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Welcome to Alaska

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Welcome to Alaska.

La casa era prácticamente la única civilización escondida en el bosque de Anchorage, una ciudad de Alaska, el bosque era grande, sin habitantes en el y lleno de animales, alejado de los ciudadanos, la ciudad en sí era grande  nada comparado a Forks, el clima era frío y aveces templado  rara vez salía el sol, Carlisle ya comenzaría a trabajar en el hospital regional de Alaska, y como las clases ya habían acabado y empezaban en 5 meses más, nosotros buscaríamos que hacer para pasar como ciudadanos normales, la casa era hermosa, tenía un modelo similar a la de Forks, pero esta era más grande, cuatro pisos de grandes ventanales, el primer piso correspondía a la sala y cocina, el segundo era una área de descanso, rodeada de sofás, muebles con libros, televisión y tres habitaciones, en las cuales dormirán Leah, Alec y Jacob, ya en el tercer piso, estaban las habitaciones de cada uno, claramente no dormíamos pero era un área de descanso privado para cada uno, si yo dormía poco gracias a mi estado de ninfa y bruja, pero no lo necesitaba como mis hijos, ellos dormirán en la habitación que nos pertenecía a mi y a Edward, ya cuando crecieran nos mudariamos a otra casa, que estaba en construcción solo para Edward mis hijos y yo, el cuarto piso correspondía a un área de juegos para los niños, el piso acolchonado  para que no sufrieran un accidente y las paredes igual, lleno de jugos, juguetes y un televisor junto a pequeños sofás, esta área era solo de ellos, cortesía de Esme y Carlisle, que los tenían muy consentidos.

Recosté a los niños en sus respectivas cunas y baje a la cocina, tenía hambre y no precisamente de sangre, si bien mi organismo no admitía por completo la comida humana, lograba ingerir un poco, y ahora iba a comer una manzana verde, Edward llego y me tomo por la cintura, estábamos solo en casa, puesto que Esme había acompañado a Carlisle a conocer su nuevo lugar de trabajo y  mi madre había salido con Leah a recorrer la ciudad y los chicos estaban recorriendo el bosque, Jasper necesitaba despejarse y acostumbrarse al lugar que habitaríamos por varios años,  por lo que mi padre y amigos lo estaban ayudando en su adaptamiento. 

- ¿Te a gustado el lugar?- Sus fuertes manos acariciaban mis caderas, y yo cerre mis ojos disfrutando el tacto.

-El lugar es hermoso, me a gustado mucho, solo falta recorrer la ciudad, estoy segura que me encantará mas.- Edward paso sus manos por debajo de mi blusa y yo mordí mis labios, sus dedos recorrían cada extremo de mi abdomen hasta llegar a mis pechos y los apretó por encima del brasier.- 

-

Yo quiero recorrerte a ti... ¿puedo?.- Edward bajo una de sus manos hasta mi cadera y subió la tela de la falda  para que luego sus dedos traviesos se metieran en mis bragas y acariciaran mi clítoris, logrando hacerme jadear un poco.

Edward paro sus movimientos y me tomo de la cintura para luego sentarme en la mesa y arrodillarse, me abrió las piernas de una forma rápida y bajo mis bragas para luego mirarme y yo ya me estaba afirmando fuerte a la mesa, Edward acerco su rostro a mi zona y me tomo de las caderas al momento que su lengua exploraba todo mi centro, cerré mis ojos y gemí alto disfrutando de lo que hacía, sentí como su lengua entraba y salia y eso provoco que mordiera mis labios, sus movimientos se detuvieron iba a abrir los ojos y siento como dos dedos se adentraban en mi moviéndose rápido,mire a mi esposo y el estaba de pie, se acerco a mi y me beso, yo le permití el beso entre pequeños gemidos para comenzar a jugar con su lengua y morder su labio, sentía como el placer aumentaba más y más y lo necesitaba, tenia sed de Edward.

- Métemela de una jodida vez cariño.- Lamí mis labios y pude ver como los ojos de Edward se oscurecían. 

Edward se bajo los pantalones quedando completamente desnudo de la cintura para abajo, su miembro estaba muy duro y sentí como la boca se me hacia agua, la sangre que aún mantenía en mi sistema comenzó bombear con mas fuerza que hasta yo sentí el olor de ella, mi corazón no latía, pero la sangre era mas fuerte que antes, con mas olor, mi parte bruja hacía que eso fuera una adicción para mi compañero de vida, era como su tua cantante pero mas calmado, Edward se acerco a mi tomándome del cuello y se acerco a el, yo cerré mis ojos al momento que su miembro rozo mi entrada, la lengua de Edward recorrió mi cuello lamiéndolo y cuando su miembro grueso entro en mi el encajo sus colmillos en mi cuello, el placer que había sentido por su lengua y dedos esta vez era mas fuerte, no me dolía que bebiera de mi sangre, me daba más placer, mi esposo comenzó a moverse mas rápido sin dejar de beber sangre y yo gemía en alto, ya estaba segura que hasta los chicos que recorrían el bosque habían escuchado, pero no importaba, el placer de aquel momento era magnifico, Edward dejo de beber mi sangre y pude ver sus ojos ahora de un color entre rojo y dorado,  mi esposo me tomo nuevamente por las caderas levantándome de la mesa y sacando su miembro de mi, me dio vuelta y me apoyo en la mesa quedando mi trasero a su dispocicion, me recosté en la mesa mi mejilla hizo contacto con la fría madera, sentí como su mano azoto con fuera mi trasero y me tomo del cabello jalándolo, mi garganta soltó un jadeo audible y su miembro entro con fuerza en mi nuevamente, provocando que cerrara los ojos y me afirmara de los bordes de la mesa, sus movimientos eran pausados pero al salir entraba de una manera brusca, aquello me elevaba a los cielos del placer que provocaba, sentí como el orgasmo estaba a punto de llegar sin embargo mi esposo siguió con sus movimientos, mis gemidos no paraban y fueron más fuertes cuando llegué al anhelado orgasmo, Edward esta vez acelero sus movimientos siendo mas rápido, el clímax se acercaba, más poderoso que el orgasmo, sentí como Edward acababa dando sus últimos movimientos y yo me liberaba con el clímax, mi esposo salio de mi y me beso mi trasero, yo solté una risa, y con ayuda de el me di vuelta y enderece, el me bajo la falda y se subió los pantalones, se acerco a mi me sonrió con dulzura para luego besarme.

- Cada día me sorprendes más cariño.- Le sonreí acariciando sus mejillas. 

- Y te queda toda una eternidad para seguir sorprendiéndote.- El junto nuestras frentes y beso mi nariz de forma corta, causándome cosquillas.- Te amo mucho Evangeline, sin ti no soy nadie. 

Yo también te amo Edward, no te imaginas cuanto te amo...

Inmortal | Edward Cullen. |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora