Capítulo 1

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Stephen

— Stephen -—Exclamó Ben, mi mano derecha; él era casi tan alto como yo, de cabello negro y ojos oscuros. — El cargamento de armas ya llegó, y también informes de la ubicación de los malditos que nos robaron la noche anterior.

Tomé mis armas y salimos en dirección a las camionetas, en busca de el lugar donde estaban esos malditos.

Nos tardo llegar unos treinta minutos. Mis hombre y yo habíamos llegado para emboscarlos.

Lo cual nos salió de maravilla ya que éramos más.

— Stephen — Exclamó Víctor al verme.

— Quiero lo que es mío — Estaba cabreado no me gusta que me roben lo mío.

— Nosotros no te daremos nada — Víctor tomó su arma junto con su gente, se estaba por arma una linda.

El tiroteo había empezado y para mi suerte una bala me había rozado el brazo, en la zona del tríceps, "creo que me quito un cacho de piel".

— ¡¿Por qué no terminamos esto como hombres?! — Le grité a Víctor.

Él había sonreído de acuerdo a lo que yo había dicho. — Me parece perfecto Stephen — El muy bastardo estaba confiado, creyendo que el ardor que sentía en mi brazo, podría afectarme; como si eso me detuviera.

Lo que estábamos apunto de hacer era una pelea mano a mano sin armas.

Primero lo engañé, haciendo que un puñetazo que parecía ir hacía su rostro cayera en su estómago, pero el también había logrado impactarme un golpe en la cara. Luego con el brazo izquierdo le dí un cross y con el derecho un recto directo a la nariz; pero él me respondió con una low interna, patada baja en el muslo de la pierna, y un puñetazo, el cual esquivé, dandole una patada, en el boca del estómago  seguido de una patada a la cabeza, para luego darle una circular con la pierna derecha. Haciendo que cayera al piso medio noqueado.

Me dí la vuelta en señal de victoria hacia mis hombres levantando los brazos.

— ¡Stephen atrás! — Grito Ben.
Yo me dí vuelta, pero ya era tarde, Víctor me había clavado un cuchillo en el abdomen y lo hundió, pero yo había tomado sus manos y traté de empujar sus manos, ¡Mierda! Mi brazo ardía, sin embargo logré quitarle el cuchillo y lanzarlo lejos — ¡Eso es trampa! — Gritó Ben, y Mark comenzó el tiroteo. Ben se acercó a mí corriendo — Stephen debes irte ya. — me dijo.

Fuí corriendo hasta una camioneta y traté de subir. — Lo quiero muerto — le dije a Ben antes de irme.

Estaba yendo hacia mi casa, cuando de repente la camioneta se detuvo, se había quedado sin combustible, ¡Carajo! De seguro pincharón el tanque — ¡Mierda! — Estaba cabreado nada había salido como esperaba hoy y para variar estaba lloviendo.

Salí de la camioneta y comencé a caminar como podía, haciendo presión en mi herida. Luego de una par de pasos caí en las escaleras de un edificio — ¡Ah! — exclamó una chica que salía del edificio al verme caer delante de ella, se había acercado rápidamente a mi — ¿Estas bien? — preguntó preocupada. Vio la sangre de mi mano, la levantó viendo la herida en mi abdomen. — ¡Carajo! Tengo que llevarte a aún hospital.

Aunque me costara, traté de hablar -— No, aún hospital no.

— ¿¡Qué!? Pero necesitas atención médica. — Por primera vez levanté mi cabeza para verla, no era tan linda pero no era fea, era normal, tenía el cabello castaño oscuro y unos intensos ojos marrones.

— No puedo ir-r a un hospital — Dije como pude.

Ella clavó sus ojos con los míos, llenos de intensidad  — No voy a dejar que mueras. — dijo para tomar mi brazo y levantarme, apoyó la mitad de mi cuerpo en ella. ¿Como una chica tan pequeña tiene tanta fuerza?, Entramos al edificio y subimos hasta el segundo piso. Se acomodó para sacar sus llaves mientras yo estaba sobre ella, mi nariz se había metido entre su pelo y cuello. Sentí su fragancia y para ser sincero ese aroma dulce, me encantó.
Abrió la puerta y me llevó adentro, me acostó sobre el piso con suavidad. Cerró la puerta y corrió, parecía que buscaba algo. Vino llegando apresurada con un maletín.

