Capítulo 17

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LUNES

21:00 HORAS

83 HORAS DE ATRACO

Narra Linz

— Lo que te estoy diciendo, Profesor, es que esto es un desmadre. La situación aquí dentro es crítica.—Dijo Nairobi, yo había acabado de volver de buscar el botiquín para curar a Berlín.— Río sedó a Linz, Tokio ha jugado a la ruleta rusa con Berlín atado en una silla y luego, Rió ha desertado y Berlín casi lo ejecuta como un puto fusilamiento vietnamita.

Hice toquesitos a Denver en su hombro para que me ayudará a llevar a Berlín al sillón, Denver y Helsinki lo llevaron y mientras lo curaba, escuchábamos a Nairobi contarle todo al Profesor.

— Ah, y Helsinki le ha asfixiado a Oslo...Estaba vegetal, Helsinki dice que es lo que él hubiera querido. Ya lo ves, Profesor esto es un puto desastre.—Dijo Nairobi y yo limpiaba la herida de Berlín.— Así que no tengo más remedio que tomar yo el control de la situación hasta que las aguas vuelvan a su cauce.

— Pregúntale que mierda hacía con la policía.—Dijo Denver con seriedad.

— Profesor, aquí dentro necesitamos saber en que situación estamos.

Yo ya estaba vendando la cabeza de Berlín ya que Nairobi oía lo que el Profesor contaba.

— Mira, haz lo que tengas que hacer ahí fuera, que mientras tanto, yo arreglo las cosas aquí dentro. Y ahora, te voy a pasar la llamada que seguro es de la carpa.—Dijo Nairobi y colgó el teléfono.

Me encontraba sentada en el escritorio, Helsinki miraba como había vendado a Berlín, quien ya despertó con un fuerte dolor.

— Berlín, nos vamos a pique.—Dijo Nairobi al entrar a su despacho, y detrás estaba Denver.— Así que yo creo que lo más importante ahora es de que salgamos todos vivos de aquí y sin cometer más errores...Tú me dirás, ¿estás conmigo o contra mí?

— Pito, pito, gorgorito.

— ¿A dónde vas tu tan bonito?—Dijero Berlín y Nairobi, quien avanzaba hacia él, alzó su pierna y la colocó en su entrepierna. Yo me había levantado al verla acercarse y me coloqué al lado de Denver.

— Pues, voy a ir contigo Nairobi, a muerte.—Dijo al verse en aprietos.

— Ah.

— Voy a acatar tu golpe de estado, y tengo que confesar que me siento excitado a una mujer que es una diosa.—Dijo Berlín, soltando una risa al final.

— Pues más te vale, rezarle a esta Diosa porque tiene tu morfina, que no se te olvide.—Dijo Denver con seriedad.

— Ahora nos dirás, ¿qué es plan Chernóbil?—Pregunté de brazos cruzados.

— Querida Linz, el plan Chernóbil es un plan desesperado pero muy bonito.—Respondió mirándome por un instante, luego miro a los demás.— Consistía en soltar la billetada en globos desde la azotea, pinchar los globos con disparos y provocar una lluvia maravillosa...Llamar a los medios, la radio, los televisores...

— Como la cabalgata de los Reyes Magos, pero con billetes de 50.—Dijo Denver al terminar de oírlo, Berlín asintió con una sonrisa.

— ¿Ese es el plan Chernóbil?—Preguntó Nairobi.

— Miles de personas recogiendo la pasta, sembrar el caos entre la policía...Imagina, mil millones de euros cayendo del cielo.

— Y nosotros escaparíamos entre las personas.—Dije con seriedad. Berlín ríe.

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