Capítulo 19 Franco (1/2)

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Leo una vez más el informe que tengo en mis manos tratando de encontrar en ellos alguna pista o idea de lo que ocurrió aquel día. Todo esto es demasiado raro, muy raro y no voy a parar hasta descubrirlo.

Pedi que investigarán a Isabella Petrova, Lucas Wilson y Dhana Tylor. Solo que, a esta última, solicite algo más profundo en su informe. Lo que ya sabía de ella, no era nada a comparación de esto.

Joan Tylor supo disfrazar muy bien lo del orfanato donde la habían adoptado. Pero mis alcances no tienen límites y ahora que ella trabajará para mí, necesito saber cada detalle de su vida como un tipo de arma contra ella por si algún día decide traicionarme.

«Si Franco, es eso... No es porque la pequeña gatita te esté comenzando a interesar»

Dejo los papeles en el cajón de mi escritorio y froto mi sien tratando de aliviar un poco de la tensión de este día. Ese cabrón de Wilson sí que tiene suerte, a pesar de haber sufrido una tortura en manos de Gusev, supo aguantar y sobrevivir.

Dejé que Dhana estuviera con él, pero no puedo esperar más en verla de nuevo. Con esa excusa de que ya era hora de hablar, me presenté ante ella y así tenerla frente a mí unos minutos. Es desesperante que ella se encuentre tan cerca de mí y no poder verla.

Con todo lo que pasó y después el encerrarme aquí para leer estos informes y atender algunos negocios, me olvide que la hermosa gatita y su amiga aún seguían con sus uniformes del operativo y por estar al pendiente de Wilson ninguna de las dos tendrá la intención de salir de aquí.

Recordé que Lía tiene ropa aun sin usar en esta casa, me encargo que cuando esté aquí no le haga falta absolutamente nada. Artur se encargó de que le hicieran llegar la ropa y cosas personales.

Los golpes de la puerta me hacen salir de mis pensamientos, ordené que nadie me molestara y que la única persona que podría entrar en mi despacho sería Dhana.

—Pasa —me encuentro sentado en mi silla del escritorio y una copa de Whisky frente a mí.

La puerta se abre dejando ver a la hermosa gatita que de inmediato me pone el miembro a despertar de su siesta. El vestido ajustado en color rosa enmarca sus preciosas caderas ancha, su cintura pequeña y esos pechos perfectos para mi boca. Lo que me logra hipnotizar, son sus ojos verdes que sin los anteojos deja de ser angelical.

—Cierra la boca preciosa —hablo al ver cómo me observa, si supiera que causa el mismo efecto en mí.

Se nota que mi comentario la molesta, porque para disimular mí, ajusta su vestido y se cruza de brazos. Cosa que maldigo en mis adentros, al cubrir esas piernas preciosas y listas para ser mordidas.

«Tranquilo amigo, la felina se asustará si saltamos de pronto sobre ella»

Trato de calmar a mi miembro que ya comienza a emocionarse con tenerla frente y vestida de esa forma.

—Habla ¿Qué quieres? —Vaya, ¿Así que viene molesta?

Sonrió al saberlo, sus gestos la delatan y lo único que logran es que la deseé más. Eso es lo que más me gusta, que ella pone a prueba mi auto control, que hasta el momento lo he superado quedando siempre con un dolor de huevos, pero superado al fin de cuentas.

—¿Estas molesta? —pregunto conteniendo la risa —¿Y porque lo estás?, digo, si se puede saber —murmura algo por lo bajo.

Me reclino más en la silla, flexionando mi brazo para pasar mi dedo pulgar por mis labios, lo hago como un reflejo, pero al parecer a ella le gusta, ya que sigue mis movimientos y entreabre los suyos para después tragar en seco.

Pequeña TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora