Tras surtirnos de comida y alcohol en una de esas tiendas que laboraban veinticuatro horas, fuimos a casa de Fer. La sorpresa fue encontrar a Clau con Antonio, conversando animadísimos esperando afuera. El anfitrión llegó en compañía de otros amigos de la universidad, que pronto se ubicaron entre los sofás de la sala.
Fer sacó la maleta de las cartas y fichas y comenzó a organizar todo. Yo muy digna pretendí que no me pasaba nada y ayudé a mi amigo, no fuese a ser que alguien más malinterpretara la situación como Natalia. No obstante, la molestia se acrecentó al ver que Claudia seguía con Antonio hablando de lo más alegre.
—Máxima, estás como un tomate —me advirtió mi Lechuguita.
La rabia me calentó al punto de sonrojarme. Mi hermano llegaría a la ciudad al día siguiente y yo no sabría ni cómo actuar cuando lo viese. Caminé hasta la cocina en donde destapé una botella de vodka con soda y tomé un buen sorbo para relajarme.
—¡Clau, ven a prepararme un trago que a ti te quedan más ricos! —le pidió Nat desde la puerta.
—Voy —contestó nuestra amiga.
Para mi mala suerte, Antonio la siguió hasta ahí por lo que supuse que el plan de Nat de juntarnos para que habláramos, falló. Yo me di la vuelta y pretendí buscar algo con mucho ahínco en el refrigerador casi vacío de Fernando.
Escuché a mis espaldas como Nat le daba conversación al pintor, al preguntarle si iba a jugar. Me giré hacia Claudia apenas supe que estábamos solas y me crucé de brazos.
—Sé que no soy nadie para criticarte o pedirte explicaciones, pero dime: ¿qué coño haces con Antonio? ¡Máximo viene mañana sábado a verte!
Claudia me miró desconcertada.
—¿Viene mañana? —preguntó emocionada y yo puse mala cara—. Hablar, eso hacía... Espera, ¿estás celosa? —Rodé los ojos—. Amiga, es todo tuyo, no te preocupes, solo lo invité a jugar póker. —Abrí la boca para decir algo, pero perdí el impulso ante su explicación—. Max, Antonio sale con quien le da la gana, no te aconsejo que te encapriches con él.
—¡Ay, que no! —Rodé los ojos de nuevo—. ¿Por qué piensan que soy tan tonta? No estoy celosa. Solo... Solo pensé... Pensé que tú y él... —Exhalé ruidosamente—. Me sentí mal por mi hermano.
—No, no, no... ¿Cómo crees? —soltó horrorizada—. Nada que ver con Antonio en ese sentido, solo me preguntó a dónde íbamos y como parecía un poco aburrido lo invité... ¿Te molesta que lo hiciera? —Negué con la cabeza—. Qué bueno, porque me dio la impresión de que quería venir era por ti... —Me dio una miradita insinuante—. Entonces ¿mi cerecita viene mañana? —Volvió a preguntar con ojos brillosos.
Arrugué la cara al oír semejante apodo.
—Sí, viene mañana, por favor, tienes que pretender estar sorprendida. Me llevé la mano al rostro mortificada por haber pensado tan mal de mi amiga, además, me había cargado la sorpresa de mi hermano.
—Tranquila, tengo dotes de actuación —dijo con una sonrisa.
—Oye, ¿por qué le dices cerecita? ¿Por lo pelirrojo y el helado de cereza?
Hice una mueca para darle a entender que me parecía un sobrenombre muy cursi.
—Porque tiene el glande rosadito y se le pone rojo cuando... —Escupí el vodka que tenía en la boca de la impresión, completamente asqueada—. ¡Tú, preguntaste! —dijo fingiendo inocencia.
—¡Qué asco!
Me encantaban las cerezas, no quería asociarlas a eso.
—Mira... —Se llevó un mechón de cabello corto detrás de la oreja y me encaró con expresión sería—. No voy a salir con ningún otro, ni con Antonio, ni con nadie... —Alcé las cejas, sorprendida de su declaración. No pretendía imponerle algún tipo de monogamia a mi amiga ni mucho menos, pero resultaba un alivio saber que mi hermano y ella estaban en el mismo plano—. Pero, por favor, no le digas nada... Que siga creyendo que no me tiene como una tonta pensando en él todo el día.
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A la Máxima (completa)
Fiksi Remaja«Salir con un hombre como él está mal. Máxima lo sabe, su lógica se lo dice, su mejor amiga se lo recuerda. Aun así, decide hacerlo». El semestre comienza y Máxima se entera de que hubo un error en el sistema de las inscripciones de la universidad y...
