CapÃtulo 1: "¿Todos contra todos?"
Narra Linz
La tensión y el miedo, era lo que habÃa en la habitación, Nairobi seguÃa perdiendo sangre.
Ayudamos a quitarle los collares y anillos a Nairobi, le colocamos suero y empecé a conectarle a las máquinas.
Observe el monitor de sus signos vitales.
— Pulso 155 y subiendo.— Informé preocupada.
— Presión arterial 85/40, está bajando.— Dijo Helsi angustiado.
— Vale, dos unidades de sangre y suero.— Dijo Tokio y tome las bolsas de sangre, empecé a intentar calentarlas para la transfusión.
— Sé fuerte, estoy aquÃ.— Dijo Helsi con una sonrisa tranquilizante.
— Sangre a 30 grado, lista para la transfusión.— Le pase a RÃo, ayudé junto a Tokio para colocar a Nairobi de costado.
Helsi tomo la máquina y empezó a buscar la bala.
— Está aquà la bala.— Informó.— Tras la séptima costilla.
— Está en la parte baja del pulmón.— Dijo Tokio con una sonrisa algo forzada.— Amiga, eso es bueno.
Me asuste al oÃr los rápido pitidos del electrocardiograma y Nairobi empezó a jadear.
— No puede respirar, es un neumotórax.—Dijo Helsi y colocamos a Nairobi de frente.
— Se está ahogando.— Dije con voz temblorosa.
— Tokio, el botiquÃn seis.— Pidió Helsi y la nombrada se lo alcanzó.
— Tiene aire en el pulmón y la caja torácica.— Los pitidos que decÃa el monitor nos desesperaba, podÃamos perderla en cualquier momento.
Helsi tomo la grande aguja que le dio Tokio y se la insertó en el pecho a Nairobi.
— Ya está.— Dijo Tokio aliviada, nos tranquilizamos al oÃr sus signos más estables.
— Sacadme de aquÃ.— Dijo Nairobi con dificultad.— Prefiero vivir en la cárcel...No me quiero morir aquÃ.
Contuve las lágrimas, ella parecÃa sufrir demasiado, Nairobi me observó.
— Linz, entregadme a la policÃa, por favor.— Dijo casi rogando y empezó a sollozar.— Por favor...Entregadme.
Nosotros nos observamos sin saber que tenÃamos que hacer.
Nairobi nos miraba con súplica, esperando una respuesta.
Ahora tenÃamos los presentes, Tokio, Helsi, Bogotá, RÃo y yo, colocadas las batas quirúrgicas desechables.
— El gobernador ha estudiado tres años de medicina en el ejército y no ayudará.— Dijo Plermo entrando junto al gobernador.
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La Casa de Papel
Fanfiction¿Quién iba a pensar de ser una ladrona de billeteras? Pasaría a formar parte del mayor Atraco de la Historia. Aunque, ganar tanto dinero, sería de lo mejor ya no tener que trabajar o bueno robar más, será un plan sencillo. No nombres, ni relaciones...