Signum • Jikook

Capitulum XXIII

Cuando llegué al bar citado, tomé paso entre las personas y busqué a Baehyun entre las mesas alejadas al fondo que tanto dijo que estaría. No tardé mucho, allí estaba bebiendo gustoso desde su vaso. Me acerqué y se levantó a saludarme tendiéndome la mano. Más decidido que nunca, le sonreí.

Todo iba a estar bien a partir de ahora y lo sabía, yo definitivamente iba a salir de este agujero gigante acumulado de amores no correspondido.

—¿Quiere una bebida?—me preguntó cuando tomé asiento en frente suyo.

Negué rápidamente.

—No gusto, muchas gracias—hice un gesto amigable y luego descansé mis sudadas manos sobre la mesa, suspirando y moviendo mis dedos—. De hecho, no puedo quedarme mucho tiempo. No le he dicho a mi tío que salía y cuando regrese de su estudio si no me encuentra se preocupará, ¿podría ser breve con lo que quiere decirme? Por favor y disculpe las molestias.

—No, claro. No molesta, así que seré breve con esto-me sonrió, acercando la silla hasta la mesa y descansando sus codos allí—. Yo sé de su historia.

Levanté una ceja.

—¿Historia? —pregunté, si bien sabía que yo era homosexual pero no sabía a que refería con eso.

El soltó una risita amistosa y ladeó su cabeza.

—Cheolsoo y Kaerlin me contaron que usted defendió a Cheolsoo cuando el tipo, Kim Ibael, lo atacó hace unos meses atrás.

—Así es—confirmé jugando con mis dedos sobre la mesa.

Kim Ibael, ahora sabía el apellido del tipo que me había golpeado.

—También sé que después lo apuñaló y que usted fue a hacer la denuncia, pero el comisario le dijo que no podía hacer nada. Con ayuda de su tío, intentaron buscar a Ibael ya que no contaban con su información, pero los policías nunca lo buscaron y cancelaron el caso dando por inválida a su denuncia—tristemente, asentí—. Porque no lo tomaron en serio ya que es homosexual y no tiene voz ni voto, no tiene derecho, por eso cancelaron su denuncia. Jungkook, míreme—Baehyun llevó sus dos manos a su pecho y yo tragué saliva, nervioso—, usted y miles de personas como nosotros tenemos muchísimas cosas que contar. Estamos hartos y hartas que no nos respeten, que nos miren como una enfermedad, que nos golpeen por querer a una persona del mismo sexo y que nos maten por ello. Queremos poner fin a esto de una buena vez por todas. Sé que será difícil cambiar la mentalidad de la gente que quedó en el siglo pasado pero lo mínimo que pedimos es que dejen de discriminarnos por nuestra orientación sexual e identidad de género. Reclamamos una ley que nos proteja y también pedimos que se hable sobre la prevención del VIH porque si que la hay, ¡y el gobierno la esconde!—furioso, se puso de pie—¡Porque total los que se mueren somos nosotros! ¡No les importa! ¡Para ellos es todo tabú! ¡Todas esas personas que están sentados en el senado son unos corruptos y la mayoría son hombres misóginos!—cansado, volvió a tomar asiento—, porque para ellos las mujeres solo son un objeto el cual pueden sexualizar todo el tiempo y tampoco tienen decisiones sobre ellas mismas. Ellas también están cansadas, Jungkook—me miró, triste.

—Entiendo todo lo que dice, Baehyun. Desde que supe mi orientación el único pensamiento que tengo es hacer justicia por mis derechos y por todas las personas que murieron a causa de manos homofóbicas, como el gobierno, la iglesia y la gente que es títere de la prensa—dije serio y frunciendo mis cejas—. A mí me pegaban en la escuela porque "miraba mucho a los nenes" y luego llegaba a casa, mi padre me golpeaba hasta mandarme al hospital poniendo de escusa que me caía, o el me ahogaba en agua fría y me hacía lavar la boca con jabón cada vez que decía que me gustaban los niños; me echaron de casa cuando tenía solo once años—mis ojos comenzaron a aguarse—, yo no sabía porque el me golpeaba y porque me decía que tenía que irme, no sabía. Y así como yo, hay más personas que sufren lo mismo y cosas peores, Baehyun. Siempre he estado cansado de este sistema, pero solo no puedo hacer nada más que sentarme en mi habitación y mirar por la ventana como el mundo avanza sin despreocupación—negué con mi cabeza—, ¿sabe como sufrí cuando me enteré sobre el VIH y de todas las cosas que nos acusaban? Degenerados, pedófilos, demonios, satanás, plagas y hasta ¡extraterrestres!