Epilogus

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4 de diciembre de 2002. Barcelona, España.

Jeon Jungkook (42)

Mi vista se afloja en los colores del cielo en un atardecer lleno de vida y luz. Lo más seguro es que mis manos piquen por sujetar el pincel y dibujar lo que al frente de mis ojos, se presenta. Pero por más que los colores en el cielo cuyos tonos violáceos y rosados exploten como si fuegos artificiales fueran, yo no puedo pintarlos. Y no sé desde hace cuantos meses que no pinto, y pienso un poco que mi mente comienza a borrar los recuerdos más importantes que viví en los años de mi juventud y que recordarlos, es un solo dolor de migrañas. Y acostado en esta cama caliente todos los días sin poder pintar y hacer nada, imagino como mis dedos tocan las nubes y como vuelo a sus costados, perdiéndome entre la neblina opaca y la tormenta que se avecina.

No queda remedio cuando la vida acaba, ni mucho menos cuando otra empieza. Pero de lo que si estoy seguro, es que conté mi vida siendo un joven durante los capítulos pasados y me desahogué en las letras, contándole a ustedes el mal que comienza y el bien que termina.

Sin embargo, me temo a decirles que todavía hay cosas que no conté, como por ejemplo cuando mi corazón latió tanto de amor que al hospital me tuvieron que llevar. Pero no me quejo, siento que he vivido mucho y que mi vida está completa ahora. Así que, en una mejora, regresé a mi casa y miré los siguientes atardeceres a la vez que mis manos dolían por pintar.

Y me hubiera gustado un poco, pintar un último cuadro. Pero creía que era suficiente con los centenares que hice. Tampoco quiero presumir mucho, pero me dieron varios premios por mis obras y estoy orgulloso de ello. La más apremiada fue signum, como el título de esta historia que seguramente, la leerán cuando yo ya no esté aquí. Tampoco me hago el mal, yo estaba en mi casa donde viví mis últimos años junto a la persona que más amo con toda mi alma, mi compañero y fiel amor, mi querido ángel.

Estoy feliz por eso. Feliz de saber que conseguí mis objetivos y los cumplí a todos.

Y ahora que él final se acerca y me enfrento al último telón, mis amigos, se los diré claramente; hablaré de mi caso del cual estoy seguro que saben, como que he vivido una vida plena y como que he viajado por cada uno de los caminos. Y más, mucho más que eso, los hice a mi manera.

Arrepentimientos, he tenido pocos. Pero igualmente, muy poco para mencionarlos. Hice lo que tenía que hacer y los hice sin exenciones. Planeé cada movimiento trazado, cada paso cuidadosamente a lo largo de mi camino.

Y sí, hubo momentos en los que estoy seguro donde sabías que mordí más de lo que podía masticar. Pero a través de eso, cuando hubo incertidumbre, me lo tragué todo y lo escupí. Enfrenté todo y siempre con la cabeza en alto.

He amado, he reído y he llorado. Tuve mis experiencias, me tocó perder y ahora que las lágrimas ceden, lo encuentro tan divertido. Pensar que hice todo eso y podría decir, no de una manera tímida, ¿qué es un hombre que ha convertido si no es así mismo? Porque no tiene nada si no es así, decir las cosas que realmente siente y no las palabras de alguien que se arrodilla. Mi historia muestra que asumí los golpes y que los hice a mi manera.

Y por todo eso, soy orgullo de lo que me convertí.

—Estás temblando, cariño — escucho de repente y giro un poco mi cabeza, para mirar a un sonriente Jimin acostado a mi lado. Es increíble como él sigue igual a como lo conocí — ¿En qué piensas?

Niego un poco.

—Le he estado contando mi historia al atardecer.

—¿De nuevo? — asiento y cierro los ojos cuando él besa mi frente y me hace sentir amado —. ¿Y has terminado?

Signum • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora