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Capítulo 50: Regreso

- ¡Mami!- ella corrió feliz delante de mis ojos. No pude sonreír ante aquella sonrisa tierna.

- ¿Que pasa, cariño?

- ¡Estoy feliz!- grito con alegría mientras giraba mirando el cielo. Reí levemente ante sus acciones. - ¡Dijiste que hoy por fin iríamos a Konoha!

Me detuve cuando escuché eso. Mire la bandana que siempre había llevado conmigo, e incluso la flor de cristal con la que comenzó todo lo que había vivido.

Muy en el fondo esperaba nunca haberme ido del lugar que le pertenecía al Clan Hoshi, pero en estos momentos, después de un largo tiempo de viaje, en el cual he guardado un gran secreto hacia aquella mirada tierna, no podía retractarme.

- ¡Sí así es!- respondí con una sonrisa, pero sabía que ella no noto mis lágrimas que se asomaban.

**""**

Era ya el atardecer. El lugar donde me encontraba ahora era menos ruidoso, pero era obvio que era inevitable no hacer celebración ante el nombramiento del nuevo Hokage.

Sí este día era feliz para mí hija, me imagino que Naruto también tendrá una felicidad parecida o más inmensa.

Sin embargo, el Naruto que vi hace unos momentos tiene que mejorar su actuación, aunque debo admitir que no hubo ningún error en su transformación.

Me preguntó, ¿Qué le habrá pasado al verdadero Naruto como para no llegar a la ceremonia del día que tanto había anhelado?

Bueno, creo que descubriré eso después.

- Ai-ra... Ko-yar-ki.

- Así es.- respondí cuando mi hija termino de leer aquél nombre de la lápida. - Aira Koyarki.

- ¿Quien fue ella?

Ante aquella pregunta no supe que contestar, aún existía la deuda de vida, ¿No?

- Una... Amiga mía.- respondí pero ella me miro seriamente.

- Es como mi tío Naruto, ¿No es así?

- ¿Eh?

- ¿La llegaste a considerar como una hermana?

No sabía si responderle que sí. Pero, ella parecía, por alguna razón, bastante convencida de que en algún momento había tomado a Aira como una hermana.

- Sí... se podría decir.-

No sabía si esa respuesta sería creíble si ella le llegará a contar a alguien sobre que considere a Aira como una hermana.

- Oh...- mi hija se arrodilló y acarició las letras marcadas en la lápida - Tía Aira-

Creo que sí mi hija deseará, podría llamar a muchas personas "tío" o "tía". Probablemente en algún momento llamaría a alguien de mis colegas así.

- ¿Flores de lirio?- escuche que cuestionó mientras colocaba las flores.

- Eran sus favoritas.

Vi como sus ojos brillaron, ella tomó mi dedo meñique y lo sujeto con su propio dedo meñique.

- Siempre cuando venga a visitarla traeré sus flores favoritas, te lo prometo-

No era necesario que me lo prometiera, sabía que ella lo cumpliría.

Nunca me mentiría.

**""**

- ¿Así que te casaste?- preguntó después de escuchar la historia de lo que había pasado desde la última vez que nos vimos.

Uchiha Hiden: Una Historia Jamás ContadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora