¿Quién iba a pensar de ser una ladrona de billeteras? Pasaría a formar parte del mayor Atraco de la Historia.
Aunque, ganar tanto dinero, sería de lo mejor ya no tener que trabajar o bueno robar más, será un plan sencillo.
No nombres, ni relaciones...
Me dirigía hacia la cámara acorazada donde estaba Mónica, quería comprobar si seguía bien, pensé que quizá Denver estaba allí, al ir por los pasillos no lo vi y puede que esté ahí.
— ¿Te gusta?—Pregunté al abrir la cámara, y parecía estar tan concentrada en tocarle el pecho a Denver, que cuando me oyó se sobresaltó.— Digo...como estas ya casi encima de él.
— N-No...solo venía por agua.—Respondió nerviosa y estiró su brazo para tomar una botella de agua, que estaban al lado de Denver, quien estaba durmiendo, estaba tan cansando que ni oía el ruido de la puerta que soltaba la cámara.
— Bueno, solo venía a ver como estabas.—Dije con seriedad, al ver que ya se había alejado de Denver y se sentaba al frente de él, pero alejada unos metros.
— Estoy mejor, ya no tengo fiebre.—Respondió Mónica y me senté al lado de Denver, parecía que estuviera dejando en claro algo.
— ¿Cuántas semanas tienes?—Pregunté ya sentada y estiraba mis piernas.
— Seis...—dijo con una leve sonrisa y luego movía sus dedos con nervios.— El test que pedí...¿salió posi—La interrumpí.
— Eres muy curiosa.—Resople y hable más bajo al sentir como Denver soltaba gruñidos aún dormido.— Sí, dio positivo y ahora, si me disculpas prefiero echar la siesta antes de seguir cuidando.
Asintió y sentí como Denver rodeaba con su brazo mi cintura, lo que Mónica soltó un jadeo de sorpresa.
Empecé a recordar...lo bien que nos la pasamos en la verbena de San Juan, pero luego como terminaba molesta al final con Denver.
Flash Back.
Esa noche nos decidimos las chicas y yo alistarnos en la habitación de Tokio, vi como se seguían maquillando frente al espejo y yo ya me acerqué al espejo donde estaban ellas al terminar de cambiarme.
— Vas dispuesta a tirar, ¿eh?—Dijo Tokio riendo y soltaba el humo de cigarrillo. Nairobi volteó al verme y asentía con una sonrisa al ver mi atuendo.
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(Aclarando a la rayis le gusta variar los atuendos)
— ¿A qué voy guapísima?—Dije riendo y tome el labial mate rojo que traje, me lo empecé a aplicar en mis labios, tratando de no reír por la charla de Nairobi y Tokio.
Volteamos las tres al escuchar la puerta abrirse.
— ¡Vamos de fiesta!—Dijo Río y las tres siseamos para que bajara la voz.
— ¿Las llaves del Profesor?—Preguntó Tokio yendo hacia él.
— Aquí.—Respondió y nos enseño las llaves del auto del Profesor, Nairobi las tomo y reí al ver como Río tosía al tomar una calada de cigarrillo.