— Sino quieres ir al hospital voy a curarte, solo no me demandes después que estés totalmente consciente.  — Aún herido, lo que ella dijo me provocó gracia.

Rompí la remera del chico, tenía todo el cuerpo cubierto de tatuajes y buen físico era muy atractivo, ¡Lucy concéntrate! Tienes que curarlo.

Ella había rasgado mi remera y en cuanto sus manos tocaron mi cuerpo, un pequeño estremecimiento me recorrió. Comenzó desinfectando la herida — Muy bien, tengo que coserte para que dejes de perder sangre, sin embargo no tengo anestesia, así que... Dolerá — Solté un quejido de dolor, cuando la aguja había atravesado mi piel, pero lo aguanté.
Ella comenzó a vendar el lugar donde me había cosido. Me quitó la chaqueta negra que tenía junto con el resto de la remera rasgada — ¡Mierda! — Exclamó — ¿Cuántas heridas tienes? — Otra vez, su comentario me causó gracia. — Parece una herida de bala — Sentí su mirada sobre mí — ¿En que estabas metido? — parecía que me estuviera regañando, eso era divertido. Ella desinfecto mi brazo, y luego comenzó a vendarme.
Por alguna razón me tocó la frente, para luego y sorpresa mía meterme un termómetro en la boca. Al cabo de un minuto lo sacó. — ¡Carajo! También tienes fiebre.

El chico, estaba respirando muy agitado así que le tomé la temperatura y sí, efectivamente tenía fiebre, fui a buscar una almohada, una sábana y una toalla.

La chica había regresado con un par de cosas y me volvió a levantar suavemente, para acostarme en el sofá. Me puso una almohada debajo de la cabeza y me tapo con una manta, seguido de eso me secó la cara con la toalla y volvió a irse, pero esta vez cuando regresó lo hizo con una toalla húmeda que la puso sobre mi frente. Y volvió a levantarse para irse de nuevo, "¿Qué está chica no se queda quieta?". La había tomado de la muñeca, mientras respiraba agitado. — Tranquilo regresaré — Dios tenía una voz tan suave. La solté.

Esta vez había tardado bastante en venir, pero cuando regresó lo hizo con un plato caliente, lo apoyó en la mesa enfrente del sofá y me acomodó la almohada para levantarme un poco. Luego de eso agarró el plato y sopló una cucharada de aquella sopa. Para darmela en la boca — Bebe, te sentirás mejor — Ella notó que no hice movimiento alguno — Tranquilo no es veneno, solo es sopa — Está bien, me arriesgaré solo porque ella me agrada.
Una vez que termine se llevó el plato y regresó con otra toalla húmeda, se agachó a mi lado y me puso la toalla en la frente, yo tenía mis ojos cerrados pero pude sentir como me contempló con la mirada, su mano había tocado mi mejilla y abrí los ojos — ¿Que hiciste para estar así? — Se notaba preocupada, no le contesté y volví a cerrar los ojos, ella me miró un rato y luego sentí como su mano dejaba mi rostro, moví la mía para atrapar su muñeca — No quiero estar solo — Mierda sonaba como un puto niño. Ella no se iba a quedar a mi lado.

— Está bien, no te dejaré — Eso me había sorprendido, ella se quedaría hacerme compañía. Con lo poco que me quedaba de fuerza me removí en el sofá para hacerle lugar a ella.

El chico se removió en el sofá para hacerme lugar y que me acostara a su lado. Lo hice, me acosté a su lado, es que bueno, es un chico muy guapo, está herido y es muy guapo, quien desaprovecharía esa oportunidad, además encuentro sumamente atractivo a los hombres con tatuajes y cicatrices.
Él era muy cálido y fuerte, lo pude notar cuando su brazo cayó sobre el mío.

Esto era increíble, ella estaba pegada a mi cuerpo era una nueva sensación que me recorrió, y su fragancia, Dios, era algo que me embriagaba.

No te alejes de mí [Stephen James]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora