Capítulo 19

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Chicas, lo prometido es deuda <3.

No sé si fue pesado de mi parte, pedir que votarán, pero es que solo quería y quiero que este fanfic sea más conocido y pues me ayuda mucho que voten y comenten<3.

Gracias, ahora sí pueden leerxd <3.

Narra Linz

— ¡El botiquín!

— ¡Tápenle la herida!

— Tranquilo, esto es un raspón en el costado, nada más...Tranquio.—Dijo Moscú con voz rasposa y dolorosa.

— Hay que ponerlo de lado.—Dijo Tokio, y al hacerlo, Moscú soltó un grito de dolor.

— No tiene agujero de salida, la bala está dentro.—Dijo Helsi al ver la herida.

— ¡Nairobi!

— ¡Voy, voy!—Su voz estaba algo lejos.

— Me cago en la puta, se está desangrando.—Dijo Denver alterado.

— Tranquilo, yo... tengo sangre a punta pala. ¿No ves que he comido muchas morcillas?—Dijo Moscú intentando que la situación fuera menos preocupante. 

Estaba a un lado de Moscú y le acariciaba su rostro, él solo me sonreía para no preocupar.

— Berlín, morfina. Voy a ponerle una vía.—Dijo Nairobi, alcancé unas tijeras para cortarle el mono. Ya le habían inyectado la morfina.

— Vas a estar bien, Moscú.—Dije mientras cortaba la tela y luego la abría, deje escapar un gemido de sorpresa al ver como su camiseta estaba empapada de sangre y es que no era solo una bala, eran tres.

Agarré la camiseta de Denver, que se había quitado y se había quedado en silencio al ver todo esto, no quiero ni imaginar como se debe de estar sintiendo. Ahora, debíamos de salvar a Moscú.

— Ya está.—Dije al presionar la camiseta en la herida para que ya no siguiera saliendo sangre. Tokio tomó la mano de Moscú para tranquilizarlo.

Vi como Moscú observaba a Denver, quien se levantaba para alejarse y es que supongo para no soltar en llanto ahí mismo.

— No llores, Linz...que he estado en peores...cosas.—Dijo Moscú y asentí, no me había dado cuenta de eso.— Que mi nieto...me odiará si hago llorar a su madre.



Habíamos colocado a Moscú en una mesa de rueditas de metal, ya me había encargado den vendarlo y supongo que por ahora esta mejor.

— Helsinki, ¿cómo lo ves?— Preguntó Moscú. Denver y yo miramos al nombrado.

— No es tiro en pierna...estómago es zona muy mala, Moscú, muy mala. Necesitamos cirujano.—Respondió Helsi.

— La verdad...¿cuánto tiempo tenemos?

— Horas...once, doce, trece. Pero sin cirujano, no hacemos nada.—Dijo Helsi y tome la mano de Moscú.

— ¿Cuántos impactos tengo?—Preguntó mirándome.

— Tres...—Respondí.— Son tres.

— Menudo jaleo que tengo ahí abajo.—Moscú río a secas y Denver sonrío.

 — Moscú...—Volteamos al ver a Berlín llegar.

— ¿Qué?

— Ellos no quieren meter equipo quirúrgico, pero tenemos una ambulancia ahí fuera para llevarte al hospital.—Dijo Berlín con seriedad. Moscú tomó aire para decir lo siguiente.

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