Capítulo 3

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Stephen

— ¿Ya tienes una idea de cómo traerla, sin secuestrarla? — Preguntó Ben.
Había pasado una semana desde que conocí a Lucy, mis heridas estaban sanando bastante bien gracias a ella.
No había momentos del día que no pensara en ella, su aroma... Su sonrisa... Las noches eran todavía más duras, no tenerla en mis brazos me mataba, se sentía tan bien cuando ella había dormido junto a mi aquella noche.

— Sí — Dije. — Creo que ya se como traerla.

— ¿Cómo?.

— Dijiste que Víctor se les escapó ¿No es así?. — Estaba molestó, esa sabandija se había escapado como un cobarde, pero al menos me dio la idea para traer a Lucy a voluntad. — La visitaré, hablaré con ella un rato, le advertiré sobre Víctor y le mentiré sobre que la está buscando por ayudarme y le diré que la única forma que estará segura será conmigo.

— ¿Y si no te creé?

— Ahí es cuando entras tú y los demás, comenzarán a tirar tiros y yo la llevaré a la camioneta.

Ben rio — Estás loco Stephen. Pero aún eres mi Jefe, haré lo que me pidas.

.....

Estaba enfrente del edificio en el que vive Lucy. Bajé del auto y entre.

Ya hace algún tiempo que ocurrió lo de Stephen, y no lo he vuelto a ver. Me encontraba estudiando para las parciales, cuando tocan el timbre.
Al abrir la puerta; me sorprendí de ver a Stephen, no esperaba verlo otra vez.

Hola Lucy — Su voz era muy gruesa. Este hombre me atraía de una forma, difícil de explicar.

Stephen... ¿Qué hace aquí? — pregunté, no era que me desagradara, pero me sorprendía su presencia, por su nota, creí que no lo volvería a ver.

He venido a advertirte. — Dijo entrando al departamento.

¿Advertirme? — No sabía de qué estaba hablando, acaso ¿Estaba en peligro? Pero, Peligro ¿de qué?

Lucy tú salvaste mi vida — Dijo sin rodeos — y hay personas que me quieren muerto, ahora por salvarme tú estás en peligro. — Todo lo que me estaba diciendo me parecía raro, como es que saben de mí. Lo miraba con el ceño fruncido e incrédula — He venido para decirte que te protegeré, pero necesitas venir conmigo, sino, no puedo prometer que estés a salvó.

Espera, esto es muy raro. Si, yo te salvé, y no esperaba nada a cambio, y ahora vienes con la intención de protegerme por eso, pero eso no quita el hecho de que seas un extraño y posiblemente me estés engañando. — Aunque este sujeto me atraiga no puedo darme el lujo de confiar en él, cada loco anda suelto por ahí. Y aún así yo lo salvé!

Créeme que si te quisiera conmigo, ya te habría secuestrado, pero estoy aquí para decirte que estás en peligro y que sólo quiero protegerte — Era mentira, todo esto era un puta mentira, yo solo quiero que esté conmigo. ¡Ya es tiempo de que Ben comience, Maldición!

No sabía las verdaderas intenciones de este tipo, probablemente me esté mintiendo; o eso creí, hasta que las ventanas comenzaron a romperse por las balas que las atravesaron, Stephen me tiró al suelo y me cubrió con su cuerpo. Hasta que el tiroteo cesó. — ¿Que acaba de pasar? — De pronto el miedo comenzó a recorrer todo mi cuerpo, mis piernas comenzaron a temblar; estaba asustada, si querían matarme.

Te dije que querían matarte — Stephen me habló de una manera tosca. — Si quieres vivir tendrás que venir conmigo — Todo estaba pasando muy rápido, ahora mi vida depende de un desconocido, al cual salvé una trágica noche que lo está cambiando todo.
Miré los ojos de Stephen, estaban serios y eran fríos. A él no le tenía miedo.

Tomaré algunas de mis cosas y nos ire...

