Estaba aún analizando qué decisión tomar, cuando escuché una voz masculina que me preguntaba qué hora era. Giré a mirar al chico que me hablaba. Se había doblado sobre sí mismo, con las manos apoyadas en las rodillas a la vez que inhalaba aire profundamente, pues tal parecía que había subido las escaleras corriendo y necesitaba recobrar el aliento.
Cuando se irguió me quedé bastante impactada, era alto, asiático y muy guapo. Tal vez había estado viendo demasiados doramas con Nat, al punto de haber adquirido un gusto por los asiáticos en general, pero a mí que me costaba encontrar tipos altos atractivos, este pareció aparecer para decir: mírame, Max, mírame mucho.
—¿Aun se puede entrar a clases? —preguntó de nuevo.
—Ni idea —Miré la hora en mi teléfono y negué con la cabeza—. No lo creo.
El chico se acercó a la puerta y con sumo cuidado hizo girar la perilla, por lo que tomé la oportunidad de chequear toda su anatomía como era debido, con eficiencia, pues se merecía ser sabroseado muy bien. Era muy guapo.
Se giró hacia mí con una mueca de fastidio. Habían colocado el pestillo en la cerradura. No pudo entrar al salón.
—Esto es lo único malo del profesor Diego, cierra la puerta en las primeras clases para acostúmbrarnos a llegar temprano.
—¿Lo único malo? —solté irónica y el chico me miró confundido.
—¿No te cae bien?
—No, para nada bien.
—¿Por qué? El profe Diego casi no jode. Cuando me enteré de que iba a dar generación de potencias me alegré.
—Por lo visto hemos tenido experiencias diferentes.
—¿Entonces para qué inscribiste la materia con él?
—No lo hice. —Busqué mi teléfono—. Esta es mi planilla de inscripción. —Le señalé la pantalla en donde se leía el nombre de Dalila—. Hubo un error en el sistema y ahora tengo la materia con él.
—A una amiga le pasó igual con otra materia. Pero Diego explica mejor que Dalila por mucho, es jodido para los exámenes, pero si estudias no hay problema.
—De nuevo, creo que no hablamos de la misma persona, el profesor Roca es un cretino integral. No lo soporto. —Suspiré haciendo una pausa—. Discúlpame por el drama no solicitado. Mi nombre es Máxima, pero me dicen Max.
Extendí mi mano hacia él que no tardó en estrechar de forma amable.
—Juan.
Lo miré confundida y él pareció notarlo pues me mostró una linda sonrisa.
—No deberías tener un nombre más...
—¿Étnico? —Me interrumpió y rio—. Mi abuelo era filipino y por si no sabías Filipinas fue colonia española por varios siglos, así que los nombres y apellidos españoles están muy presentes. De todas formas, soy latino y prefiero tener un nombre que las personas puedan pronunciar bien y no como sucede con mis amigos de familia china.
—Ah, yaaa... Tiene sentido. Aunque no fue como que lo pensaran mucho.
—Cierto, pero te prohíbo que me hagas bullying por eso —dijo riendo de nuevo.
—Pensé que a Filipinas la había comprado Estados Unidos.
—Eso fue después de que fuera colonia española por tres siglos.
—Entiendo, mis conocimientos de historia asiática en general son pobres. Aunque no es tan sorprendente. Hola, soy España y era adicta a invadir países.
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A la Máxima (completa)
Ficção Adolescente«Salir con un hombre como él está mal. Máxima lo sabe, su lógica se lo dice, su mejor amiga se lo recuerda. Aun así, decide hacerlo». El semestre comienza y Máxima se entera de que hubo un error en el sistema de las inscripciones de la universidad y...