Entró a casa y subó a mí habitación, me desplomo en la cama, mirando el techo, con aire pensativo y mí antebrazo reposado en la frente. Maldición, esté día ha sido una completa porquería, he matado a dos vampiros, Samara tocó a Aleesha y lo peor: Aleesha se enojó conmigo y lloró la muerte de Peter. Jesús, esto es una mierda. Escucho como el ascensor se encuentra en funcionamiento. Bah, ahora tengo que prepararme para una pelea con Sam. Y sí, ahí viene Sam, que tira todos mis papeles que estaban en mí escritorío. Se acerca a mí.
- ¡No lo puedo creer! ¡Tú! - Me señala con el dedo.- ¡Te odio, maldito! ¡Por ella me tratas tan mal! Yo no tengo la culpa que ella no te quiera.
No la miro, solo respiro profundo y hablo:
- Sam, vete, no quiero discutir.
- ¡Pues yo sí quiero! - Me levanto y me paro frente a ella.
- ¡Pues me importa una mierda sí quieres discutir! ¡Yo no quiero y punto!
Y se va, dejando una brisa por su velocidad. Tengo que hablar con Aleesha. Demonios, ella lloró la muerte de ése imbécil. No me siento culpable por haber matado a dos vampiros, pero me siento fatal por Ale. Así qué bajo a la cocina, bebo un poco de agua y cuando entro a la sala de estar, me paro en seco. Un vampiro. Otro. Puedo sentirlo. Anabel y Celeste están paralizadas y no sé como coño ha podido entrar. Sam está sentada en el sofá, comiéndose las uñas.
- ¿Y tú eres...? - Pregunto; me recuesto en el umbral de la puerta.
- Daemon McCarthy. Hermano de Peter y Matthew.
Su voz es feroz, pero lo único que a mí me causa es risa. Vaya, ya vino un vampiro a defender la muerte de sus hermanos. Puaj.
- Mucho gusto, Daemon, soy Johann.- Digo.- ¿Qué haces aquí, en MÍ casa?
- Quiero saber dónde están mis hermanos. Sé qué tú los tienes.
Me encojo de un hombro, mientras digo -: No los tengo yo, su alma yace con La Hada de La Oscuridad.
Daemon abre los ojos y se da cuenta: sus hermanos están muertos.
- ¿Qué demonios les pasó? - Gruñe.
- Oh, los mate yo. ¿Algún problema? - Enarco una ceja.
- Muchos.
Y se lanza a por mí. Y antes de que me toqué, lo envuelvo en agua y bajo la temperatura. Ahora, se encuentra congelado en un enorme cubo de hielo. Anabel chilla, al igual que Celeste.
- ¿Qué haces? - Pregunta con temor Anabel.
- Siendo más inteligente.
Y con el aire, empujo el cubo de hielo. Dios, en parte, odio está casa, porque los pasillos parecen un laberinto, pero al final, llegó a una puerta de hierro, muy doble con una ventanilla. La abro y trato de meter el cubo, pero la puerta es muy angosta.
- Joder.- Susurro.
Pongo mis manos en mí cintura. ¿Cómo metó ése cubo? Al final, la envuelvo en una masa de aire protectora y cómo puedo, la meto, traspasa la pared sin dañar ni el cubo ni la pared. Entro por la puerta y me invade el frío. La habitación es como un congelador, donde podrías meter tanto helado como quieras y no encontrarás helado derretido. Observo el cubo: Nuestro amigo Daemon se encuentra en una posición de lanzarse sobre algo.
No está muerto, claro, pero sí inmóvil, y ¿Cómo respira? Simple, he creado pequeñas ondas de viento dentro del hielo, para que no se quedé sin aire; no es mucho aire, pero de algo le sirve. Él está vivo y conciente, sus ojos están abiertos y su pupila sigue cada movimiento que doy. Me río en su cara y sus mejillas se tornan rosadas, por el enojo.
- Maldito.- Gruño.- Espero a toda tú familia y no dudes ni un segundo que los mataré si tratan de hacerme daño, lo cual harán, así que la familia McCarthy pronto dejará de existir.
En mí cara se forma una sonrisa sarcástica, una sonrísa burlona, arrogante.
Salgo de la habitación y le pongo llave en una enorme cerradura, guardo la llave en la bolsa de mis pantalones vaqueros. Camino por los pasillos hasta llegar nuevamente a la sala de estar, donde se encuentran mis hermanas y a Sam.
- ¿Qué hiciste con él? - Preguntan las tres al unísono.
- Lo maté.- Miento.
Ninguna debe saber que lo tengo vivo. Mí querido amigo Daemon me podrá servir como cebo. Sí tengo a Daemon, voy un pasó adelante que la familia McCarthy.
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Blood Diamonds
FantasyAleesha ha descubierto la Maldición de Johann y se enteró que ella podría romperla. Pero Johann no está dispuesto a arriesgarse, ya que podría morir si no es la indicada. Por esa razón, Johann ha decidido buscar El Diamante de Sangre, que es lo úni...