En algún punto debí haberme quedado dormida y cuando abrí los ojos de vuelta, la habitación se encontraba a oscuras. Como pude me libré del apretado abrazo de Diego. Me sentía un poco sofocada, porque había colocado la pierna encima de las mías, sus muslos eran gruesos y llenos, pesaban demasiado. Abrí el edredón, el ambiente estaba frío en contraste a la temperatura que habían guardado nuestros cuerpos mientras estábamos juntos.
Mis movimientos no llegaron a perturbarlo demasiado, por lo que encendí la luz de la mesa de noche, para poder mirarlo. Continuaba dormido, se veía relajado, realmente bonito. Le acaricié un par de mechones de cabello, mientras pensaba en que todo el concepto que tenía de Diego se había reconfigurado. Seguía siendo poco comunicativo, estaba claro que él no era muy de hablar sobre sí mismo, por lo que entendí que la única manera de conocerlo era al vivir con él, experimentar a su lado.
Esa tarde de domingo había aprendido que era paciente, delicado, dulce, comprensivo y muy cariñoso. También comprendí que era inevitable que lo que sentía por él creciese más. Me estaba enamorando... O tal vez, ya lo había hecho.
Supuse que esa era la sensación que se me anidaba en el pecho, porque me gustaba estar a su lado, me emocionaba verlo, hablarle y sin duda alguna, me excitaba tocarlo, besarlo e irme a la cama con él, al punto de que no me importaba que la penetración hubiese sido incómoda, porque me pareció que haberlo tenido dentro había sido increíble. Una mezcla de sensaciones. Había dolido, no obstante, no se me había pasado por alto la forma en que me había mirado, lo considerado que había sido, lo dulce de sus besos, de sus caricias y haberlo sentido... Él encajando en mí, con los párpados cerrados y la respiración acelerada. Eso... Eso había hecho que valiera la pena.
Al ponerme de pie, noté mis músculos un poco agarrotados, luego, me percaté de que entre las sábanas se encontraban un par de manchas, correspondientes a unas gotas de sangre. Pensé en Claudia que había dicho que ella no se había enterado de nada durante la penetración, no había sangrado ni le había dolido, mientras que a Natalia si le había dolido, aunque había sido algo soportable, que el problema había sido la cantidad de sangre que había dejado en la cama, pues parecía que hubiesen matado a alguien. Yo, por mi parte, estaba en la categoría de chicas que apenas había sangrado, pero a la que le había dolido más de la cuenta y sí, se suponía que la penetración no debía doler o al menos no demasiado, pero supuse que los nervios me habían jugado en contra.
Caminé hacia el baño, era inevitable sentir un poquito de molestia a cada paso. Me recogí la maraña en que se había convertido mi cabello en un moño alto y me estudié en el espejo, tenía los labios muy hinchados, bonitos. La piel brillante con marquitas de dedos y enrojecimientos por todos lados. Sabía que no me dolería siempre, ese era el único consuelo. Tras usar el baño, Diego tocó la puerta, así que saqué el pestillo.
—Mmm, alguien está muy linda —dijo al verme desnuda y me atrajo por la nuca para darme un beso juguetón que me hizo reír.
Me asió por la cintura y con simpleza cubrió uno de mis pechos con la mano, como si fuese natural el que está adoptara esa posición. Me hizo reír de nuevo cuando su boca se deslizó a mi cuello y jugueteó con el lóbulo de mi oreja, al soplar aire tibio para erizar la zona. Cuando bajó la cabeza, esta continuó descendiendo por mis clavículas y fue ahí que vi en el reflejo del espejo su espalda.
Lo hice girar hacia mí, para examinar los rasguños que le había dejado y al ver la magnitud de los mismos, tuve que ahogar un gritito.
—Mmm, sí, véase el maltrato al que me veo sometido —bromeó.
—Ay, mejor no te mires en el espejo —admití haciendo una mueca.
—Ya lo hice, fui al baño del pasillo.
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A la Máxima (completa)
Novela Juvenil«Salir con un hombre como él está mal. Máxima lo sabe, su lógica se lo dice, su mejor amiga se lo recuerda. Aun así, decide hacerlo». El semestre comienza y Máxima se entera de que hubo un error en el sistema de las inscripciones de la universidad y...
