Capítulo 41 (Dhana 1/3)

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-Tienes que tranquilizarte. Veme aquí, ya te dije que estoy bien-. Repito eso una vez más, esperando que Lucas esta vez lo comprenda.

-¡Tiene que saber, Dany! ¡El jefe tiene que saber todo esto, con un demonio!-. Grita furioso.

-No -hablo con voz de advertencia -no pienso decirle nada y ustedes tampoco lo harán -vuelvo a advertir- ¡No lo entiendes, él puede ser el culpable de la muerte de nuestros padres!

-Sabes que no es así -dice más tranquilo -Te quiero, Dany. Pero tienes que reconocer que estas mal -se acerca y acaricia mi mejilla-. Si hay un culpable del incendio en donde murieron nuestros padres, no es el ruso.

«¿Y de cuando acá defiende tanto al polla fácil?»

-Yo también pienso lo mismo -responde Isabella con el mismo cariño que Lucas -no estuve presente, ni se como era sus vidas antes. Pero lo que me han contado es muy extraño, solo que dudo mucho que Ivanov en verdad haya conocido a tu padre-. Desvío la mirada.

-Lo sé -me dejo caer en el suelo, con la espalda pegada a la pared-. Pero son muchas cosas lo que ha ocurrido estos días y el imbécil de Gusev se aprovechó de eso.

-Te comprendo -Isa se sienta a mi lado -pero tienes que pensar bien las cosas -fija la vista al frente, justo a la cama donde se encuentra su hermano-. Con Franco Ivanov, no se juega ni mucho menos se le miente. A nosotros ya nos quedó claro.

Tomo su mano y la presiono haciéndole saber que no esta sola. No quiero ni recordar lo que sucedió con ellos hace un par de horas. Sé a lo que se dedica el rusito y la hiena, así como también sé que no es la primera vez que hacen algo así. Solo que lo que sucedió con Gusev y el ver morir a Rous, me pusieron mal. Fue una impresión fuerte el darme cuenta que al final de cuentas, mi ruso no es mejor que ese imbécil.

-No le tengo miedo -aclaro -si descubre que le estoy mintiendo y toma represalias contra mí, no le temo -es verdad-. ¿Pero tienes una idea de cómo reaccionará al saber lo que sucedió? ¡Se pondrá como loco y eso es lo que me aterroriza! ¡Tengo miedo de lo que puede ocurrir cuando ellos se enfrenten!- señalo a la nada, refiriéndome a ese par de hombres sin escrúpulos que decidieron ser mafiosos -el día que eso suceda, solo uno puede salir victorioso, o lo que es peor... ninguno de los dos-. Mi voz se rompe al solo imaginar a mi ruso sin vida.

-¡Joder, eres tan terca! -Lucas grita muy furioso -tú tuviste la culpa, nunca debiste haber salido sola ¡Con un carajo, ya no somos policías. Por el contrario, ahora somos buscados por ellos y por los enemigos de Ivanov! -empuña sus manos y me mira con esos ojos llenos de angustia-. Se lo que es estar en las manos de ese perro de puta -su voz se quiebra pero no flaquea ante mis ojos -y créeme, Dany. La única razón por la que no he corrido a contarle todo esto a Ivanov, como un maldito lengua floja. No es porque me lo estás pidiendo, sino por que no te encuentro ningún rasguño -traga con dificultad-. Pero solo te doy hasta el amanecer para que hables con él, o si no, yo mismo lo haré-. Me observa unos segundos y sale dando un portazo que nos hace saltar en nuestro lugar.

Si no fuera por que Max se encuentra sedado, ahorita estaría saltando de la cama por el susto. Me quedo observando el lugar por donde salió mi Lucas, y si no salgo corriendo tras él para impedir que hable con el muñecote ruso, es porque estoy segura que muy a su pesar cumplirá su palabra.

Comprendo que se encuentra así al saber todo lo que me ocurrió. Aun no borro de mi mente la cara que puso cuando les dije que estuve en las garras del bastardo de Erick. Vi pasar en su mirada, del miedo a la ira. Tuve que sujetarlo junto con Isa para evitar que saliera a cometer la estupidez de contárselo al muñeco ojigris. Si así reaccionó él, no quiero ni imaginar como lo hará el dueño de mi bilirrubina.

Pequeña TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora