Uchiha Hiden: Una Historia Jamás Contada

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Capítulo 20: Perspectiva segura

Cada segundo que pasaba lograba entender que su suerte se estaba terminando. Kiyoshi por el momento se encontraba algo lejos y eso hacía que se horrorizaba por el simple hecho de pensar que en algún momento lo matarían.

Trató de mover sus labios, pero parecían que estaban congelados, lo único que logró fue titubear...

- ¿Cómo la llevamos?-

- ¡Hey!-

La voz que se había escuchado los extraño mucho. Según ellos tenían entendido, por la información que habían obtenido, que ella viajaba sola, sin ningún tipo de acompañante.

- Esa no es forma de tratar a una dama. Y menos si es alguien como ella.-

Todos lo miraron como si estuviera loco. No, no sabían quienes
eran ellos, ni siquiera sabían para quien trabajaban.

Sólo lo hacían inconscientemente.

Parecía que estaban dormidos y actuaban como muñecos o títeres, manejados por una persona que sólo quería un objeto crucial.

- ¿Qué dices?-

- La manera en que tratas a mi señora... Es muy horrible.-

- ¿A qué ha venido eso?-

- ¿A qué te refieres con tu "señora"?-

- Es sencillo-

Sonrió, obviamente era una sonrisa que reflejaba la diversión que sentiría al hacer pagar a ese equipo por querer capturar a la pequeña niña.

- Yo soy el guardián de esa chica.-

Sólo termino de hablar y logró percibir una presencia a su lado.  Rápidamente volteó y el desconocido lo trató de apuñalar con un kunai. Kiyoshi por inercia lo esquivo, sin embargo poco después logró sentir un fuerte dolor en su hombro izquierdo.

Y en efecto. Ahí estaba una profunda herida.

- ¡Jah! Yo utilizo algo parecido, la única diferencia es...-

Alzó su brazo derecho y con su mano extendida poco a poco se comenzó a formar una esfera de un tono ocre óxido.

-... que yo los fabríco-

Él no tuvo opción.

Se colocó en posición y lanzó hacia uno de ellos aquella extraña arma que dio justamente en su pierna derecha de uno de los desconocidos.

Ancho más su sonrisa, chasqueo sus dedos y pronto se escuchó una explosión...

Uno menos.

El resto del equipo quedó anonadado. ¡¿Como diablos había pasado eso?! Había pasado tan rápido que ellos no tuvieron tiempo de actuar y salvar a su compañero.

Decididos tomaron sus armas y corrieron hacia él.

Ellos veían una oportunidad de ganar considerando que él era sólo uno y ellos eran dos.

Cuando Kiyoshi vio las hojas de espada acercarse a él no le importó y las tomó con mucha facilidad. La sangre mancho todo su brazo, pero había logrado romper las hojas de las espadas.

Después sin cuidado alguno tomó las manos de aquellos hombres con la que estaban empuñando el arma y los alzó como si fueran una simple hoja para después impactarlos contra el suelo.

- Mis órdenes aún se mantienen intactas después de tanto tiempo- su rostro ya no dejo mostrar algún tipo de sentimiento - Cualquiera que se entrometa... Será ejecutado-

Sus ojos brillaron, ninguno dijo nada más o terminarían por caer muertos.

Kiyoshi tenía su semblante demasiado serio que parecía que no tenía ninguna sensación más que el de ver sufrir a todos aquellos quienes le hicieran daño a Hayami.

Al final él se acercó y liberó a la pequeña niña del jutsu en el que estaba expuesta.

- Hace tiempo que no te veía tan serio en una batalla- agregó mientras se levantaba y sacudía su ropa toda sucia.

- Y tú aún sigues siendo fuerte, pero algo torpe - 

Ella mostró una sonrisa burlona por lo mencionado. Cuando de repente un estruendo se escuchó y la luz brillante opaco la luz del sol.

- ¡Es ahí!- esclamo Kiyoshi señalando la dirección donde anteriormente habían tenido que llegar - Ahí es donde me tenía que reunir con mi equipo.-

- Regresemos entonces-

Ambos asintieron y se dispusieron a regresar antes de que la situación empeorará aún más.

Ella quiso avanzar pero antes logró sentir como si algo la llamara, como si algo le dijera que mirara al cielo. Y así lo hizo y pronto su corazón latió con fuerza. Podía sentir la corazonada que muy pronto reuniría el resto que tanto necesitaba.

Tomo la flor de cristal que había guardado hace mucho tiempo, aquella que no brillaba cuando la tocaba.

Sacó otra flor de cristal, una que le pertenecía desde siempre y se percató que sólo la que era de ella brillaba intensamente.

- "Muy pronto... El poder volverá a ser uno"-