Inmortal | Edward Cullen. |TERMINADA|

42.

Sed de sangre.

La casa estaba en sumo silencio, el cumpleaños numero 5 de los niños era hoy, sin embargo no estábamos tranquilos, con la visita de Isabella toda la calma se fue, temía por la seguridad de mis bebés, ellos no habían vuelto a provocar aquello que sucedió en el prado nuevamente y hoy hablaríamos con Magnus y otros brujos, también pediríamos ayuda a los Dioses, pues ellos podrían dar un poco de seguridad.

Mi madre se encontraba decorando el lugar junto Esme y los demás, sonreí con pena al recordar a mi amiga, Alice estaría vuelta loca por que todo estuviera en orden, compraría cada prenda de ropa de mis hijos, serían sus nuevos muñecos, la tristeza e ira comenzó a crecer dentro de mi, ella ya no estaba con nosotros por culpa de Isabella, alias la loca que escapó del hospital psiquiátrico, ella había traído tanta desgracias a la familia, era un imán para los problemas, se suponía que Alice era su amiga de igual modo, y no tuvo piedad al quemarla después de desmembrar cada una de sus partes corporales, mordi mi labio ante la vaga imagen que se formaba en mi cabeza, extrañaba a Alice, su ausencia en nuestras vidas era notable.

Me encargaría de tener la cabeza de Isabella Swan en mis manos, hacerla sufrir tanto que desearía no haber nacido, me aseguraría de vengar la muerte de Alice.

Poco a poco fueron llegando todos,  mis hijos caminaban de un lado a otro llamando la atención de todos, llegaban vampiros amigos de la familia y más seres que querían conocer a los primeros híbridos, las niñas que maravillosamente eran idénticas, eran gemelas, estaban vestidas igual a petición de Edward, el tenía un fetiche junto a mi madre de vestirlas igual, su cabello rubio con ondas rebotaban a la par que ellas corrían de un lado a otro riendo, mi hijo jugaba con los brujos, ellos le mostraban hechizos y el los repetía, todos estaban fascinados por ellos, Edward llegó a mi lado sonriendo con Edeline en sus brazos, la cual jugaba  jalando su  cabello cobrizo, el me iba a besar pero nuestra hija se interpuso siendo ella la besada por su padre, era una pequeña celosa, ambos reímos y yo besé la mejilla de mi bebé.

Podía ver como Magnus reía con Anthony pero de un momento a otro quedo estático, luego de unos segundos Edward me pasó a Edeline y lo supe, había problemas.