Capítulo 10

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Narra _____

Podíamos ya ver como Berlín hablaba con el Profesor por el teléfono y Berlín hablaba a su "estilo", pero luego se colocó serio.

— Me duele oír eso, me duele a horrores.—Dijo Berlín en el teléfono.— Y sinceramente, creo que es una medida muy injusta.—Berlín chasqueó los dedos y Oslo traía a Mónica en brazos.— Verás, quiero que escuches algo.

Cuando Oslo llevo a Mónica al lado de Berlín, él le paso el teléfono.

— ¿Cómo te llamas?—Preguntó Berlín.

— Me llamo Mónica Gaztambide.—Respondió algo temblorosa.

— ¿Y cómo estás?

— Bien.

— ¿Y estás viva?—Preguntó Berlín mirando a la cámara que había aquí.

— Estoy viva...

— Y muy guapa, gracias.—Dijo Berlín, y Oslo se llevo a Mónica.— ¿Entiendes ahora por qué eres un hombre injusto?...Me castigas por algo que aún no ha pasado.

Vimos como Berlín colgó el teléfono y tomaba su M 16.

— Señores, queda activado el plan Valencia. Ahora.—Dijo Berlín y nos miramos entre nosotros.


Helsinki, Tokio y Berlín, fueron a hacer su parte del plan Valencia, Nairobi y yo estaríamos con una parte de los rehenes para que hicieran su parte.

— ¡FUEGO!—Gritó Berlín y Helsinki junto a Tokio, empezaron a disparar contra una columna de al frente.

— ¡FUEGO!—Gritó Berlín y Helsinki junto a Tokio, empezaron a disparar contra una columna de al frente

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— ¡GRITEN, VAMOS!—Dije y las rehenes que teníamos a unos metros alejados de ellos, empezaron a gritar y chillar.

— ¡Griten, chicas!—Siguió Nairobi.

Siguieron disparando, y ya cuando creyeron que era lo necesario para alertar a la policía, nos detuvimos.


DOMINGO

HORAS: 16:40

54 HORAS DE ATRACO.

Cuando ya acabó, Nairobi me pidió que la acompañará a vigilar a los rehenes para que fueran al baño, pero en el camino de llevarlos, por un pasillo venía Denver, que me hacía una seña con la cabeza de que me fuera.

— Nairobi, tengo que ir a revis—Dije y ella asintió con una sonrisa, estábamos atrás de los rehenes, que ingresaban al baño.

— Venga, que ya sé  que tienes algo con él.—Dijo y negué repetidas veces con seriedad.— Anda, Linz...pensé que éramos amigas.

— Lo somos, pero...ya van dos contando contigo que ya lo saben.—Dije y sentía nervios, pero sabía fingir que estaba tranquila.

— De mi boca no saldrá nada, además a mí me prendía el Profesor, pero yo disimulo.—Cuando dijo eso, reí leve.— ¿Se me notaba?

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