17. Aleesha

963 87 3
                                        

La noche ha acabado y los rayos del sol entran por la ventana. Me levantó y me cambió a unos vaqueros y una camiseta. Tomo mí mochila y bajo a la sala de estar, encontrando a papá, vestido formalmente.

- ¡Vaya, papá, te ves...! ¡Guau!

- Oh, conferencia.— Se encoge de hombros.

- Vaya, no me sorprendería que dentro de poco traigas a una modelo.

- No exageres.

- ¡No lo hago! ¡Te ves guapísimo!

- Claro.-- Dice con sarcasmo.

- Te recomendaré a un psicológo. Tienes baja autoestima.- Niego con la cabeza.- Ya qué, - Me encojo de hombros.- Me voy papá súper guapo, te quiero; nos vemos.

Dicho eso, me voy de casa en mí Audi, escuchando a Taylor Swift, que suena I Know You Were Trouble. Estoy tan harta de todo, que empiezo a sonreír y a cantar con todas mis fuerzas. Canto y canto, tanto qué las personas que van caminando en la acera me miran raro mientras paso.

-'Cause I knew you were trouble when you walked in, So shame on me now, I flew into places I'd never been, So you put me down, Oh, I knew you were trouble when you walked in, So shame on me now, Flew me to places I'd never been, Now I'm lying on the cold hard ground. - Canto a todo púlmon. 

Rió y canto, pero la letra me pega una enorme bofetada y rompo a llorar. Freno y apoyo mí cabeza en el volante y sigo sollozando. La canción termina y sigue sonando otra, pero en estos momentos, no escucho nada, no siento nada, lo único que puedo hacer es llorar. Quiero controlarme y dejar de sollozar, pero no puedo, y eso me enoja y mientras más me enojo, más lloro. Me controlo y puedo escuchar, suena I Almost Do y todo el esfuerzo de tratar de controlarme y llorar, se derrumba y sigo llorando. Mí pecho brinca por lo sollozos. Todo se nubla, no escucho nada, no veo nada. 

Pego un pequeño brinco, al escuchar un golpe en la ventana. Miro y Johann sigue dando golpes al cristal. Me mira con el ceño fruncido, miro detrás de él y se encuentra su choce y en el, Samara. Le miró enojada.

- ¿Todo está bien? - Pregunta.

- Sí. Todo.- Digo, con sarcasmo.

Y sin decir más, aceleró fuertemente, alejándome de todo, de él. Ni siquiera me había dado cuenta de que me había estacionado en medía carretera. A esta velocidad, llego en menos de cinco minutos a la escuela. Me aparco en el estacionamiento de la escuela y me bajo del auto. Diamond y Alex me encuentran en el baño de mujeres, escondida, viendo a la nada, pensando en nada.

- ¿Todo está bien, Ale? - Pregunta Diamond, con aire preocupado.

- Claro, todo, no se preocupen.- Sonrío débilmente.

- ¿Tú le crees? - Dice Alex.- Porque yo no. ¿Qué ocurre, Aleesha? Últimamente te la pasas muy callada, tú eres callada, lo sabemos, ¿Pero, muy callada? Eso no. No hablas, ¡Ni siquiera nos miras! De la casa a la escuela, de la escuela a la casa, ¿Qué carajos te ocurre? - Y mientras más habla, más sollozo.- Tú eres dulce, buena onda, pero últimamente, ya ni sonríes. Te ocurre algo y no nos quieres decir. Sé qué quizás ya no te dedicamos tiempo por nuestro casi-romance, ¡Pero somos tus amigos! Y sí tú vienes y quieres hablar, yo juro que dejo a éste baboso para hablar contigo. ¿Acaso, no confías en mí?

- Alex... yo... claro qué confío en ti, pero hay... cosas que de verdad... no puedo hablar... - ¿Cómo carajos le hablo con sinceridad? ¿Cómo le digo que Johann es un Hechicero Híbrido? Estaría exponiendo a Johann y estaría adentrando a Alex a un mundo horrible.- Yo simplemente... no puedo.

Blood DiamondsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora