25.

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El día

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El día.

La casa era un lío, todos corrían de un lado para otro, y eso me ponía cada vez más nerviosa aún, estaba encerrada en mi habitación y vi pasar a mi en unas horas más, esposo.

- Escuche tus gritos de auxilió mentalmente. - Ambos reímos por lo dicho y el se recostó a mi lado, posicionando su cabeza en mi vientre.

- Estoy demasiado nerviosa, hoy conocere a la mayoría de los amigos de la familia, hoy me casare, y hoy por primera vez los lobos y vampiros estaran conviviendo juntos por primera vez. - Comencé a acariciar su cabello. - No se como saldrá todo eso.

- Bueno, también estarán los brujos que conociste en tu viaje con Alec y sus amigos ángeles guardianes.- Vi que Edward cerró sus ojos disfrutando del tacto de mis dedos en su cabello y sonreí.

- Estoy feliz de poder compartir mi eternidad junto a ti. - El sonrió y me miro a los ojos, levanto su mano y acarició mi rostro.

- Yo igualmente estoy feliz, de hecho lo estoy desde que te conocí. -

Edward, se movió de su lugar quedando acostado y con su fuerza me tomó de las caderas quedando yo encima de el, estaba comoda y gustosa en esa posición, me acerque a su rostro y junté nuestros labios para fundirnos en un tierno beso.

Edward siempre causaría aquello en mi, corazón latiendo rápido, mejillas ardiendo y pensamientos impuros, lo amaba, podía asegurarlo de una y mil maneras posibles, por eso en 5 horas más juntaria mi vida con la de el para siempre, quedando en un pacto sellado.

- ¿Aún sientes deseo por mi sangre?- Me senté derecha, aún encima de el y lo mire.

- Solo a veces, ya no es tanto como una droga. - El me miro y ladeo su cabeza en forma de duda. - ¿Porqué?

- Por nada, era una simple duda. - Le sonreí y volví a besar sus fríos pero también dulces labios.


                             🩸


Desperté por un leve movimiento que me provocaban y abrí los ojos viendo a Esme, ella me sonrió dulcemente como acostumbraba y yo me senté en la cama, Edward ya no estaba, no me di cuenta cuando me había dormido entre sus brazos, para mi eran comodos.

- Cariño es hora de arreglarte, quedan 2 horas para que llegue el sacerdote y los invitados. - Esme acaricio mi rostro y me paso una bata celeste. - Te deje la tina lista con agua tibia. -

- Gracias Esme, eres muy amable. -

La abracé y ella me correspondió, caminé al baño, el cual se encontraba en la misma habitación y me despoje de mi ropa quedando desnuda, lista para introducirme en la bañera.

Al hacerlo todos mis músculos se relajaron haciendome cerrar los ojos, sentía mucha tensión en el cuerpo y tomarme una baño relajante ayudaría de mucho.

Inmortal | Edward Cullen. |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora