Capítulo 5

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Narra _____

— Okey dos rayitas es...positivo y una negativo.— Dije al ver la puta prueba.

— Dije al ver la puta prueba

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— Mierda...mierda.— Dije molesta conmigo misma. Guardé la prueba en su caja, y eso lo guardé dentro de mi chándal.

Soy una idiota, idiota...debí haberle dicho que usará condón. Me vi al espejo del baño, coloqué mis manos en mi vientre, ¿tendré un bebé?

Nunca hemos hablado de un bebé...

— ¡Joder si nunca hemos hablado de un futuro!— Dije y quería llorar, pero no podía— Vamos, no puedo estar segura de esta prueba...

Esto lo pensaré después del atraco...yo ni sé si quiero que Denver se entere.

Esto me da más miedo a que el atraco.

Salí rápidamente del baño, fui hacia los rehenes, me extrañe al ver solo a Nairobi.

— ¿Qué ocurre?— Dije al ver a los rehenes asustados y unos se abrazaban entre ellos.

— ¡Tokio, joder!— Dijo molesta.— ¡Se ha vuelto loca o no se que pasa!

— Calma, que los estas poniendo peor.— Dije al ver que ellos más se asustaban con sus gritos.—¡Oh, pizza!

— ¿Te importa ahora una pizza?— Dijo algo molesta y mordí una rebanada.

— ¿Qué?

SÁBADO

Hora: 12:30

26 HORAS DE ATRACO.

Solté la mitad de mi rebanada por el susto, se había escuchado que alguien había disparado y los rehenes chillaron.

— ¡Tranquilos, joder!— Dijo Nairobi mirándolos amenazante.- ¡Un poquito de endereza, coño! ¡Que si no de aquí no salimos vivos, hay que meterle un poquito de cojones!

En unos minutos volvió Berlín, volvimos a exaltarnos al escuchar otro disparo, y Berlín se fue, supongo que de donde provino.

— Los disparos que han oído, procedían de un escarceo con la policía. Ha sido provocado por una rehén, que no ha cumplido mis norma y ha tratado de contactar con este teléfono.— Dijo Berlín sacando un móvil e hizo sonar una música, supongo que era el tono de llamada.

Espera, ¿la mató?

— Y yo me pregunto, si el teléfono de la señorita Gaztambide lo tengo yo, ¿de quién será este?— Dijo pasando al frente de los rehenes.— ¿A alguien le suena esta musiquita?

Vi como Tokio iba hacia Berlín, ellos se iban, así que los seguí para saber que coño ha pasado.

— Dijimos que nada de víctimas.— Dijo Tokio al escuchar lo que nos contó Berlín.

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