40. Aleesha

823 74 2
                                    

Lo ha servido de mucha ayuda. Por Dios, es una criatura tan tierna e ingenua, que siento la necesidad de tomar sus mejillas como si fuesen plastilina, pero mi mano sería como un lunar en su mejilla. Mis manos en todo tiempo se mantuvieron en movimiento, de arriba abajo, desplazándose en el aire, creando el castillo de hielo de mis sueños. No he terminado, porque de verdad que lo quiero amplío y grande, quiero que mis criaturas tenga un hogar y se sientan cómodos. No sé en que momento pasó, pero me he encaríñado de mis criaturas. Es que, son tan adorables, ellos ni siquiera tienen años de conocerme y se les nota que me aman; me han defendido como cinco veces de animales feos. 

Principalmente, les he hecho habitaciones a todas mis bellas criaturas. Runner y Tanner (mis dos hermosos leones, con melena de nieve) son gigantescos, así que les hice una gran jaula - que parece suit - para que duerman cómodos. La habitación de Lo fue lo más díficil. Él es como un niño, así que le llene a él y a Tiffin (su hermano, que es como más maduro) su habitación de juguetes de hielo, una vía con un tren de hielo y esas cositas. Tiffin miro esas decoraciones y sólo resoplo. Son adorables. Runner y Tanner son dulces y muy sobre protectores, me encantan, a mí me muestran su lado amoroso, pero con otros son duros, fuertes, sin amor. Johann volvío hace como un día y cuando vió mi trabajo, quedó sorprendido. Todavía le falta a mi castillo, como he dicho, pero sólo son pequeños toques para que se vea más hermoso y divino. 

En estos momentos, estoy asustada, nerviosa y con miedo. Vamos en la camioneta de papá, a la audiencia. Mamá ya está allá, hablando con su abogado. Tengo miedo del veredicto. Papá se estaciona y nos bajamos, luego entramos a la sala, donde nos espera un juez.

-Tengan buenas tardes, padres de familia. Srta Aleesa.- Nos saluda un juez canoso.

Mamá me sonríe y le regreso la sonrisa, pero es una risa forzada. El juez nos pide que tomemos asiento y lo hacemos. Mamá en el lado derecho con su abogado y papá al lado izquierdo con el suyo. Yo estoy lejos de ellos, en medio, para ser más exactos. La silla de metal perfora mi trasero. Mi mente no se encuentra en está sala, se encuentra en... ¿Jupiter? ¿La Luna? Oh, sería genial estar en cualquier lugar menos aquí. La culpa me carcome, no le he comentado a Johann nada de esto. Y se supone que los novios se tienen la confianza para todo. ¡Pero no es que no sea confianza, es simplemente no sé como decirlo! Las palabras no salían de mi boca, por Dios, en serio intente comentarle, pero... no sabía cómo. Y ahora el momento ha llegado y nunca le dije. ¿Puedo enviarle un mensaje con una noticia como está? No, eso sería... sólo no podría.

Mi vista es fija en el suelo, tratando de pensar en cualquier cosa menos en esto. Es raro, es como si mis oídos hubiesen sido tapados para no poder escuchar la porquería que hablan. En parte, es genial, porque eso es lo que quiero, desconectarme de todo, no saber nada de esto, porque si lo hago, siento... déja vu. No puedo creer que ya hayan pasado dos años. Dios mío, el tiempo se fue volando entre magía, criaturas y toda esa cosa sobrenatural. Si mis papas supieran toda esta cuestión de Nieve y criaturas, seguro me mandan a un psicólogo. Cualquier persona me diría que estoy loca. Los mundanos creen que saben todo, pero hay una parte del mundo que no muchos lo conocen. Y por desgracia, yo lo conocí. En parte, no me arrepiento, digo, sino no hubiera conocido al tonto de Johann, que ahora, para mí, lo es todo.

Y siendo mi todo, no le pude contar esto. Por Dios, me siento mal por eso. Levanto la mirada, para encontrarme de frente con el juez, que me mira. ¿Qué? ¿Me preguntó algo?

-¿Disculpe?

-¿Con quien le gustaría vivir hasta ser mayor de edad? - ¡¿En serio me está preguntando eso?!

-No puedo responder a esa pregunta.- Gruño.

-Bueno... prosigamos con las pruebas. ¿Traen téstigos?

Blood DiamondsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora