Capítulo 9 Dhana

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Sujeto mi pelo en una trenza floja, para terminar, coloco mis anteojos y listo. Tomo mi bolso para salir de mi habitación; Lucas, Isa y yo, saldremos a dar un recorrido por la ciudad.

Tenemos toda la mañana libre ya que hoy nos toca el horario nocturno, como las cosas por ahora están tranquilas y desde hace un par de días que el Belov tomo su nuevo puesto, se le ocurrió dejarnos la guardia de noche.

El muy imbécil ya comenzó a hacer de las suyas, me excluye de los casos importantes. Ahora Stephanov es su mano derecha y muchas cosas están cambiando. Intentó separarnos a Lucas y a mí, pero con eso no pudo. Recurrí a los jefes de más arriba ya que esa fue mi condición para aceptar este traslado.

Tengo información valiosa, mucha que vale oro puro y si se sabe, personas poderosas caerán. Todo eso me lo entregó el sargento Rous antes de su retiro, y desconozco por qué razón lo hizo; ¿Por qué precisamente a mí?

Los chicos se encontraban en la sala, desayunaremos fuera para no desaprovechar nuestra mañana. Necesito comprar bragas, ya que el imbécil de Lucas en venganza a mi pequeña travesura rompió todas y cada una de ellas. Por falta de tiempo no había salido de compras y eso solo me deja andar libre como el viento, pero para las diminutas prendas que uso; la verdad no siento la diferencia.

Mi amigo se pone de pie nada más verme, Isabella escupe llenando toda mi mesita de centro con el agua que trae en la boca.

—¡Joder, Dany! —junto mi entrecejo al no comprender por qué me miran de esa forma.

Isabella comienza a reír como desquiciada, y juro que ella sí lleva bragas. Levanta sus pies tan altos que su minifalda de jeans deja todo al descubierto.

—¿Qué? —mi vista se pasea de uno al otro.

Giro sobre mis hombros para ver si haya alguien más tras de mí, que tenga a esos dos actuando así.

El problema es que no encuentro a nadie más y ya puedo imaginar el motivo, el cuerpo del delito por la que soy inculpada; y no es justo, de verdad que no es justo. Me inclino un poco hacia delante para ver mi atuendo y recorrer con la mirada desde mis pies hasta mi pelo.

Unas sandalias totalmente planas y de finas tiras (hasta ahí vamos bien), una falda larguísima hasta mis tobillos (que en realidad a las modelos que se las miré, le quedan un poco más abajo de las rodillas... Ya saben distorsión de centímetros de estatura...Cosita de nada), blusa de diminutos tirantes; mostrando la piel de mis hombros y que a pesar de no ser blanca precisamente; le hace falta ser bronceada para tener color. Tomo mi pelo trenzado entre mis dedos y comienza a revisarlo.

«No, definitivamente no soy yo de quien se ríen y burlan»

—¿Seguirán comportándose de esa forma, o ya nos marcharemos? —hablé molesta por sus tonterías —miren que con esta falda ya me comienza a sudar todo y es incómodo cuando hacen falta unas bragas, para separar las diferentes partes de mi cuerpo. —¡y no miento!

—Nena, te das cuenta de que vamos de compras ¿Verdad? —la estúpida rubia parrandera, que se dice ser mi amiga, hizo un espacio entre su risa para hablar un poco claro.

—¿Y? —levanto mis manos interrogante —estoy más que lista para marcharnos.

—¡Ni loco salgo contigo! —grita Lucas —maldición Dany vamos de compras, no a impartir clases de arte para niños. —levanté una ceja al escucharlo hablar semejante estupidez. —¡Y no te hagas la ofendida!, ese Look Hippie será el centro de atención en todo Moscú.

Pequeña TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora