Capítulo 14 Dhana (1/2)

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Cierro tras de mí al salir de su oficina. Todo mi cuerpo vibra y mi ritmo cardíaco está propenso al infarto, aun no puedo creer lo que este hombre logra en mí.

«Muy buena esa Dhana, ¿Así llevas a cabo los interrogatorios?»

Estoy más que segura que si me pongo a recordar lo que hablamos ahí dentro; no lograré que se venga a mi mente ni que le pedí para tomar. ¡Dios!, si este muñequito es más que caliente, ese rusito ¡es fuego puro!

Joder, si creo que mis pezones los tengo tan erectos que el mismo miembro que deje abandonado hace unos segundos.

«Genial ahora me la pasaré pinchando uno que otro ojo»

Siento algún tipo de angustia, no lo sé, pero esta llamada que me hizo Lucas sobre un operativo de última hora, logró que reaccionara de ese trance de placer en el que me tenia la serpiente tentadora de Adán y Eva.

Ajusto mis anteojos mientras recorro el pasillo para salir de esta casa, aun que siento remordimientos de haberlo dejado así, tengo que ser tan profesional como lo he sido hasta ahora y como mi padre Joan me educó para serlo.

«¿Enserio, golosa insaciable?, ¿De verdad pensabas tragarte todo eso que se carga el muñequito dotado?»

Estoy segura de que hubiese necesitado ayuda para salir de esta casa o por lo menos para subir a mi camioneta. ¿Y si le gusta hacerlo por atrás?

«¡Jesús de mi vida!, que ni se le ocurra, ¡porque ahí sí que no me dejo! Ja' faltaba más... O tal vez solo la mitad... ¡Joder Dhana, ¿Te puedes controlar?!»

Sigo avanzando, maldiciendo por lo bajo ante mis pensamientos pecaminosos para esta alma tierna dulce y libre de morbo. Maldición, ¿pero es que quien no se moja con ese hombre?, nada más el dejarlo ahí, sólito, semi desnudo, con ese cuerpo de ¿Me chupas y me muerdes todito?, su pantalón abierto con esa polla que comienza a ser mi jodida debilidad y tentación.

—¿Ya, tan pronto? —habla juntando su entrecejo y observándome con curiosidad a mí y después en dirección al despacho donde deje mi cordura.

Artur sale de algún lugar que no se dónde, pero me hace detenerme al instante. Se encuentra con un chándal y una camiseta tan ajustada que parece rayos x.

«¡Demonios!, ¿Por qué este tiene que ser tan sabroso como su jefe?, y justo cuando vengo escurriendo como cuando tengo catarro, y no estoy hablando esta vez de mi nariz»

—Me tengo que ir —digo observando su bello cuerpo, y el muy cabrón contiene una risita al notarlo.

«Así o más bochornoso»

—Eres muy buena, o de plano mi jefecito comienza a decepcionarme. —aprieta sus labios para que no se le escape una sonrisa —Hace una semana se paseaba por todos lados, humillando a uno con su dotación de una minipíldora y ahora creo que ni esa le funcionó— ¿Esta bromeando, ¿verdad?

«¿O será que el muñeco necesita de la pastillita azul para levantar todo eso?, ¿¡Bonitas las cosas! no que muy cabrón? Bien dice el refrán "chiquita pero juguetona"»

—¿No sé de qué hablas? —respondí siguiendo mi camino.

—¿De verdad ya te vas? —me detengo nuevamente para ver su gesto de curiosidad —¿Dónde está él? —junta más su entrecejo —¿Te está dejando ir así de fácil? —su gesto curioso se vuelve serio.

—No pienses tonterías Artur, no le metí otra bala en su tentador y caliente cuerpo, así, como el día del operativo en su barco si eso estás pensando. —levanta sus cejas —tu jefecito está vivito y coleando, solo que coleando más que vivito. —sonrío para mis adentros —se quedó ocupadito, tratando de domar la nariz de pinocho que le creció por decir mentiras ante las preguntas que le hice. —esa estuvo buena Dany, ¿Y qué pregunta le hicimos?, digo por si nos cuestiona el delicioso de Artur. —me tengo que ir, nos vemos —salí al darme cuenta de que quería seguir con sus interrogatorio.

Pequeña TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora