Novia Por Contrato | Daniel Ricciardo

Prólogo

El moreno entró a la sala de prensa, aunque únicamente la persona que lo esperaba era su representante, uno de los encargados directos de Creative Arts Agency. Aún no entendía por qué lo había citado ahí cuando había lugares con más privacidad, él sabía lo que iban a tratar, pero, a su parecer, no debía de ser tratado dentro de esas paredes.

—¿En verdad nos vemos aquí para hablar de eso? —el piloto rodó los ojos ante el asentimiento de su representante y se sentó en una de las sillas del lugar, antes de que pudiera soltar algún comentario más, su representante le quitó la palabra.

—Encontré a una, creo que es la adecuada para ti; carismática, linda sonrisa, cabello oscuro, es linda, del tipo de lindas que no llama la atención por su cuerpo si no por su carácter.

El moreno lo pensó un momento, estaba seguro de que nada de esto hubiera pasado si una revista de la prensa rosa, a la cual se le unieron otras más, hablaba sobre la falta de sentar cabeza del piloto australiano de Red Bull. Aunque esto era más su culpa, pues se creyó las palabras que decía el artículo sobre él.

Gracias a eso habló con la agencia que lo representa, sugiriendo que le buscarán una novia falsa hasta que dejara de ser tema el hecho de no haber sentado cabeza, solo sería un tiempo.

—¿Cuándo la podré conocer? —ahora no podía echarse atrás cuando habían pasado quince días desde que habló; el representante solo pudo sonreír de oreja a oreja, aunque sin llegar a igualar la sonrisa del representado.

—Dentro de dos días, en mi casa —la sala permaneció en silencio por unos momentos hasta que, tras soltar un sutil suspiro, el representante habló nuevamente —. ¿Estás seguro de que quieres seguir con esto?

El australiano asintió a lo primero que había dicho, suponiendo que luego le llegaría un mensaje con la dirección a la que debía de ir para firmar un contrato. Pensó antes de responder a la pregunta, ¿qué si estaba seguro? Claro que no, pero aun así debía de hacerlo.

—Lo que sea para calmar a la prensa.

El representante solo asintió, satisfecho con la respuesta que le había dado el piloto, y salió de la sala de prensa sin dejar que el moreno preguntara algo que tenía en la punta de sus labios, pero que no llegó a externar. Sin más, solo debía de esperar a que pasaran dos días para firmar.