Capítulo 13 Franco ( 2/2)

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Abro la puerta principal y dejo que ella entre, solo que se queda observando todo con asombro. Eso me causa gracia, al parecer le agrada lo que ve y eso logró que quitara su cara de molestia.

—Por acá agente —al darse cuenta de que se quedó observando todo, se recompone con dignidad.

—¿Por dónde? —ajusta sus anteojos y se cruza de brazos.

—Por aquí —señalo un pasillo a mi derecha.

Ese pasillo da a un área privada donde se encuentra mi despacho, mi escalera privada que solo lleva a mi habitación y a mi taberna. También hay una puerta que da al otro pasillo de este mismo segundo piso donde están las demás habitaciones.

Avanza sin dejar de observar nada, y yo hago lo mismo, solo que observo lo que a mí más me llama la atención. El movimiento de sus nalgas al caminar y agradezco que no vea como me lleva con mi polla bien erecta, porque sacará nuevamente a la fierecilla que trae dentro.

—La puerta del frente —le informo cuando ya estamos cerca, pero mi voz ronca la hace girar un poco en mi dirección.

—¡Deja de hablar así joder! —vaya hermosa.

—¿Te pone nerviosa? —me acerco a su espalda lo suficiente para que sienta mi calor y le hablo un poco al oído —no te preocupes gatita, no ocurrirá nada que tu no quieras.

La escucho bufar y murmurar algo inaudible. Alargo la mano rozando su brazo a un costado de ella para abrir la puerta y entramos a mi despacho.

Recorre con asombro el lugar y de verdad el que a ella le guste me hace sentir tranquilo y orgulloso, como sí su aprobación fuese importante.

—Toma asiento por favor —le muestro la silla frente a mi escritorio —¿Te ofrezco algo de tomar? —asiente, mientras toma asiento y yo solo me dedico a observar cada uno de sus movimientos.

—Agua está bien gracias —me dispongo a servir lo que me pidió y un trago algo fuerte para mí.

—De verdad tienes una casa más que preciosa, es como un sueño —me acerco a ella y extiendo el vaso con agua y asiente agradecida.

—Gracias, esta casa es perfecta y lo que a mí más me agrada de ella, es lo iluminada que es —avanzo a mi silla quitando mi chaqueta negra y colocándola en el respaldo de la silla para ponerme cómodo frente a mi hermosa gatita. —me hace sentir... en paz.

Observa cada uno de mis movimientos sin perder detalle y se moja sus labios. Esos preciosos ojos verdes me analizan con una mirada intensa, hay algo que oculta su rostro y no puedo descifrarlo.

«¿Que escondes gatita?»

—¿Puedo iniciar con las preguntas? —habla dando otro trago a su agua —¿Sabe que algo que me diga hoy, puedo usarlo en su contra? —levanta una ceja de una forma muy sexy.

«Es una policía, es una policía... ¡Con una mierda Franco!, ¿Te quieres coger a la policía que quiere tu trasero en la cárcel?»

—Lo sé, si —me reclino en mi asiento y froto mi dedo índice en mis labios antes de contestar nuevamente, ella entreabrió los suyos al seguir mi movimiento —solo que lo que puedas sacar de mí, no es tan grave —sonríe e imita mis movimientos al reclinarse en su silla.

—¿Así que usted cree que nos confundimos de delincuente? —¿ya comenzamos?

—¿Me ven como un delincuente?, Vaya agente, es como si yo la juzgue sin conocerla —levanta nuevamente una sola de sus cejas y yo me remuevo incómodo —porque la primera impresión que me dio usted, fue la de una nerd, que se la pasa metida en bibliotecas y usando vestimenta anticuada y para nada me dio la impresión de una detective del FBI —sonrío para mis adentros cuando ella se pone roja de la furia. —bueno la segunda impresión fue menos ofensiva creo yo —su precioso pecho sube y baja con rapidez —creí que una niña se había adelantado con su disfraz de policía para una fiesta de Halloween. —estoy seguro de que moría por lanzarme el vaso de cristal en la cabeza.

Pequeña TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora