Capitulum XXXI

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—Están todas las líneas repletas, el primer vuelo de la última compañía que conseguí es de aquí a dos meses—rodeé los ojos mientras soltaba un suspiro y cerraba la puerta detrás de mí.

Desde la cocina, mi tío apareció con un plato repleto de deliciosas galletas con membrillo y las dejó sobre la mesa, invitándome a sentarme y comer de ellas.

—¿Lo sacaste igual?—me preguntó sentándose y degustando del alimento. Imité su acto, un poco cansado y sacándome el bolso de mis hombros, poniéndolo en la silla a mi lado.

—Y sí, quedaban pocos asientos. Si no lo hacía ahora, el próximo seguramente sería en tres o cuatro meses. Por cierto, las galletas le salieron deliciosas.

Mi tío sonrió.

—Gracias. Debido al cambio político y la caída de la economía, la gente emigra a otros países donde ven mayores esperanzas y oportunidades para ellos, como lo estás por hacer tú. Corea es un desastre, dentro de poco seguro iniciará una nueva guerra con los del norte. Este país no tiene futuro—negó con la cabeza—, las ciudades están destruidas, lo supermercados apenas tienen mercadería y las personas lloran frente a la casa del gobierno por un cambio justo. No sé dónde la población coreana irá a parar. El nivel de pobreza creció muchísimo, es lamentable...

—¿Usted no tiene pensado emigrar, tío? —le pregunté de inmediato.

Triste, negó.

—No puedo abandonar a mis alumnos, ellos realmente me necesitan y mi esposa no quiere hacerlo, solo me queda prosperar para sacar a mi familia hacía adelante mientras el país se derrumba de a poquito.

—Y sé que lo hará—solté con la boca llena.

—En fin, te llamé para que vengas ahora, aparte de probar mis galletas, para contarte una noticia increíble—sonrió. Levanté una ceja y limpié las migajas que yacían en las comisuras de mis labios.

—¿Otro hijo? ¿No es suficiente con la pequeña? Vaya tío, que usted no pierde los años.

—¡Por supuesto que no es eso!—chistó su lengua y yo me reí a carcajadas— . Escucha, Jungkook... ¿Ya tienes tu pasaporte y todo listo?—extrañado, asentí—, porque creo que hay una manera para que puedas ir a Europa en menos de un mes.

Tras escuchar eso, mis ojos brillaron de emoción. Parecía que las esperanzas de viajar rápido eran demasiado fuertes. Desde que comencé a tener conciencia sobre mi mismo y sobre lo que era, siempre he querido salir de mi país. Corea no era seguro para una persona como yo. Realmente no lo era.

—¿Y cuál es?

Tenía ese rayo de luz de que mi tío sacara del bolsillo de su chaqueta un pasaje de avión para dentro de unos días, que casi chillé de la emoción cuando metió su mano en este y sacó un sobre. Bueno, no era lo que esperaba.

—Has sido invitado a participar de la vigésima muestra de pinturas elegantes de la ciudad de Seúl. Jungkook, debes pintar el cuadro perfecto.

—¿Cu-cuadro perfecto?—pregunté, atónito.

El de cabellos largos, sacó una pequeña tarjeta dentro del sobre y me la tendió.

—Sí. Hay más de cincuenta pintores de todo corea invitados a colocar sus cuadros en la muestra, el ganador tendrá la oportunidad de viajar a Francia y participar de la muestra mundial que se celebrará en abril. ¡¿No es grandioso?! Hijo, de los miles de pintores que hay, tu fuiste uno de esos elegidos y eso es increíble, han notado tu talento. Yo sabía que esto sucedería en algún momento.

Todavía seguía paralizado por todo lo que mi pariente me estaba diciendo. Parecía un sueño, incluso. Pero mi nombre en la tarjeta de invitación, trazado en una caligrafía bastante elegante y lúcida, lo hacía real. A partir de que decidí convertirme en un artista, nunca pensé que tuviera la oportunidad de presentar algunos de mis trabajos en un museo, como mí tío a menudo solía hacerlo. Siempre pensé que luego de recibirme, haría bocetos desde mi casa o enseñaría en la universidad o preparatoria. No esto.

Signum • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora