Capítulo 35

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Habían pasado 2 meses desde que Lucy entro en coma. Dos malditos meses en los cuales sufría y agonizaba de dolor por su ausencia.

La ausencia de Lucy me causaba mucho dolor, la extrañaba y me encontraba destrozado. Casi no tenía ganas de comer, ni de trabajar; Ben estaba casi como yo, pero él lo ocultaba mucho mejor; yo era un desastre que no tenía arreglo. Había entrado en depresión y la única persona que podía sacarme esa depresión, estaba durmiendo, lejos de mi.

No tenerla, en mis brazos, no poder abrazarla por las noches, hacían que no pudiera dormir durante ese tiempo, me incomodaba estar en un lugar sin que ella estuviera a mí lado.

No es bueno caer en el amor, no es bueno enamorase tanto de una persona, porque al final sí te deja o lo pierdes, tienes una agonía insoportable, difícil de manejar y terminas sufriendo por esa persona que no está. Y yo cometí el error de enamorarme tanto, pero tanto de Lucy, que ahora siento que estoy muriendo.

Había tenido muchos momentos felices con ella, estaba disfrutando de la vida; me había enseñado a amar. Algo que nunca pude sentir de alguien o de mi. Solo ella pudo ver atreves del monstruo y volverme tan vulnerable como ahora lo estoy.




Ben me había llevado arrastras a un lugar donde conseguiríamos algo de "distracción" y beberiamos. En lo personal, no tenía ganas de distraerme, no deseaba a otra mujer que no fuera Lucy.

Ben había desaparecido con compañía, dejándome a mí ahí solo.

Tomé un gran sorbo de mi cerveza terminandola y golpeando la parte de abajo del vaso contra la mesada, mi codo del brazo izquierdo se apoyó en la mesada y mi mano ocultó cierta parte de mi cara, me veía sombrío y mi mirada estaba perdida en la nada — Mi pequeña — Murmuré acabado. Iba a pedir una séptima ronda, pero al hacerlo se me acercó una mujer y se sentó a mí lado.

— ¿Por qué te ves tan mal? — Me preguntó. Ni siquiera la ví, no me interesaba, no la quería ver, no quería ver a nadie que no fuera Lucy.

El bartender trajo la cerveza para servirme en el vaso, pero le hice señas de que dejara la botella.

— Un hombre casi tan guapo como tú, me envió, dijo que quería que yo aliviará tú sufrimiento — No me interesaba si Ben la mandaba, yo solo quería a Lucy.

Me serví la cerveza y vacíe el vaso, volví a repetir la acción una y otra vez.

Esa mujer estaba de costado. Al momento que sentí su tacto sobre mi brazo lo saqué y cuando voltee a verla. Por un momento ví a Lucy, ella tenía el mismo cabello oscuro que mi pequeña. — Lucy — Pronuncié y traté de tocarla. Creo que desvariaba por los efectos del alcohol, pero yo solo quería a Lucy, y ella me la recordaba. Cuando se volteó a verme, cerré los ojos y la besé.

Ella se separó de mi por falta de aire — Sígueme — Murmuró y lo hice.

No era muy conciente de a dónde me llevaba, pero al entrar noté que era una habitación con cama.

Ella desabrochó mi camisa.

Tocó mi cuerpo y su lengua me recorrió. Me empujó a la cama y se subió arriba mío. Se quitó la ropa y la voltee, para que quedara por debajo de mi.

Acerqué mi cabeza a su cuello para besarla, pero fue ahí que desperté; cuando la olí me di cuenta de que no era Lucy, no llevaba su olor, esa no era su fragancia, no era ella. Me alejé bruscamente de la chica, sentándome a un lado de la cama.

— Vete — hablé frío y cortante. La mujer me miró extrañada y no se movió — TE DIJE QUE TE FUERAS ¡LARGO! — Exploté, no quería verla.

Asustada por mí reacción tomó sus cosas y se fue, dejándome a mí solo en la habitación.

Ya no aguantaba yo quería a Lucy y sufría mucho no tenerla, en un ataque de desesperación, comencé a romper y tirar todo lo que veía mientras gritaba sin control.

Cuando la mayor parte en toda la habitación estuvo destruída, me detuve y recordé, que era lo mismo que hice el día en que la perdí. Tenía tanto dolor en mi, que era inevitable que las lágrimas cayeran por mí rostro. — Lucy — Volví a nombrarla mientras lloraba.

Tenía que verla, necesitaba verla, sino no podría calmarme.

Me vestí y desaliñado salí hacia el hospital.

(...)

Llegué al hospital y busqué su habitación, las enfermera y doctores me veían raro, pero nadie me detuvo.

Encontré su habitación y la observé por la ventana antes de entrar.

Verla ahí, no me tranquilizaba, me causaba un profundo dolor en el pecho que se agrandaba a cada momento.

Entré.

Ella seguía igual de hermosa que siempre. "Mi Lucy" "Mi pequeña".

Me paré al costado de la cama — Te necesito — Le dije mientras que las lágrimas volvía a salir. — Te extraño, te extraño mucho. — Me senté y lloré sobre su regazo — Por favor despierta. — Tomé su mano y la apreté, pero también sentí como ella apretaba la mía, se aferraba a mi.

Levanté la cabeza para verla si abría los ojos, pero aún los mantenía cerrados, solo había apretado mi mano y nada más.

Cada vez que la veía, pareciera que estaba soñando. En un muy largo sueño, del cual no se si despertará.

Yo no he podido soñar nada. No dormir junto a Lucy me mataba.

Y siempre me preguntaba "¿Estará soñando conmigo?"

Sin poder evitar el cansancio acumulado, cerré los ojos y dormí a su lado, sentado, con mi mano sobre la de ella y mi cabeza en la cama utilizando de almohada mi brazo derecho. Estar a su lado podía calmarme lo suficiente como para dormir.



En el sueño Mike se había encaprichado por Lucy.

— Sino te alejas de Lucy y me la das voy a matarla Stephen — lo amenazó. Stephen no podía creer lo que estaba escuchando.

— ¡Yo no te la pienso dar ni de broma! ¡Yo mismo voy a encargarme de ti! ¡Yo la protegeré!

— No puedes estar todo el tiempo con ella como para protegerla de mi, así que es mejor que me la dés — Bramó con fuerza.

Como todo esto era un sueño, y los sueños no tienen sentido, Lucy proyecto algunos sucesos que pasaron en realidad. Como que Stephen tratara de dejarla por su bien.

No te alejes de mí [Stephen James]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora