Capítulo 45 Shelby

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Supongo que debo admitir que soy una romántica empedernida. Frente a una escena tan emotiva los brazos de Derek eran demasiado cómodos.

Nos sentamos en el sofá, juntos.

-Nunca te había visto sonreír tanto. –Me dijo.

Encogí los hombros.

-Estoy de buen humor.

-Y ¿Eso a qué se debe? –Preguntó pasando el dedo índice por mi hombro.

-Bueno… Voy a tener un sobrinito, tengo el estómago lleno y se han reconciliado.

-Estás muy guapa cuando sonríes –Me piropeó.

Negué con la cabeza.

-No me digas eso.

Se aceró aún más poniendo uno de sus brazos al lado de mis piernas, con el otro me giró la cara hacia la suya.

-No seas cabezota y déjame meterme en esa mente tuya.

Le miré. Sus ojos me daban tanta confianza y me gustaba que me tocase. Olvídate de él, Shelby. No merece la pena atarte a alguien en tu situación. Me dije.  Odiaba esta… Mis pensamientos se interrumpieron de golpe dejando mi mente en blanco. Lo único en lo que podía pensar era en los labios de Derek sobre los míos. En el movimiento de sus manos grandes  del sofá a mi cintura, en el camino que realizan las mías hacia su pelo y sin más me entrego en ese beso, me entrego a él.  Diciéndole de la mejor forma que se puede que él es el único que me hace sentir así, que es él el que me vuelve loca. Con su lengua tocando mis labios que se abren recibiéndole. Buscando más de él, de lo que me pueda dar, comienzo un baile en el que la pareja eran nuestras bocas sedientas la una de la otra tocándose, acariciándose. Probándonos. Haciéndome una adicta de su droga.

Quise más. Me senté sobre él con una pierna a cada lado de las suyas, con una de sus manos en mis muslos y otra en mi espalda.  Si sus besos eran así ¿Cómo sería llegar a más? De algo estaba completamente segura. Esta vez no  iba a quedarme con las ganas.

Separé nuestras bocas y me levanté. Le sonreí coquetamente y le agarré la mano. Le conduje por el pasillo donde la pareja se besaba hasta mi habitación.

Entrelacé mis brazos en su cuello y me levantó uniendo nuestros cuerpos. Pecho a pecho.  Suspiré en su boca antes de sumergirme en ella de nuevo.  Me encontré casi flotando antes de caer sobre la cama con su cuerpo sobre el mío. Se arrodilló deshaciéndose de su camiseta.

-Haré que te olvides de todo, que sólo pienses en mí.

Le creí. Sonaba demasiado tentador.

Me puse a su altura de rodillas observándole de arriba abajo. Tiré de las trabillas de su pantalón hacia mí e introduje el dedo índice por el hueco de su cadera provocando que se removiera un poco. Sentí sus besos húmedos en mi cuello y como si una bomba hubiese explotado en mi interior le abrí el cinturón y los vaqueros en un abrir y cerrar de ojos. Me empujó hacia atrás y me desnudó: primero la camiseta y después los pantalones. Se detuvo torturándome con sus caricias sobre mi estómago subiendo sobre mi piel hacia mis pechos. Yo aproveché a acariciarle encima de sus boxers. Se deshizo del sujetador que cubría mis pechos y lo sustituyó por sus manos.  Jamás pensé que unas manos podrían hacerme sentir tan bien.

Terminó de desnudarse y se colocó entre mis piernas, abrazó mi cara con sus manos e hizo que le mirara a los ojos. Tenía las pupilas dilatadas de la pasión pero también había algo debajo de eso. Algo que me negué a ver.

-No dejaré que te pase nada malo, Shelbs. –Me dijo.

Confié en él. En sus palabras, en sus hechos, en sus ojos y después en la forma en la que se introdujo lentamente en mí, demostrándome que me protegería.

Nuestros cuerpos se sumergieron en un laberinto de pasión del cual ninguno de los dos queríamos salir. Sus rápidas embestidas me volvían loca, su boca en mi oreja me susurraba palabras que  no hacían más que hacer que el fuego se avivara, mis uñas se clavaban en su espalda hasta que ambos no pudimos seguir más, nuestros cuerpos se movieron como si una corriente eléctrica nos hubiese tocado a ambos, se nos erizó la piel, mis uñas se deslizaron hacia abajo sobre su piel.

-Dios…Si. –Gemí llegando a la cima del placer.

 Después de coger unas fuertes bocanadas de aire su cuerpo calló sobre el mío.

Se tumbó a mi lado y me encerró en sus brazos.

-Mi amor, duerme. –Susurró sobre mi pelo.

Grenade (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora