Él día ha sido una completa porquería.
Hace tres días, Aleesha me besó y yo, que caígo en sus encantos, seguí lo que ella empezo. Y no me arrepiento. Aleesha besa tan jodidamente bien, que hace que mire las nubes, literalmente. Joder, fue maravilloso. Pero lo bueno siempre acaba. Su papá nos interrumpió y yo tuve que irme.
Y ahora, Samara hace miles de pucheros y me da picos en los labios y como ve que no respondo, pone cara de ofendida y se va de "nuestra" habitación (según ella, MÍ habitación, es también la de ella). Y es un martirío dormir en el sofá. Yo en el sofá y ella bien cómoda en mí cama. Maldita.
Samara anda sumamente estresada y yo también. Así qué hoy tendremos un día de campo (Y lo más gracioso, es en un parque, no hay nada de "campo"). Jodida mierda, odio eso. Pero creo que me sería bien un descanzo. Y sería un excelente descanzo si fuera junto a Ale. Pero no. Y odio todavía más eso.
Nos subimos a mí Lexus, después de que Samara metiera una canasta con sólo-ella-sabe-qué y nos vamos a un bonito campo-parque, donde hay muchas flores y toda esa mierda.
- ¡Estoy muy emocionada! - Chilla Samara.- ¡Día de campo! ¡Día de campo! - Canta como una niña.
Pongo los ojos en blanco y sigo con mi camino. Después de un trayecto, llegamos y Samara sigue cantando y parloteando. Nos bajamos y caminamos por el parque, en una zona donde hay cespéd y flores. Samara pone una manta en el cespéd, donde nos sentamos. Samara coloca la canasta y empieza a sacar unos bocadillos.
- Toma.- Me ofrece. Yo mástico la comida, que por cierto, esta muy rica.
Durante un rato, nos mantenemos callados. Samara me mira sería. Y al fin habla.
- Estás muy enamorado de ella, ¿Verdad?
Estaba distraído, pero al escuchar esas palabras de su boca, toda mí atención se enfoca en ella.
- Sé qué estás enamorado. Lo que no sé, es de quién. Ella debe de ser muy afortunada. Sí yo fuera ella, ya te habría violado.- Suelta una risita.- Lamento todo esto, sabes. Sé qué por mí, ustedes no están juntos. No era mí intención. Quería agradecerte por toda la paciencia que has tenido conmigo al enceñarme todo eso de la hechicería y como controlar los dos Elementos. Era muy chistoso cuando de la nada de mí mano salía disparada una bola de fuego o un enorme bloque de tierra.
Como no sé qué decir, no digo nada, sólo la miro. Samara me mira y asiente. Mira por encima de mí hombro y abre los ojos.
- ¡Oh, mierda! - Grita.
Extiende su mano y una bola de fuego es lanzada, pasa por encima de mí hombro. Me levanto a velocidad sobrenatural. Y detrás de mí, hay como treinta Perros del Infierno, que babean y gruñen. Él que mató Samara, yace en el suelo y luego, desaparece dejando un polvo negro.
Samara también se levanta, pero a velocidad humana. No sé porque dije "velocidad", si no hubo nada de ello en su movimiento.
- Sam, vete.- Ella niega con la cabeza. Ahueco las manos hacía ella y creo una burbuja.- ¡Vete, joder!
Y Sam se va a una velocidad sobrenatural (ahora sí) junto con la burbuja de fuego que creer. Se preguntaran, ¿Por qué fuego? Bueno, uno de los Elementos que heredó de mí, son el fuego y la tierra. Así qué sí la mantenía en burbuja de agua, se ahogaría, su llama se apagaría y quedará en estado de coma, por decirlo así. A un mortal, lo puedes meter en una burbuja de lo que sea, ya que, ellos, por decirlo así, son como inmunes.
Los perros gruñen y gruñen. Y empiezo a correr a esa velocidad, que Ale odia; me vuelvo trasnparente y corro entre ellos, en filas, en vertical, en horizontal, en zigzag. Luego, salgo. ¡Y bum! las bombas de fuego que deposite mientras corria entre ellos, explotan, haciando volar todo en pedazos.
Sonrío.
Pero detrás de ellos, hay como cincuenta Hecatónquiros*. Mi sonrisa es borrada.
- Mierda.- Susurro.
En mí mano, aparece una espada, larga de dos filos, una espada de hecha de fuego. Empiezo a correr hacía ellos y cuando dentro entre ellos, sólo siento miles de manos en mí. Empiezo a cortar brazos, a atacar con mí espada de fuego. Unos mueren, otros logran escapar. A uno, le corto los cien brazos de una sola vez. Y mueres.
Un millar de manos me toman por el cuerpo, me sujetan a tal punto que me cubren casi toda la cara. Y ya no veo nada. Estoy inundado de manos por todo el cuerpo. En mí mente, resito un hechizo.
¡Y blam! de mí cuerpo sale disparada una honda que los derrota a todos.
Estoy en el suelo, jadeando, con la camisa hecha pedazos, sin un zapato, mí cabello más rebelde de lo común, con un rayon en el pecho que me arde.
Y ahí me quedo, en el suelo, respirando entre cortadamente, jadeando, viendo el cielo que ahora, está nublado.
Hecatónquiros: Conocidos también como Centimanos, son gigantes con 100 brazos y 50 cabezas, hijos de Gea y Urano.

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Blood Diamonds
FantasyAleesha ha descubierto la Maldición de Johann y se enteró que ella podría romperla. Pero Johann no está dispuesto a arriesgarse, ya que podría morir si no es la indicada. Por esa razón, Johann ha decidido buscar El Diamante de Sangre, que es lo úni...