43. Dead

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En esta oportunidad no era como en las demás, el portal no se apareció ni todos fueron absorbidos por él, incluso era otra sensación, como una ráfaga de aire golpeando los rostros de todos a la vez y un pinchazo en el estómago, ni siquiera hubo ningún golpe.

Temari y Shikamaru estaban en la misma habitación, en la misma posición y con la llave en las manos, la única diferencia era que la estancia estaba completamente vacía. La rubia frunció el ceño y miró a su novio.

—¿Y esto? Nada ha cambiado, Shikamaru.

—Huh... vamos con los demás. Me parece muy extraño, ¿será la llave correcta?

Ambos salieron del edificio rápidamente y se sorprendieron por la quietud del lugar, los jardines estaban tan vacíos como la habitación del Delfín. Se apresuraron dentro y pudieron ver a los demás guardianes venir corriendo.

—¡Gracias al cielo están aquí! —exclamó Hinata, se veían exactamente igual que la última vez. —Estábamos preocupados.

—De repente sopló un viento gigante y todos habían desaparecido, —explicó Sakura —. ¿Tienen alguna idea de lo que sucedió?

Shikamaru les mostró la llave y ellos se sorprendieron.

—Pero, Shikamaru, cómo...

—Seguimos en la misma época.

El Nara asintió.

—Tenemos que descubrir qué está pasando.

(...)

Madara pasó los ojos por aquel viejo pedazo de papel una vez más y chasqueó la lengua, esas niñas podrían causar estragos en sus planes con aquellas armas.

Tomó una pequeña botella de cristal y bebió el líquido rubí en ella para luego limpiarse los labios. Seria mejor mandar a alguien para averiguar cómo iban e idear un plan para quitarles esas armas.

—Creo que tengo a la persona ideal para esta tarea...

(...)

Y finalmente, después de muchas preguntas a los pocos sirvientes restantes de Versalles, súplicas al cochero y un almuerzo rápido, los guardianes se dirigían a Paris en un lujoso carruaje tirado por cuatro caballos. Se habían enterado de ya había ocurrido la  Toma de la Bastilla, la familia real había sido mandada al Palacio de las Tullerias de donde escaparon y fueron atrapados de nuevo, ahora yacían en un calabozo lejos unos de otros y bajo el reinado del terror de Maximilien Robespierre.

—Nunca había imaginado que estaría en un carruaje, —decía Sakura, claro que la situación no era exactamente mágica. Observó a sus compañeros con cara de preocupación y a Naruto vomitando en la ventana por el vaivén del medio de transporte; Sasuke fruncía profundamente el ceño y entonces ella le tomó de la mano. —Todo estará bien.

El Uchiha relajó la expresión y asintió, dándole un apretón, no había tenido tiempo en casi todo este viaje de algo tranquilo y de pasar tiempo con su pelirrosa, pero sabía que pronto lo tendría.

Ignorando la escena, Temari volvió sus ojos a Shikamaru y los vio distantes, recordó la expresión del muchacho al ver al pequeño Delfín morir y su corazón se apretó. Nunca había visto esa expresión en él, era... muy humana. Ya entendía el por qué de la aparición de la llave.

Mientras ese momento de entendimiento ocurría con ambas parejas, Hinata le daba pequeños golpes en la espalda a Naruto, quien seguía mareado y con la cara verde.

—Ugh, odio los carruajes 'ttebayo.

Pronto entraron a la ciudad de Paris, las calles estaban llenas de personas vendiendo cosas y corriendo de un lado al otro, pasaron por el mlugar en donde en cien años estaría la Torre Eiffel y era muy extraño no verla ahí, y pronto llegaron a su destino: la prisión del Temple.

Red Moon //Sasusaku, Naruhina, Saiino, Nejiten, Shikatema//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora