43. Aleesha

990 86 1
                                        

Llegué a mi casa bañada en llanto, sufriendo por un amor perdido, sufriendo por él. Todo esto es mi culpa, yo debí decirle todo, debí confiar en él... Y ahora lo perdí y todo por mi estúpida yo. Su rostro era fuerte, era tenso, con rencor y odio. Sus palabras eran como navajas que me cortaban, y ahora no hay nada. Cuando entre a casa ni siquiera vi a mi madre, estaba devastada, no podía levantar la cara porque sino iba a ver cuán mal estaba. Pero era inevitable que no notará algo malo. Le dije que me dejara sola un momento y así lo hizo, he podido llorar sola por más de una hora. Las palabras de Johann se han quedado atascadas en mi cabeza y me torturan. Demonios, duele como el infierno.

Alguien toca la puerta y no respondo. Mamá entra sin que yo le de permiso. Me acurruco más en mi cama, escondiendo mi cara entre las almohadas. Mamá se sienta en la cama y soba mi cabello.

-¿Ese chico rebelde te hizo algo? - No respondo - ¿Sabes que por él estás aquí, no? No podías estar rodeada de tipos como él, nena. El juez sabe que él es el vecino rebelde.

Sus palabras llaman mi atención, así que levantó mi cabeza y la miró. Algo no anda bien... puedo sentirlo.

-¿Cómo es que el juez supo de esas "pruebas"?  ¿Cómo sabía el juez de él? - mamá empieza a ponerse nerviosa e incómoda.

-Cariño... de verdad no sé cómo se enteró.

Asiento. No me creo eso, así que rebusco en su cabeza y leo sus pensamientos. Ella no debe saber que soborne al juez y contrate a un detective... Ella está a salvo conmigo, y jure que la tendría conmigo... Ella está bien... Mis ojos se agrandan y se llenan más de lágrimas.

-Tú lo hiciste -susurro - tu le diste esa información... información errónea, inventada. Tú... no puedo creerlo - digo con repulsión.

Mamá se ve en estado de shock,  sin saber qué decir o qué hacer, solo niega suavemente con la cabeza.

-Aleesha... ¿De qué hablas? - intenta reír, pero no lo logra.

-¡No puedo creer que hayas sido capaz de eso! - grito, mientras me levanto de la cama - ¡Eres... eres! - salgo corriendo de mi habitación y bajo trotando las gradas. Tomo el pomo de la puerta y salgo de casa, me voy sin saber a donde realmente.

Corro por la acera velozmente, huyendo de mamá. No puedo creer que haya sobornado al juez. ¿Cuánto habrá pagado?  Este es un lado de mamá que nunca conocí, hasta ahora. Yo no puedo estar con mamá porque daño a papá y no puedo estar con papá porquedaño a mamá. Es una jodida mierda. Llegó lo suficientemente lejos como para no ser encontrada por mamá. Miró el parque, los niños ríen y se divierten. A veces es mejor vivir en la ignorancia. Pobres, no saben lo que hay en el exterior.  Me siento en una banca y trató de retener las lágrimas pero mis intentos son en vano, porque las lágrimas corren por mis mejillas. La gente pasa y me ve, así que tomo mi cabeza entre las manos y miró el suelo. Sigo llorando.

Mi mente repasa cada segundo que pase con Johann y aún me cuesta creer que no seamos ni amigos. Nunca fuimos amigos en realidad, siempre me molestaba y no sé cómo, pero nos hicimos novios. Aunque... nunca me dijo si quería ser su novia, pero él me presentaba como tal y me trataba como tal. Soy tan tonta. Ahora que lo necesito más que nunca él no está, él me corto y todo por mí culpa. Carajo, sé qué si el estuviera aquí todo sería diferente. ¿Cómo es que mi mundo se derrumbo en menos de doce horas? Mamá me engaño, y no solo a mí, sino que también a papá. Y Johann no está más a mí lado. Una brisa hace que todo mi cuerpo se tense por el frío. Y siento unas manos sobre mis hombros, que tratan de consolarme. Siento su aroma y sé perfectamente quién es. Mi corazón late rápido, con emoción. Levanto mi vista lentamente, para encontrarme con el rostro de Johann deprimido, tenso, se ve realmente cansado. Sus ojos se encuentran rojos. ¿Ha estado llorando? Dios... Al ver que he estado llorando a mares, hace una mueca de dolor. Mis ojos se llenan más de lágrimas al verlo ahí, sus manos tendidas sobre mí. Me atrae hacia él y me abraza, fuerte. Lo abrazo tan duro que pienso que se quejará, pero no lo hace. Lloro en su pecho como niña.

Blood DiamondsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora