Red Moon //Sasusaku, Naruhina, Saiino, Nejiten, Shikatema//

45. Real me...real us

Itachi se encontraba observando fijamente el atardecer, el Sol se cernía naranja y gigante sobre su cuerpo mientras los suaves rayos lo acariciaban y se despedían tras el horizonte; observó su anillo con nostalgia y suspiró, tantas cosas habían pasado, tanto había ya conocido y jamás podría haber imaginado el lugar en el que se encontraría y los sentimientos que le traerían.

Paz. Aquella palabra lo hacía sonreír con burla, realmente no creía en ella ni en la capacidad de los humanos o guardianes en conseguirla, pero había algo que lo empujaba a ayudar (y no hablaba de su molesto hermano menor), una fuerza que lo instaba a apoyar las intenciones de aquellos protectores del mundo. Cerró los ojos y en la oscuridad, un par de ojos azules lo observaron.

Abrió los orbes con rapidez y suspiró, sabía a quién pertenecía aquella mirada, pero no encontraba razón para tenerla estancada en la cabeza, cada noche, los brillantes ojos color cielo de Lin lo perseguían, al comienzo, cuando la conoció, pensó que aquella mujer era interesante, pero ahora le asustaba.

Le asustaba lo que podía causar en él.

¡Ni siquiera la conocía! Era una extraña para él, ¿Por qué sentía tanta curiosidad por ella? Quería estar cerca, llevarle la contra, conocerla, hacerla pensar y enfadar, recibir su sonrisa. Y no sabía por qué.

Itachi gruñó a la nada, estaba definitivamente enloqueciendo.

—Definitivamente la vida humana es peculiar...

—Apasionante, si me permites decirlo, —Itachi volvió su cabeza rápidamente y se topó con la extraña sonrisa de Sai. Esa era una buena palabra para describirlo, aunque sabía que era un demonio, a Itachi siempre le había parecido extraño. Había aparecido de la nada. —Sé lo que estás sintiendo.

—Te agradecería que no usaras tus habilidades conmigo. —Gruñó, Sai parecía muy frío, pero podía percibir los sentimientos ajenos, aunque muchas veces no podía interpretarlos. Solo desde que había conocido a Ino había aprendido a conocer el alma de alguien que siente.

—Los humanos son más complicados de lo que parecen, al interactuar con ellos se nos pega, supongo. Nos vemos obligados a observar nuestro interior, —sonrió levemente con los ojos cerrados, —ha llegado tu turno.

—No tengo nada que observar. Estoy aquí para ayudar a mi hermano y volver a nuestro lugar. Tal vez sea mejor después de esto.

Sai negó con la cabeza.

—Estás aquí porque quieres, Itachi Uchiha. Aun no conoces bien a los humanos, pero presiento que lo harás dentro de poco...tal vez con ayuda de alguna guardiana, como todos nosotros.

El vampiro se incorporó y, sin despedirse, se alejó de Sai.

"Como si me conociera" pensó Itachi.

(...)

La fresca brisa de la noche llegó al barco, los marineros se preparaban para la cena y brindaban con ron y música de una guitarra que habían encontrado; Lin sonrío, viendo la diversión de las personas y se volvió a Ayami.

—Ni siquiera parecen piratas, mucho menos espíritus.

—Bueno, alguna vez fueron humanos, supongo.

—Hasta me da alegría verlos.

—Ay, a mi también, —aportó Ino, —me encantaría salir a bailar.

—Prefiero comenzar y terminar esto de una vez, —dijo Ayami, incorporándose, —Vamos. Es hora.

Las chicas asintieron y, suspirando, abrieron la puerta saliendo al exterior donde las recibió el disturbio. Los piratas las saludaron con alegría, aunque solo habían pasado dos semanas, se habían encariñado con ellas y Kiba, Sai e Itachi estaban más bien aparte, pero las chicas compartieron noches de bebida, trabajo y risas con aquella tripulación.