Lucy se encontraba en el sueño.
Ella había entrado a un lugar que le parecía muy familiar, pero no sabía de donde.
Escuchar unos gemidos, la desoriento un poco, tenía un mal presentimiento y sentía que esto ya lo había vivido ¿Pero en donde?Ella abrió la puerta, y se horrorizó con lo que vió.
—Stephen — Apenas pude nombrarlo, no sabía cómo sentirme, había encontrado a Stephen engañandome, estaba enojada, triste, tenía tantos sentimientos dentro mío, que no sabía cuál expresar. Lo malo de todo esto era que me dolía y me dolía mucho, sentía que esto ya lo había vivido antes.
Stephen me miró y se apartó de la chica. — No tenías que ver eso — Dijo sin escrúpulos.
— ¿Que haces? — la pregunta apenas salió de mi boca; sentía mucho dolor en mi pecho.
— Me divierto Lucy — Dijo sin ningún problema. Se volteó a verme y me observó expectante — ¿Qué? ¿Creíste que solo me acostaría contigo? — Este no era el Stephen que yo conocía. Él no era así.
— No te entiendo — dije de la nada.
— No entiendes ¿Qué? Tonta ,— Él nunca me había tratado así.
— Decias que me amabas —murmuré — Todo estaba bien, ¿Por qué... — Stephen no me dejó terminar de hablar.
— ¿En serio creíste que yo te amaba? ¡Por favor Lucy! — Exclamó con fastidio — Tú nunca podrías gustarme. Desde la vez que te salve en el callejón, de esos tipos que quisieron violarte y nos conocimos mejor, que en el primer encuentro, solo te quería por sexo, era puro interés en eso, nunca te amé. — Escupió, pude notar cierto odio e ira, pero esos sentimientos no eran dirijidos hacia mí. Conozco a Stephen, algo se guarda, aunque no entienda aún porque me hace todo esto.
Antes de que mis lágrimas cayeran, me las seque y corrí hacia él para abrazarlo, en cuanto lo abracé, Stephen no hizo nada, se quedó ahí, estático como piedra. — Deja de mentir — Me aferré aún más fuerte a él — Te conozco y sé cuándo mientes, y en este preciso momento lo estás haciendo. — Reaccionó y trató de alejarme pero no me solté — También se cuando eres sincero, no podías ocultarlo cuando me decías que me amabas.
— Lucy — Trató de alejarme una vez más.
— Y se todo eso porque te amo ¡Te amo Stephen! Y no importa que me ocultes, yo sé que me amas. — De repente sus brazos me abrazaron y su cara se culto entre mi cabello y cuello.
— Te amo tanto — Sollozó — Que hasta sería capaz de lastimarte así, para que me dejaras; pero tú maldita sea ¿Por qué no puedes dejar de quererme?
— Ya te lo dije — hablé contra su pecho — Porque te amo.
Stephen levantó la cabeza de mi cuello para que lo mirara, y al hacerlo noté que tenía los ojos rojos — Si estás conmigo, corres peligro y me da miedo no poder protegerte.
— Eso no me importa, yo solo quiero estar contigo.
— Lucy, me preocupa tu seguridad, prefiero que me dejes a perderte definitivamente y ya no poder verte más, porque sabré que estás muerta por mí culpa. — Y fue ahí cuando caí en cuenta de lo que me decía. Alguien quería lastimarme.
Ya no me enojaba, lo de Stephen y esa chica, él lo había hecho todo para que lo dejara, lo cual no pasó y no pasará; porque lo conozco y noté en sus ojos que estaba mintiendo.
— ¿Quien quiere matarme? — Al preguntarle eso, sentí como su cuerpo se tensó sobre el mío.
— Mike. Mike te quiere y si no te tiene es capaz de matarte, porque está loco. Es por eso, que quería que te alejaras de mi, para que estes a salvo.
— ¿Y piensas que si me dejas, yo estaría con él? — Estaba incrédula, yo no saldría con Mike por despecho, si Stephen me dejaba.
— No — Se calló por un momento — No creo que saldrías con él, pero sí creo que si estás conmigo puedes morir.
— Si al menos puedo pasar mis últimos momentos en tus brazos, no me importaría morir. — Pude notar el enojo en su mirada.
— No digas esas cosas ¿Qué pasaría conmigo? ¿Eh?, No creas que puedes morir así nomás y dejarme a mí tranquilo como si nada. — De repente su agarré se intensificó en mi, hasta el punto de lastimarme.
— Stephen... — Se me cortaba la voz — Me lastimas — Me soltó y se alejó de mi bruscamente.
— Soy un peligro — Dijo sin verme — Lo mejor es que me dejes.
— No pienso hacer eso, yo no voy a dejarte.
Giró la vista hacia mí, con la mirada rota — ¿Me lo prometes?
— Te lo prometo.
Cuatro meses y 16 días después.
Era un completo desastre, me había dejado creer la barba hace como un par de semanas.
Quería tener a Lucy.
Después de lo poco que dormía, al despertar me desesperaba al no encontrar a Lucy a mi lado.
Nunca deje de verla en el hospital, aunque me doliera era mejor, que no verla más.
— Mi pequeña — Dije junto a su cama. — ¿Cuando despertarás? — Le pregunté acercándome a su cara — Ya dormiste demaciado, por favor despierta. — Le Rogué y le dí un pequeño beso en los labios. Al levantar la mirada y ver que no despertaba, me quebré — Te extraño. Por favor vuelve a mí. — Era tan patético.
Un doctor entra en la habitación.
— Usted es el señor James ¿Verdad? — Me voltee a verlo.
— Así es. — Contesté seco.
— Tengo que hablarle sobre el estado de Lucybell.
Me altere — ¿¡Qué sucede con ella!? — Que no sean malas noticias por favor.
— Aún no sabes si despertará, pero si lo hace, es posible, que no pueda recordar parte de su memoria. — Mi cuerpo se tensó ¿Lucy podría no recordarme?
— Está diciendo que Lucy, si despierta no me recordará. — Me encontraba histérico, esto ya sería el colmo de toda la mierda que me pasa.
— No afirmó eso, pero su memoria, podría mantenerse, si ella tuviera una estimulación.
— ¿A que se refiere?
— Ella, si despierta podría tener sus recuerdos, si usted le habla de su vida, de cómo se conocieron y todo eso; o también serviría que ella soñara, pero eso es muy poco probable, sin embargo la posibilidad está, pero para estar seguros, si quiere que su mujer sea igual que antes, debe hablarle sobre ustedes. — No todo era una mierda, cuando ella despertará todo podría volver a la normalidad.
Y estaría dispuesto a esperar ese momento.
Ahora me habían llegado las esperanzas de que ella despertaría pronto. Moría porque lo haga.
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No te alejes de mí [Stephen James]
Random- Todos piensan que soy malo - dije mientras estábamos acostados. - Pero tú cariño, me ves como una maldita buena persona. - Es que no eres malo. - dijo mientras me miraba a los ojos, con su tierna e inocente mirada que posee. - Oh cariño, se ve que...