—¡Kozlov!— Lisandro se pone de pie para saludarme al verme aparecer en el club —me alegra que hayas decidido acompañarme y no dejarme morir solo en medio de tanto placer—. Extiende las manos mostrando las bellezas de mujeres que tiene acompañándolo.
—No podía ser descortés—. Respondo de lo mas tranquilo, intentando no dar a demostrar lo jodido que me encuentro.
—Anda, acompáñame —me invita a sentarme en su mesa y de inmediato tres de las sumisas con las que he tenido mas encuentros aquí, se acercan hasta mí para hacerme compañía—. ¿Dónde dejaste a Ivanov?
«Si supiera todo lo que ocurrió después de que abandonó la mansión, no estaría preguntando semejante estupidez»
—Se sentía indispuesto, pero aquí me tienes a mí en su representación—. Levanto la cerveza que en ese instante me lleva uno de los meseros.
—Pues brindemos por eso —sonríe y levanta su copa —llegaste justo a tiempo—. Señala el escenario en dónde una pareja se encuentra dando el espectáculo de esta noche.
Mi vista se enfoca en ese lugar para perder mi mente, intentando olvidar un poco a esa rubia de cuerpo exquisito que me tiene hecho pelotas. No me puedo permitir seguir así, no cuando tengo la responsabilidad de mantenerme cuerdo para ayudar a mi jefecito en que todo marche bien en los negocios y cuidar de su blanco trasero.
Doy un gran trago a mi cerveza al ver como se encuentra la vulnerable sumisa. Esta ocasión se trata de una pequeña chica, muy esbelta y de piel canela. Su amo, se trata de un hombre de mi complexión corpulenta pero mucho más bajo de estatura.
La chica se encuentra atada por cadenas que bajan y salen de los extremos del escenario, simulando estar en la Cruz de San Andrés. En su rostro lleva un arnés de silicona como mordaza, que le impide hablar o gritar y el cual le hace generar demasiada saliva que resbala sin poder evitarlo por la comisura de su boca.
Su cuerpo se encuentra vestido con la hermosura que es la arte de las ataduras y nudos, del bondage con cuerdas. Sus pechos tiene ese ligero tono púrpura que se logra cuando la sangre no llega por completo a esa zona, y por si fuera poco, un cinturón de castidad donde se mantiene un vibrador torturando su clítoris y que deja expuesta la entrada de su vagina y ano.
Los ojos de la hermosa chica muestran que el placer que esta experimentando es único. Eso satisface a su amo quien se acerca completamente desnudo y aumenta la intensidad de las vibraciones. Lame los pezones erectos y después tira de ellos con sus dedos. Con solo eso, su sumisa comienza a temblar cuando un orgasmo la traviesa y sus gemidos sobresalen de la música de fondo.
Para su amo, eso no es suficiente, baja nuevamente la intensidad del vibrador solo para darle tregua unos segundos en los que él toma un preservativo, y se lo coloca a lo largo de su miembro erecto. Se detiene frente a la chica y sonríe al ver los gestos de súplica que le piden terminar de una vez con su tormento placentero.
Sin apartar la mirada de su presa, camina rodeando su cuerpo hasta posicionarse detrás y detenerse justo a centímetros de distancia de su trasero. Se acerca a su cuello para besarlo con demasiada sutileza y después dice algo en su oído que logra que la chica sacuda las cadenas al escucharlo.
Baja poco a poco sin apartar la nariz de lo largo de su espalda, hasta llegar a la redondez de su trasero. Besa una de sus nalgas y después la muerde, dejando marcada esa zona, logrando que la preciosa chica arquee su columna. Con ayuda de ambas manos separa cada una de sus nalgas hasta tener despejado la entrada de su ano.
El amo humedece los labios, hambriento de lo que se le está apeteciendo y no se hace esperar, saca su lengua para frotarla justo donde quiere y comenzar a saborear cada parte de ese lugar. El anchor de su lengua lame todo a su paso, pero eso no le basta. Se inclina mucho más para poder alcanzar la entrada de su vagina hasta donde le permite el cinturón de castidad, y adentra su lengua sin contemplaciones.
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Pequeña Tentación
RomancePertenezco a este mundo desde que tengo uso de razón. Me temen por ser un maldito cabrón de Perra en los negocios. Para llegar a la cima; que es donde estoy "eres el cazador o eres la presa". Sólo una palabra importa para mi...Mi Familia y esa, no...