Fijo mi vista frente al espejo, mis ojos se abren exagerados al ver las marcas en mi cuerpo. Dos marcas moradas se encuentran en mi cuello del lado izquierdo, una en mi pecho derecho junto a mi areola y varias marcas entre rojas y púrpuras en mis caderas...
-Hijo de... -hablo entre dientes, más que furiosa.
«¡Maldito muñeco ruso, es una bestia el imbécil!»
Termino de secar mi cuerpo, para vestirme con la ropa que nos trajo hace unos minutos, uno de los chicos de Ivanov. Unos jeans de mezclilla en tono claro, blusa en color vino tinto, ajustada de manga corta y por lo menos esta vez enviaron unas zapatillas de deporte y no sandalias de tacón. Y lo agradezco, ya que con lo adolorida que me encuentro no me creo capaz de utilizar unas.
-¡Mierda! -hago un gesto de dolor al levantar mis pies para colocar me los jeans.
«Ah, pero anoche ni te quejabas, ¿verdad nena? bueno si, pero ese no es el punto»
No he dejado de reprenderme por lo estúpida que fui anoche, el dejarme llevar por la calentura del momento, me costó caro. No fui más que el juguete de Franco Ivanov, una más en la lista de sus sumisas. Solo que me subestima si cree que el hecho de que ahora trabaje para él, le dará el derecho de follarme cuando le venga en gana. Dejo mi pelo suelto y me pongo mis lentillas.
«Detesto estas cosas, necesito mis anteojos»
Salgo del baño aun maldiciendo en mi interior por lo estúpida que soy. Isa se encuentra dándome la espalda mientras habla por teléfono, pero al escucharme cuelga la llamada y se gira hacia mí.
-Enviaron el desayuno -señala la mesita de aun costado, -también ya paso el doctor, dice que todo está bien y que lo más probable que hoy en cuanto pase del todo los efectos de los sedantes que le aplicaron para mantenerlo relajado, Lucas logre despertar.
No lo puedo evitar, sonrío al escuchar eso. El saber que ya está del todo fuera de peligro hace que todo lo que está por venir, valga la pena. Camino hasta la cama donde se encuentra mi Lucas, pero cada jodido paso que doy es como si agujas se clavaran en mi entrepierna. Trato de ser disimulada, pero la jodida de Isa lo ha notado desde anoche y no deja de lanzarme esa mirada cómplice.
No me ha dicho nada, ni siquiera a preguntado por las fachas cómo llegué anoche, pero sé que en cualquier momento lo hará.
-¿Que tanto me miras? -hablo con mi entrecejo junto, ella solo sonríe más.
Beso la frente de mi amigo y acaricio su rostro. No puedo evitar que un nudo se forme en mi garganta, el verlo de esa forma, así, tan golpeado, su rostro completamente desfigurado por los hematomas, la inflamación y sus dedos mutilados. Todo lo que mis ojos aprecian en su cuerpo, me hacen sentir algo tan intenso contra Erick Gusev, un sentimiento llamado odio.
-El estará bien, Dany. Ya paso lo peor, ahora solo queda esperar su recuperación y debemos tener paciencia -Isa llega hasta mí y me abraza por un costado. -anda, aun tienes que ir por tus cosas al departamento.
Suspiré resignada ella tiene razón y entre más pronto saqué mis pertenencias del departamento, es mucho mejor. Se que los jefes no tardarán en comunicarse conmigo y también sé que Belov se encargará de retrasar un poco más ese momento, para que pase mis horas estipuladas para poder regresar.
-Tenemos que atraparlo, Isa -avanzamos hasta la mesita y nos sentamos, yo con un gesto de molestia -no pienso marcharme de aquí, hasta que ese bastardo pague por lo que le hizo. -elimine de inmediato el recuerdo que acaba de llegar a mi mente, esos ojos que aún siguen causando esa sensación de mucho temor en mí.
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Pequeña Tentación
Lãng mạnPertenezco a este mundo desde que tengo uso de razón. Me temen por ser un maldito cabrón de Perra en los negocios. Para llegar a la cima; que es donde estoy "eres el cazador o eres la presa". Sólo una palabra importa para mi...Mi Familia y esa, no...