¿Entonces no vas a venir para Navidad? —preguntó Clau desilusionada.

—Noup. No busqué un boleto con tiempo y ahora todo está carísimo por estas fechas y no quiero que mis padres gasten en eso. Ya saben que estoy ahorrando y que el dinero de la beca es para lo fundamental y que la mayoría se me va entre alquiler y comida. Mis papás han insistido mucho, pero yo les he asegurado que estaré bien. Además, es probable que el cambio de clima me pegue muchísimo.

—Qué lástima que solo tengas amigos pobres incapaces de darte dinero —dijo Nat y torció la boca.

—Que coñazo pasar las navidades sola —agregó Fer cuando se sentaba en el sofá junto a mis amigas.

Me encogí de hombros. Una parte de mí quería probarse a sí misma que podía estar por su cuenta.

—¿Y el Lassi de mango? ¿No va a estar contigo?

Comencé a reírme por ese sobrenombre que se había inventado Clau.

—¿El qué? —preguntó Fer con cara de confusión.

—Es que no sé qué sabores de helado hay en la India, así que el nuevo pretendiente de Máxima es un batido de yogurt con mango.

—Clau, Ravi es inglés. Pero sí, o sea sus abuelos y sus papás son indios.

—¿Cómo cogen los indios? —preguntó curioso, Fer.

—No han cogido, ni se lo ha mostrado todavía —dijo Clau, muerta de la risa.

—Me parece genial que mi vida los entretenga tanto, sobre todo, porque Claudia tenía un buen rato sin hablar en nuestro chat grupal, pero resulta que sí ha leído todos los mensajes.

—La invitó a patinar y luego le dio un beso, nada más —agregó Nat.

—¿Pero te metió la lengua o algo? —continuó Fer.

Mi amigo apoyó el codo en su rodilla y se llevó la mano a la mejilla en señal de interés.

—Se la metí yo —respondí entre risas.

La verdad era que necesitaba hablar con ellos, me reía demasiado, era como si estuviésemos todos juntitos en el sofá y no a miles de kilómetros.

—Ok, sí, ¿pero el Lassi de mango se va a ver a sus padres o se va a quedar contigo? —insistió Clau.

—Se va a ver a sus padres. —Hice una mueca—. Me reuniré con otros estudiantes extranjeros desahuciados para celebrar.

—¿Y la otra? —preguntó Nat, refiriéndose a Amy, la chica que vivía conmigo.

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⏰ Última actualización: Aug 08 ⏰

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