34. Aleesha

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Es el  fin. 

Maldición, duele como el infierno. Juro que puedo escuchar cómo mi corazón empieza a romperse en miles y miles de pedazos. Por favor... no... díganme que estoy soñando... yo no quiero perderlo... no a Johann... 

No quiero que me alejen de él.

Yo... Dios, necesito todo de mí para no romperme en estos momentos. Las lágrimas amenazan con salir de mis ojos, pero hago tripas cora... derramo una lágrima. No una, miles salen de mis ojos, bañanado mis mejillas. ¿Nunca has sentido que estás muerta en vida? Bueno, así o peor me siento yo en estos momentos. Recuerdo sus brazos fuertes alrededor de mi cintura, protegiéndome y susurrando en mí oído cuanto me ama...

Mientras me escoltan, sollozo más. Siento que mi corazón se rompe, mi estómago se retuerce y... y... vomito. Los que me escoltan se brincan ante mi vomito en el suelo.

-¡Qué asco! - La voz metalizada del guardia-esqueleto me asusta.

Sin importarle cuán mal voy, me toman de los brazos bruscamente y siguen caminando, llevándome con ellos. 

-Oye, ¿Dónde la llevamos? - Dice el esqueleto que lleva mi brazo derecho.

-Mmm... la Srta Alena no dijo dónde. 

-Ella dijo que puedo ir a casa. ¡Tengo que ir a casa!

-¿Y tú creíste que te iba a dejar ir a casa? Puff. Ingenua. 

-¡¿Qué?! - grito, pero unos huesos me tapan la boca. Hago una mueca de asco. 

-Cállate. Ag, metámosla aquí.

En el pasillo hay una puerta. Abren la puerta y me meten dentro con un empujón. Cierran la puerta. Intento abrir la puerta, pero no se puede, sólo se abre de afuera.

-¡Saquenme de aquí! - Golpeo la puerta.- ¡Malditos, abran la puerta! - Nada.

Me volteo y me paro en seco. ¿Qué carajos es esto? ¿Un laboratorio? Porqué parece un gran, pero gran laboratorio, con miles de sustancias de todo tipo de colores en contenedores. Hay un ruido, chillón, pero no sé de dónde proviene. Ahora, no sólo es un sonido, son varios. Hay tubos donde viajan una sustancia azul brillante, un azul metalizado. El tubo empieza a moverse violentamente, como si la sustancia es demasiado fuerte y pasa a una velocidad increíble. De pronto, humo blanco empieza a invadir el lugar. Me volteo y empiezo a golpear la puerta.

Algo anda mal.

-¡Ayuda! ¡Saquenme de aquí! ¡Ayuda! 

El humo ya ha invadido toda la habitación y hay miles de sonidos chirriantes por todos lados. Me tapo los oídos con las manos y me deslizo contra la puerta, hasta quedar sentada. La habitación se hace helada como el infierno y mis labios tiemblan por el frío. Miro mis manos y están blancas como el papel y venas blancas brillantes resaltan.

¿Qué carajos está pasando?

Todo mi cuerpo tiembla y mierda, ¡Qué frío! Me froto los brazos y me doy cuenta que en ellos también resaltan venas. A regañadientes, me levanto y miro mi reflejo en un escritorio de metal. Mis labios están morados y hay miles de venas inundando mi cara. Empiezo a gritar. Llamo a Johann, Alena a papá... mamá...

-¡Johann! - Susurro, cuando mis piernas se vuelven como plastilina y caígo al suelo. 

Empiezo a temblar como el infierno. 

Siento que en cualquier momento convulsionaré. Mi cabello empieza a... ¡¿QUÉ DEMONIOS?! Lo miro asustada. Mi cabello empieza a volverse blanco... blanco como la nieve. No puedo quedarme aquí y morir. Así que, como puedo, me levanto y todo mi cabello, -que ahora es blanco- cae sobre mis hombros. Vuelvo a verme en el reflejo y Dios... mis ojos azules resaltan mucho en mi piel blanca y mi cabello. Camino tambaleante y miro mis manos... ellas brillan... al igual que todo mi cuerpo... 

Vuelvo a golpear la puerta y está ante mí contacto, empieza a congelarse... llenarse de nieve.

Mis ojos están cansados y pesados, pero lucho por mantenerlos abiertos. Me siento como bambi, mis piernas tiemblan y en lo único que puedo pensar es en Johann. Quizás moriré aquí. Y quizás sea lo mejor. Sé qué es rídiculo, pero, no quiero seguir sin él. ¿Cómo seguir sin la persona que te dió felicidad? 

No puede sólo hacerme feliz y luego irse.

Yo... quizás... no sé, quizás... sea lo mejor.

Y me derrumbo en el suelo, inconsciente. A pesar que estoy inconsciente, siento mis venas congeladas y congelan mi sangre...

Blood DiamondsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora