Capítulo 28

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Tres días después.

Tu pierna ya está mejor Diego — Dije mientras lo veía caminar.

Verdaderamente su pierna se había curado del todo.

— Es gracias a ti pequeña Lucy.

¿Te quedarás para la "fiesta" de esta noche? — quería que Diego se quedara, me había amigado con él, y si se fuera ahora, lo extrañaría.

— ¿Tú quieres que me quede?

— Sí — Le contesté.

— Entonces me quedaré pequeña. Tenía pensado irme, pero ya que quieres que me quede lo haré.

— Bien entonces...

El grito de Stephen me interrumpió — ¡Lucy! — Gritó desde el piso de abajo.

— Ya voy — Le dije antes de bajar.

Llamé a Lucy, para que bajara, debía comunicarle algo.

— ¿Qué pasa? — Preguntó entrando a esa zona de la casa.

— Saldré con Ben, pero regresaremos para antes de esta noche; no te preocupes no es nada peligroso.

— Está bien, pero aún así cuídate.

— Eso haré mi amor — Le dí un beso en la frente — Nos veremos esta noche. Y tranquila, Mark se quedará y no creo que Diego se vaya. Bueno, creo que eso me tranquiliza más a mí que a ti.

— Yo estaré bien Steph.

Stephen se había ido. Por el momento no tenía nada que hacer así que me dispuse a entrenar.

(...)

— Te tomaste todo eso muy en serio ¿No es así? — dijo Diego detrás mío.

— No quiero ser una inútil, que no pueda defenderse y dependa siempre de Stephen, sé que nunca igualaré su fuerza, pero al menos sabré defenderme.

No puedes estar felíz, con que los demás te cuiden ¿No es así?

— No.

Diego rió — No eres tan igual a Natalie, ella sí se preocupaba por los demás y era indulgente, como tú, pero a ella le hubiera gustado que la cuiden. — Hubo un montón de silencio.

— ¿Cómo murió? — Le pregunté

— Un balazo en la cabeza... — Contestó, y no dijo nada por un rato — Pero bueno, cambiando de tema, ¿Tienes algún hermano?

— Sí, y se llama Derek, aunque es un poco enojón y sobreprotector.

— Como cualquiera, eso es normal.

(...)

Stephen había regresado del lugar a donde había ido con Ben. Y me estaba preparado para esta noche.

— Te ves bellísima Lucy. — Dije al ver como se ponía los zapatos, ya que estaba toda cambiada. — No pienso perderte de vista esta noche. — Le había ordenado a Ben, que los invitados sean todos registrados. No podrían entrar con ningún arma.

— Y yo menos, tú también estás muy guapo. — Cuando se levantó, ya estaba enfrente de ella.

— Solo voy a sacarte, para que sepan que eres mía — Antes de que pudiera hablar la besé tiernamente. — Bajemos. — Dije al separarme de ella.

No te alejes de mí [Stephen James]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora