41. Johann

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El ascensor baja sumamente rápido y hace que mi cabello se mueva por la brisa. Cada ser mágico que habita en la tierra tiene acceso directo al Mundo Mágico, así que para ir allí, no necesito salir de casa, solo tomo el ascensor que lleva a mí habitación, pero esta vez, no subo, sino que bajo a las profundidades. Quería traer a Aleesha, quería que conociera este lado de su nueva vida, pero no pude ir buscarla a su casa porque se presentaron unos problemas. Y ahora, voy a ver qué sucede y si puedo arreglarlo. Quería que Ale viera otra parte del mundo que nadie conoce, pero era "urgente" que fuera al instante.

Cuando ocurre algo, Los Consejeros acuden a mí. Los Consejeros son duendes que tratan de poner orden en el Mundo Mágico, pero ellos son empleados - por así decirlo - de Los Maestros. Yo soy un Maestro, como Aleesha. Pero yo soy superior, soy un Maestro Híbrido. Y también soy hechicero. En la junta, hablaremos del "problema" y sobre la nueva Maestra, que es Aleesha. En la reunión estarán los Maestros: del Agua, Fuego, Tierra y Aire. Nieve no, claro, no se encuentra Aleesha. Mi túnica se mueve al son de la brisa.

El ascensor se detiene y las puertas se abren, mostrándome el Mundo Mágico. Criaturas corren de allá para acá, comprando en tiendas mágicas, vendiendo cosas mágicas. Aquí es como el centro comercial mundano: gentío por allá, gentío por acá. Al pasar, todos me miran y murmullos se elevan. A lo lejos, miró a Lo y a Tiffin que discuten. Los ignoró y me abro camino entre las criaturas. Cuando una criatura decide liberarse de su Maestro, estás recurren aquí. Vagan sin rumbo hasta que los matan. O el Consejo decide darles trabajo o cosas así para mantenerlos ocupados y que no maten. Hay un edificio lleno de Criaturas sin hogar, pero es un desastre, unos se matan con otros. Yo no tengo en sí criaturas, ya que las poseen los otros Maestros, porque si yo tuviera mis criaturas, la maestra del Agua no tendría, el Maestro del Fuego tampoco, ni del Aire ni de la Tierra; pero todas las criaturas que son sus hijos -por así decirlo- de los Maestros de los Cuatro Elementos me reconocen como su Rey, porque soy más fuerte que su Príncipe o Princesa. Las únicas criaturas que me odian son las de Alena. Maldita.

Me paro en la Base y está se eleva, dejando a todos más pequeños que una hormiga. Llegó a la sala de reuniones, donde sólo hay una enorme mesa de roble y unos tronos alrededor. Y no hay nada más, los objetos están en el aire. Oops llego tarde. Mi trono se encuentra vacío y puedo ver mi símbolo: es como un sol, y dentro los Cuatro Elementos. Me hacen una reverencia. Zedan, es el Maestro del Fuego y me da gracia como su cabello flota en llamas. Lictza es la Maestra de la Tierra, y sus brazos son cubiertos por raíces cafés que resaltan en su piel pálida. Wartek es el Maestro del Agua, y en ves de cabello, algas caen sobre sus hombros. Aritza es Maestra del Aire y ella se pasea desnuda. Lo sé, si fuera soltero y mi corazón estuviera vacío, me la comería con la vista.

Pero tengo novia y, maldición, la amo.

La amo como nunca he amado. Ella es como mi aire: sin ella no puedo vivir. Movería cielo y mar para poder tenerla cerca, pero ella me ama y sé qué ella jamás se alejaría de mí. Nos necesitamos, somos como el mar y la arena, como la Luna y las estrellas. Somos uno sólo. Nuestros cuerpos se desean, pero realmente quiero hacer esto bien. Quiero hacerlo por ella, porque se merece lo mejor y estoy esforzándome para estar a la altura y hacerla feliz.

-Gracias a todos por venir - saludo. Estoy en modo de negocios on -, se me informó que hay problemas y tuve que venir. ¿Alguien podría decirme qué pasa?

-Los Espejos. Algo está fallando. No funcionan correctamente - Habla Aritza - Una de mis criaturas fue vista y todo se salió de control.

Frunzo el ceño. Son tres Espejos que rodean el Mundo Mágico, formando un triángulo. Los Tres Espejos son los que nos protegen de invasores y ojos humanos. Los Tres Espejos funcionan a base de nuestros poderes, de todos los Maestros. Cada cien años, nos reunimos para reforzar los Tres Espejos. No han pasado ni 50 años; esto no puede estar pasando.

Blood DiamondsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora