Me adentro en la habitación, encendiendo la luz y cerrando la puerta tras de mí. La claridad en este lugar es tenue, dando ese ambiente de misterio y morbo por todo lo que se encuentra a mi alrededor.
Me detengo en el medio de la taberna y me inclino un poco para bajarla con delicadeza. Nada más el ponerla de pie, sus ojos curiosos comienzan a ver todo el lugar mientras yo solo fijo la vista en ella, observando cada una de sus reacciones.
Entrando en la habitación, hay un corto pasillo donde se encuentran dos puertas en una frente a la otra. Una da acceso al baño y la otra a un pequeño vestidor, más adelante adentrándose se encuentra mi lugar, este donde disfruto y tomo el control de todo.
—¿Te asusta? —pregunto temeroso de su respuesta.
Deja de observar lo que le rodea y fija la vista en mis ojos. Los ojos felinos en ese verde tan intenso y claros a la vez me examinan antes de responder.
—No —responde segura.
«Eso es preciosa, nunca le temas a experimentar»
Levanto la mano para acariciar su mejilla, rozando mis dedos en sus labios. Trago en seco al bajar la mirada y ver cómo el diminuto triángulo que cubre su sexo quedó ante mis ojos. Es asombroso lo diminuta que ella es, pero su cuerpo es más que perfecto para desearla como un poseso.
—No temas, confía en mi eso es lo que quiero que hagas, que confíes en mi —humedece sus labios y asiente. —tienes que decir una palabra para detenerme cuando sientas no poder más, si sientes que excedo tus límites o sientes dolor alguno que no te cause placer. —no responde solo me observa analizando mis palabras. —habla nena —le ordeno.
—Ruso —¿Qué dijo?
Sonrío al escucharlo y levanto mis cejas interrogando. Creo que no le agrada que se burlen de ella porque sus gestos se vuelven de molestia achicando esos preciosos ojos.
—¿Qué?, es la única palabra que soy capaz de pensar en este instante. —me enfrenta sin problema.
Reprimo mi sonrisa apretando mis labios, se ve tan caliente cuando se molesta.
—Bien, Ruso será —me acerco a sus labios sin besarla —eres estrecha, pequeña gatita. Quiero que te relajes para que me recibas, una vez acostumbrándote a mí, todo será más fácil. — paso mi lengua por sus labios —una cosa más nena, aquí, yo soy tu señor, solo recibirás órdenes y si desobedeces habrá castigos—aprieta sus labios, pero no responde.
—Si, señor —en este instante me siento un bastardo afortunado, el escucharla llamarme así es placentero.
Aunque habló entre dientes, lo dijo al fin. No está del todo conforme lo sé y eso me hace desearla más. Será todo un reto el que se vuelva dócil ante mí, pero terminare ganando esta partida, tal como lo hago siempre.
Se lo que estoy insinuando, sé que estoy planeando desde ya el volver a tenerla en este lugar, no una sino muchas veces más. Es raro hasta para mí el querer eso, pero no descansaré hasta que sea una total sumisa. Ella nació para esto, puedo sentirlo y la voy a guiar a descubrir sus gustos en el proceso.
Bajo la vista hasta sus labios tan apetecibles, sus ojos felinos me observan intensos, esperando mis movimientos. Humedece y muerde la comisura de sus labios haciendo perderme por completo.
—¡Maldición gatita! —sujeto su cuello con mi mano, ejerciendo un poco de presión.
No se asusta, por el contrario, exhala con fuerza mientras sus labios tienen una sonrisa. Lamo sus labios atrapando uno de ellos y lo muerdo, en vez de un gesto de dolor solo salen gemidos de placer.
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Pequeña Tentación
RomancePertenezco a este mundo desde que tengo uso de razón. Me temen por ser un maldito cabrón de Perra en los negocios. Para llegar a la cima; que es donde estoy "eres el cazador o eres la presa". Sólo una palabra importa para mi...Mi Familia y esa, no...