No hay tiempo, debemos irnos ya, tus cosas no importan, conseguirás nuevas — Me tomó de la muñeca y comenzamos a correr, hasta bajar y encontrá a una camioneta.

Sube — Me dijo. Subí y el comenzó a conducir.

Todo esto no tiene sentido, ni siquiera parece real, aunque el tiroteo si lo haya sido. Estaba yendo a la casa de un hombre el cual ví dos veces y que apenas sé su nombre, porque supuestamente estaría segura con él, ¿Podré confiar en que no me hará nada?... ¡Estúpida! Eso debiste pensar antes de subir a esta camioneta.
Pero ya no hay vuelta atrás, porque si él no hubiera estado ahí en ese momento, posiblemente ya esté muerta, supongo que ahora estamos a mano.

"¿En qué estará pensando?" — Me pregunté — "Puedo notar que Lucy está muy nerviosa, probablemente ya se arrepintió de la decisión que tomó, pero no me importa, ella no se alejara de mí, aunque quiera, haré todo lo posible para que se quedé a mí lado".

— Tranquila, no te haré daño, solo quiero que estés a salvo — Lucy no dijo nada, ni siquiera me miro. No me gustaba verla tan nerviosa, no quiero que ella me tenga miedo. — ¿Me tienes miedo? — Ahora sí me miró.

— No — Respondió segura — No te tengo miedo Steph... Solo que esto es muy raro para mí, y tú eres prácticamente un extraño...

— Oye, dormimos juntos la primera vez que nos conocimos. — Solté de la nada. Yo ya no sería un extraño para ella.

— Pero eso... Eso es distinto... — Había bajado la cabeza y ya no me miraba, sus manos que estaban sobre sus piernas, se cerraron en forma de puños.

— ¿Como que distinto? — Le pregunté, sabía que eso la molestaría.

— Tú... Tú estabas agonizando... Me tomates de la mano, no querías que te dejara... Me diste pena y por eso, pasó lo de esa noche. — Seguía sin mirarme.

— Ya veo, así que duermes con todos tus pacientes, que te toman de la mano y te dicen que no los dejes ¿No? — Estaba molesto, no soportaba esa idea de que Lucy durmiera con otros hombres.

— Te equívocas — Dijo para mí alivio — Tú fuiste mi primer paciente y también esa fue la primera vez que duermo con un chico, pero no lo volveré hacer, así que si te vuelves a lastimar, no pienso dormir contigo — Reí. Dios me reí, ésta mujer provoca muchos cambios de humor muy rápidos en mí. Así que yo fui el primer hombre con quién durmió y también su primer paciente... Me pregunto en qué más seré primero.

.....

Habíamos llegado a mi casa. Según lo planeado Ben y los demás ya deberían de haber llegado antes que nosotros.

— Es aquí, baja.

Lucy bajó de la camioneta, sin dejar de observa mi casa.

— Y ¿Tú vives aquí solo? — Su pregunta me sorprendió, creí que diría algo como, "no sabía que vivías en una mansión", "si que eres rico", o esa clase de cosas que suelen decir las mujeres que traía. Pero no lo hizo.

— ¿Por qué preguntas?

— Es que, dijiste que no tienes familia, y creo que vivir en una casa tan grande tú solo, es muy solitario. — Lucy no me quitaba los ojos de encima, su mirada era tan profunda, que podía perderme en ella.

— ¿Qué? ¿Sientes pena por mi? — Seguía mirándome fijamente, jamás perdimos el contacto.

— Sí — Dijo para mí sorpresa — Me da pena que vivas solo en una casa tan enorme, ahora entiendo porque sueles ser frío. — ¿Pena? No quiero su pena, ni su lástima.

— Te llevaré a conocer la casa — Quería que esa incómoda situación terminara. — Podrás sentirte como si fuera tu casa. — Después de todo lo será. Como tú mía.

No te alejes de mí [Stephen James]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora