Capítulo 28 Dhana

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Me remuevo incómoda por milésima vez y ahí está nuevamente la risita burlona del desgraciado ese. El muy cabrón de Franco se divierte de lo lindo, disfrutando de mis gestos de molestia y de esa mirada asesina que le lanzo cada vez que nuestras miradas se juntan.

-Gatita, si te hubieras dormido en todo el vuelo, más tarde ibas a sufrir las consecuencias con el "jet lag" -. Y dale con esa excusa por la cual no me ha permitido dormir.

«¡Joder, si son 8 horas de vuelo en su jet privado!»

Lo reconozco, este lujito que tiene el muñeco caliente que esta aun costado de mí, es demasiado cómodo. Es un Jet precioso, el interior es tan lujoso y sin ser demasiado ostentoso, todo es en tonos negro y blanco. Los asientos individuales están enfrentados, pero son tan cómodos y espaciosos que se convierten en camas al reclinarse.

Aunque es enorme, solo es para 9 pasajeros, pero también cuenta con una habitación para el mero mero. Y como es de esperar, el "Jefe" tiene su asiento especial con el suficiente espacio y una división privada, la cual no cerró ya que solo nos divide el pasillo y me observa cada par de minutos.

En cuanto nota que me estoy durmiendo, el imbécil llama a su azafata, esa que se lo come con la mirada, le coquetea y le restriega los pechos en las narices. O si no, se levanta al baño, con la intención de que esté al pendiente de lo mucho o poco que se demora.

-Si hubieras dejado a esa estúpida en tierra, o me hubieras dejado lanzarla por la salida de emergencia, todo estaría tranquilo-. Si, lo sé. Me estoy mostrando celosa, pero este humor de perros que me traigo, no me deja pensar con claridad. Odio la pronta visita de Andrés cada 28 días, lo que tenemos que pasar las mujeres.

Aprieta sus labios conteniendo una sonrisa el muy cabrón. Vuelvo la mirada nuevamente en la ventana, un par de cabezazos en ella me avisa que me estaba durmiendo de nuevo.

-Con una mierda, nena. ¡Deja de hacer eso! -fijo la vista en él mientras masajeo mi cabeza y se pasa una mano por el pelo-. Cada vez que escucho ese sonido quiero mandar a hacerte un RX para saber que no tendrás daños. -sonrió para mis adentros, una de cal por tantas de arena, estúpido.

-Si me dejaras dormir tranquila, no cargarías con ese tormento en tu conciencia. -Me hago la víctima -así que ya sabes, si le pegó un tiro a la enseña culo que se encuentra sirviendo tus tragos, es por culpa tuya y esos golpes en tu estúpida ventana de tu jodido jet-. Rueda los ojos y vuelve su vista en la computadora y unos papeles que trae en manos.

-Solo esfuérzate un poco más, en un par de horas estaremos  aterrizando-. Ja' ja' ja' que payasito me salió.

Y hablando del rey de Roma, la estúpida que se asoma. Una preciosa mujer, tan alta que de seguro le llego al hombro, tez demasiado blanca, pelo negro recogido y ojos negros. La hija de su madre, está guapa, pero eso no le quita lo zorra.

-Señor, ¿Necesita algo más? -habla melosa mientras le entrega su copa de vino. Y yo solo siento dolor de estómago al escuchar su voz.

-Estoy bien, Sandy -le guiña un ojo-. Gracias.

Lo ignoro, no lo vuelvo a ver más, pero sé que lo hace a propósito el polla fácil. Que se aproveche, porque ya vendrán las mías, o me dejo de llamar Dhana.

-Facilota -llamo su atención y me mira con odio.

«Nada perdida muchacha, que el sentimiento es mutuo... Perra»

-Azafata-. Responde entre dientes y sonrío levantando una ceja.

-Eso quise decir, -el muñeco ruso, solo niega con la vista puesta en mi-. Me puedes traer un Martini.

Pequeña TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora