Temporada 2 Capítulo 9

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Capítulo 9: "La Banda está completa"

Narra Linz

Habíamos logrado el plan del Profesor, acorralar a los policías y es que su plan de ellos era usar la ventilación para que ingresaran un gas narcótico.

Entre disparos y trampas, logramos nuestro cometido.

Me aguanté la risa al ver los ceños fruncidos de los cinco policías, sentados y las manos amarradas tras la espalda.

— Soy el Capitán Suárez, al mando del Grupo Especial de Operaciones.— Dijo al darle una señal de que estaba grabando.— Nos encontramos cautivos, pero he de decir que nos están tratando correctamente.

Suárez suspiro con pesar, le costaba decir lo siguiente.

— Ruego a las autoridades que mantengan un alto el fuego permanente.— Habló frente a la cámara, sus compañeros miraban hacia abajo.

— Muy bien, muy bien, ahora lo que sigue.— Dijo Palermo acariciando la cabeza de Suárez.— Vamos.

Suárez hizo una mueca de disgusto, por lo que ahora Helsinki y Denver, ambos con la máscara y la M16 apuntaron a los compañeros de Suárez.

— Lo que sigue, vamos.

— Una mattina...mi sono alzato.— Dijo Suárez con enojo.

— O bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao ciao.— Cantaron los otros compañeros.— Una mattina mi sono alzato. E ho trovato l'invasor.

Le mandamos el vídeo al Profesor cuando ellos a regañadientes, cantaron la canción que nos representaba.

***

— ¡Linz, Denver!—Dijo Tokio entrando de manera bruta al despacho, haciendo que Denver separará sus manos de mi cintura.— Uy, perdón.

— No pasa nada, ¿qué dijo?—Pregunté a Tokio, solo me sonrío y entendí.— ¡Lo logramos!

— Sí, Río estará aquí mañana a las 8 de la mañana.—Dijo Tokio emocionada, y fui hacia ella para abrazarla.— Por fin, estará aquí.

Denver se unió al abrazo y saltamos juntos, riéndonos y ya queriendo que llegue mañana.

— Voy a avisarle a los demás.— Dijo Tokio separándose y yéndose por la puerta.

— ¿En qué nos quedamos, señora?—Dijo sujetando mi rostro y dándome un suave beso que correspondí de inmediato.

Sentí los besos de Denver por mi rostro y solo reí por lo tierno que era.

— ¡Linz, que...!— Volteamos y era Matías que venía con una sonrisa, que rápido fue reemplazada por una de sorpresa y ahora de tristeza.— Que vayas a cuidar a los rehenes.

— Eh, gracias.— Dije incómoda por las miradas que ambos se mandaban.— Te veo luego.

Salí dejando atrás un ambiente de tensión.

***

— ¡En dos filas!— Dije al ver que ya casi era la hora y me confirmaba los fuertes gritos de la multitud a fuera.— ¡En dos filas! ¿Lo tengo que repetir?

Nos entregarían a Río, por lo del vídeo que teníamos de los oficiales y por la liberación de una parte de los rehenes y entre ellos los policías que se infiltraron.

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