He Cheng era un chico de catorce años que odiaba su vida, estaba encerrado en una de las grandes mansiones de su padre He Joon. A lo que se dedicaba su día a día era cuidar a su hermano pequeño He Tian, dar clases dentro de la mansión y no hacer nada más. Su vida era tan monótona que la odiaba a pesar de que hacía a su hermano pequeño muy feliz, se aburría demasiado y quería salir cuanto antes de ahí, tenía mucha envidia cuando veía en la tele películas de gente de su edad saliendo por la calle y teniendo amigos porque con los únicos que hablaba eran con su padre, las criadas, el profesor y su hermano pequeño y ya estaba harto quería salir al exterior.
Un día unas cuantas criadas tenían el día libre así que a He Cheng se le ocurrió escaparse para ir al campo de cerca de su casa, pero se tenía que llevar a He Tian también, no podía dejarlo solo si no lloraría mucho.
- Tian ¿Quieres ir al campo de al lado de la mansión?- Le propuso He Cheng a su hermano de nueve años.
- ¡Si! ¡Vamos!- Le respondió feliz el pequeño He Tian.
Después de que el azabache estuviera bastante precavido de que nadie les viera salieron al campo.
Para He Tian y He Cheng era la primera vez que salían de esa mansión después se muriera su madre, el pelinegro no se acordaba porque era un recién nacido, mientras que el azabache lo recordaba perfectamente a pesar de que en ese entonces solo tenía cinco años. Esa vez estaba toda la familia junta dando un paseo por el campo, su padre, su madre, su hermano pequeño y él, recuerda que ese día fué muy feliz pero también fué el último día en que vió a su madre.
He Joon le había a He Cheng dicho que su madre murió en un accidente de tráfico pero no sabía si creérselo, en cuanto He Tian ni siquiera la extrañaba él ya era feliz con jugar con su hermano mayor.
El azabache estaba tan absorto por sus pensamientos que no se dió cuenta de que el pelinegro había desaparecido así que empezó a buscarlo desesperadamente.- Mierda, como vuelva sin él la cago.- Pensaba He Cheng nerviosamente mientras lo buscaba.
Poco después escucho un chillido de desesperación de He Tian que provenía del río.
Cuando llegó al río y vió a el pelinegro ahogarse junto a algo que llevaba en los brazos.- ¿¡Un perro!?- Pensó el azabache extrañado.
Si pensarlo dos veces He Cheng se tiro al río para ayudarles. Cuando fué a sacarlos se hirió el cuello pero no le hizo mucho caso, pero después de sacar a las dos criaturas He Tian no paraba de llorar.
- Perdona Cheng, perdóname.- Decía el pelinegro mientras lloraba y veía a su hermano sangrar.
- No llores, solo los débiles lloran.- Contestó serio He Cheng.
Si hubiera sabido que esa frase le afectaría en un futuro tanto a el pelinegro nunca se la hubiera dicho.
Al llegar a casa los mayordomos les recubieron exaltados llevándose a el pelinegro a su cuarto junto al perro, mientras que al azabache se lo llevaron junto a su padre.
- Me han llamado las criadas diciendo que habíais desaparecido.- Dijo severo He Joon al ver a su hijo mayor que ni siquiera le saludó.- Seguro que ha sido idea tuyo.
- Si.- Reconoció con miedo el azabache.
Ahí justamente He Joon le dió un fuerte golpe en la cara a He Cheng.
- ¿¡ERES GILIPOLLAS!?- Le Chilló el padre.- ¡SABES PERFECTAMENTE QUE TIAN NO PUEDE SALIR DE AQUÍ!- Siguió chillando.- ¡ENCIMA ME TRAES A UN PUTO PERRO!- Terminó ya de decir.
- Lo siento.- Se disculpó He Cheng a punto de llorar.
- Tráeme ahora mismo ese perro que lo voy a echar a la puta calle o matarlo.- He Joon ignoró la disculpa de su hijo.- No quiero ningún animal, si no os hablandáis como maricones.
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Rojo y Negro.
FanfictionMo Guan Shan es un chico difícil de tratar y entender, el odia a la gente, el contacto físico, quiere mucho dinero y sufre varios ataques de ansiedad diariamente debido a su situación familiar pero un día todo cambia por culpa de meterse en una pele...