Capítulo 2 (Maica)

10.6K 485 26
                                    

Jackson me decía que las dos eran unas idiotas mientras me abrazaba pero estoy segura de que él creía que solo era un berrinche de niña pequeña.

-Vale. Ya estoy bien. –dije intentando soltarme- Déjame, Jackson.-me solté de golpe.

-No sé qué narices te pasa últimamente –dijo dándose la vuelta y lléndose. Yo fui tras él.

-Jackson, Jackson –Me hizo caso omiso- Jackson, por favor –se giró- Lo siento.

-¿El qué sientes? Joder, Maica. Cada vez estás más irascible. ¿Qué te he hecho para que estés tan enfadada?

-Nada. No eres tú. Perdóname, por favor. He pagado mi enfado contigo.

-Está bien pero algún día tendrás que decirme lo que te pasa.

-Algún día.

Me despedí de Jackson, entré al baño del instituto, me quité la camiseta que se había ensuciado por culpa de la nueva y me puse la chaqueta sobre el sujetador, guardé la camiseta en la mochila y fui a casa.

-Hola. No pude llegar antes, lo siento muchísimo.

La casa estaba vacía. Al menos no se darán cuenta de que llegué tarde. Dejé la mochila en una esquina del pasillo e hice la comida rápidamente. Tenía que estar acabada cuando llegasen mis padres. Preparé unos macarrones, necesitaba algo rápido. Comí y empecé a hacer un trabajo de química, mi asignatura favorita ya que es la que mejor se me da aunque no lo suficiente como para contentar a mis padres.

Se escuchó un golpe en mi habitación. ¿Qué demonios...?

Cogí el bate de beisbol que papá tenía colgado en la pared del salón y subí silenciosamente las escaleras. Entré en mi habitación que parecía vacía a excepción de la ventana que yo había dejado cerrada y estaba completamente abierta. Anduve hacia la cama y sentí unos brazos agarrándome la cintura.

Grité. Grité muy fuerte y mi atacante se echó a reir.

-¡Maldita sea, Jackson! Me has dado un susto de muerte ¿Estás loco? –Exclamé mientras él reía.

-Quería verte –Me respondió besándome la nuca.

-Qué tont0 eres –sonreí y me giré para besarle los labios.

El me cogió y me llevó a la cama sin dejar de besarme, me agarré a su cuello y me dejé llevar por el momento, uno de los pocos que podía disfrutar con Jackson.

-¡Maica!

-¡Mierda! ¡Mierda! ¡Escóndete! Tienes que esconderte.

Le conduje hacia el armario lo más rápido que pude.

-¡Maica! Baja ahora mismo. –se escuchó de nuevo.

-Voy. Estaba en el baño. –dije bajando las escaleras para encontrarme a mi madre con mi camiseta sucia en la mano. Tendría que haberla tirado.

-¿Qué es esto? –Me preguntó mi padre señalando la prenda que mi madre sostenía en las manos.

-No fui yo. Fue una chica nueva, me tiró un refresco encima. La lavaré.

-¿Cómo que la lavarás? Esa camiseta me ha costado un dineral. ¿Qué crees que me dan el todo gratis? ¿Qué vivo de mis padres como tu? ¿Para eso te compro todo lo que quieres?

-No. Lo siento.

-¡No interrumpas a tu madre! –exclamó mi padre agarrándome del brazo. Yo me encogí de dolor.

-Suéltame, por favor. Compraré una nueva, lo prometo.

-¿Con qué dinero? O es que vas a robarnos. –Me tiró del brazo.

-¡Papá! Papá, por favor...No...

-¡Suéltala! – Gritó una voz ronca en un gruñido.

Miré a la escalera y me quedé de piedra. Jackson tenía la mandíbula llena de pelo, unos colmillos enormes y unas garras del mismo tamaño, además sus ojos ahora eran completamente dorados. Se acercó furioso a mi padre y él me agarró del pelo alejándome de Jackson o lo que parecía ser él.

-No te acerques –Le amenazó mi padre tirando de mi.

Jackson movió el cuello hacia los lados y dio un salto. Agarró a mi madre del cuello y la puso frente a mi padre y a mi.

-Jackson. Jackson, escúchame, por favor. No hagas ninguna locura.

Mi padre me golpeó contra la pared y el ser en el que se había convertido mi novio clavó sus garras en el cuello de mi madre. Grité. Mi padre se abalanzó hacia él y Jackson lo despedazó. En ese momento perdí la consciencia.

Al despertar ni siquiera estaba en mi casa. Era una cama cómoda pero para nada era la mía. A mi alrededor había un ventanal gigante y un hombre con barba, de aspecto duro y grande que me dirigió una especie de sonrisa.

-Por fin despiertas.

-¿Qué hago aquí? ¿Qué ha pasado? ¿Quién eres?

-Estás en mi casa, yo te traje. –Estuvo a punto de girarse cuando se me acercó un poco más.- Soy Derek, Derek Hale.

Grenade (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora