Capitulum X

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Mi frente chocó contra los ladrillos pintados de blanco y cerré los ojos, suspirando. El agua de la ducha caía y caía sobre mi cabeza, haciendo que aquellas resbalaran sobre mi rostro. Los escasos rayos del sol entraban por el ventiluz del baño, iluminando mi cuerpo desnudo y varonil, pareciendo fuerte de repente.

Pareciendo porque realmente no lo era.

Estaba tan confundido. Confundido y enfadado. Había pasado y un tiempo desde que Jimin y yo volvimos a hablarnos. Diciembre estaba siendo un mes fresco, pero la nieve aún parecía estar escondida dentro de las torrenciales nubes. Durante todo ese periodo, me esforcé por ir bien en la universidad, cosa que estaba saliendo increíble, pero tenía que seguir asistiendo a clases hasta febrero; no había vacaciones de inviernos para mí. Mi relación con Chaerlin era misma, sólo que mi amigo nunca más volvió a ser un tema de conversación en nuestras charlas. Y hablando de mí amigo, las cosas cambiaron un poco. Sólo un poco. Quería decir, no hablábamos todos los días como antes solíamos hacerlo. A veces una sola vez a la semana o dos. Quien llamaba era yo, muy pocas veces lo hacía el y lo entendía, después de todo el problema que le hice el aún seguía sensible.

Cuando nosotros no estábamos en línea, mi pecho dolía.

He tratado de no darle más vuelta a ese tema y me hice la cabeza diciéndome que nunca podía fijarme en Jimin más que un amigo. Jimin estaba en la lista de personas a las cuales jamás debería mirar como una pareja, como había dicho antes, solo era un amigo y no me veía a mí mismo con el siendo novios, sería...raro. El rubio era mi amigo y no quería volver a perder su amistad por estos recientes sentimientos que quizás solo se trataban de un flechazo cualquiera, esos que duran dos días. Pero ya había pasado más de dos días y no evitaba pensar en él todas las noches.

Sobre todo, pensar en que no le había confesado mi homosexualidad. Había discutido varias como tío por ello, Chaerlin estuvo de acuerdo en que debería decirle también. Sentía una burbuja en mi pecho que no me dejaba respirar con tranquilidad como si estuviera presionándome a hablar. Era como una piedra en mi zapato, no me dejaba caminar tranquilo. Un juego del sí y el no. Una decisión. Sí el decidía aceptarme tal cual yo era, entonces seguiríamos siendo amigos; sí no decidía aceptarme, todo entre nosotros había terminado. No habría más Jimin en mi vida. Y hoy era el día de saberlo porque estaba cansado de seguir ocultándole y pretender alguien quien no era.

Cerré el grifo y tiempo después salí del baño envuelto en mi bata con mi cabello largo y mojado recorrido en una toalla. Ni siquiera me importó si hacía frío o no, si las ventanas estaban abiertas o si las luces estaban encendidas; caminé directo al teléfono y levanté el tubo, moviendo mi dedo índice en el disco con rápidez. No obsté en sentarme. Mordí mi labio inferior cuando los tonos comenzaron a escucharse. Temblé, estaba loco. Estaba actuando por mis impulsos otra vez y lo haría mal.

—¿Hola? —él preguntó de inmediato.

—Emm, soy yo—solté una risita nerviosa.

Oh, ¡Jungkook! ¿Cómo esta?

Negué con mi cabeza.

—Bien, ¿Usted?

Bien, recién vengo del supermercado. Me sorprendió que estuviéramos hablando un sábado por la tarde—rio.

—A mí también me sorprende, yo...—¿realmente me iba a tirar a la piscina con ropa de invierno? ¿lo haría sin gorrito de cumpleaños? —¿Está ocupado ahora? Necesito hablar unas cosas con usted.

Vaya, me está poniendo nervioso Jungkook—carcajeó. Escuché el sonido de una silla corriéndose y supuse que había tomado asiento. Tragué saliva. Mi pulso se aceleró y mi corazón latió tan fuerte en mi pecho, que pensaba que me había bajado la presión. Quizás si lo hizo, porque me sentí mareado y perdí la estabilidad en mis piernas. Me afirmé al mueble cuando escuché a Jimin decirme que había sacado a pasear a su perro al parque y que volvió a casa todo embarrado, que le dijera lo que tenía para decirle y que después se bañaría.

Signum • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora