Temporada 2 Capítulo 3

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Capítulo 3: "Aikido"

MADRID

HORA CERO

Narra Linz

Lo primero que haríamos como muestra de nuestra vuelta, sería como el Plan Chernóbil. Haríamos que por medio de un dirigible, soltaría varios fajos de billetes a las personas, haciendo un caos, una distracción, en sí las personas nos ayudarían.

Y eso debería pasar en este momento, esperábamos ya listos, fingiendo ser militares que ayudarían a controlar el caos que había por el Banco de España, esperábamos la señal.

Me agaché a amarrar la agujeta de mi bota, y oí pasos atrás mío.

— Linz.—Dijo Denver, rodé los ojos.— Por favor, hablemos.

— Hablemos después.—Murmuré con molestia y me levanté.

— Eran las tres de la mañana y se me calentó el morro, ya está, perdóname.—Pidió y le mire cruzada de brazos.— Mira, no creo que sea pa' que no me hables en tres días, ¿eh?

— Pues como a ti se te calentó el "morro", a mí también y no tengo unas putas ganas de hablar contigo.— Dije en voz baja, no quería que los demás escucharán, ya tuvieron suficiente esa vez.

TRES DÍAS ANTES DE LA HORA CERO

Narra Linz

Me senté en la cama al oír un pequeño quejido de Maddie.

— Shh, shh...duerme cariño, que mami aún tiene sueño.—Dije con voz dulce y acariciaba el cabello de mi niña, que ya se quedo quieta.— Cariño, deja de mover tanto la pierna que despertarás a uno y luego el otro se despertará.

— Los niños están tranquilos, el que no esta tranquilo soy yo.—Dijo Denver y le mire confundida.— Te lo soltaré de bocajarro, Linz, que no quiero que entres a ese banco.

— Denver.—Dije y el negó con al cabeza.

— Me cago en la puta, amor...que tenemos dos niños y a Thomas.—Dijo con nervios.

— Hablemos, pero primero tranquilízate.— Pedí y agradecí en mi interior, de que Thomas haya tenido otra habitación, aunque fuera más pequeña que ésta. Así, no oiría esta conversación.

— No, no me voy a tranquilizar, porque llevo tres putas semanas sin dormir.—Dijo levantándose de la cama y volteó mirándome.— Que no somos Bonnie and Clyde. Joder, que ahora eres madre, no eres Rambo.

— ¿De qué hablas?—Pregunté con brusquedad.— Casi  toda mi vida he vivido así, Denver...no sabía manejar armas de fuego, pero aprendí hace años con el Profesor y también ahora, estoy más que preparada.

— ¿Por qué estamos de campamento con el Profesor?—Preguntó con ironía y me levanté para estar frente suyo.— En las jornadas del crimen, no me jodas.

— A mí, a mí no me hablas así Denver.—Dije con seriedad.— Escu-

— Escúchame tú a mí, Linz.—Dijo molesto y me crucé de brazos.— Yo he estado toda la puta vida en esto, no quiero que mis hijos pasen lo mismo que yo...Antes abandonaste a Thomas y ahora tus hijos...,aquí con unos monjes.

— Yo no abandone a Thomas, lo deje en cuidado con una amiga de AÑOS.—Dije ahora sí molesta.— Era porque quería DARLE una buena vida, yo no quería una vida como la mía para él.

— ____...

— Y no estoy abandonando a mis hijos.—Dije intentando calmar mi voz para no despertar a los niños.— Son tres días, no se quedarán toda la vida.

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